Sol y luna [Shadowpeach week]

Futuro

Día 5: Futuro.
【Un par de jóvenes monos piensan sobre su futuro juntos un breve momento.
Pero uno muestra más inquietud que el otro】

_________________________________________

Rara vez se daba la oportunidad de poder pasar la noche con el rey, recostados en la hierva, mirando el cielo tranquilos.

Liu Er Mihou sabe que Wukong estará en el cielo en un sólo salto en cualquier momento pero, le pidió pasar un poco de tiempo con él; el rey no se negó al sentir que tenía muy abandonado a sus súbditos, no le haría mal relajarse un poco.

—¿Tardaras yendo al cielo?

—No lo sé, estoy seguro de que sabrán apreciar el potencial en mí.

—Entonces es un sí —dijo con un poco de decepción.

—¿Por qué tan seguro?

—Eres el atractivo rey de los monos, cualquiera que te vea por más de un minuto en acción sabrá que eres una verdadera joya... Y no dudarán en tenerte con ellos, eres genial, glorioso.

Mihou se dió el placer de dejar los honoríficos y mostrarse más cercano al mono de piedra, siguiendo con su discurso de apreciación lleno de cumplidos al rey, quién gustoso acepto todas esas palabras con una suave sonrisa.

—Tal vez puede que tarde en volver pero, podré venir a verlos y platicar contigo, amigo, así que no caigas en la preocupación e incertidumbre, de alguna u otra manera siempre estaré aquí.

—¿Siempre? ¿A mi lado? —dijo, con un pequeño quiebre.

—Siempre.

El rey se sintió extraño al dejar salir esa palabra en automático, se sentía como una extraña despedida.

Wukong miro el cielo con más atención, nada saldra mal ahí arriba, nada por lo cual su amigo se tenga que preocupar.

—¿Te puedo abrazar? —su voz lo traicionó, sonando intranquilo.

Wukong le dirigió una mirada extrañado, levantando una ceja al intentar comprender porque tan repentino cambio de voz.

—Olvídalo, perdón, su alteza —dijo, arrepentido, al no recibir respuesta.

El mono suspiro, acercándose al cohibido mono azabache para envolver sus brazos en el cuerpo del más pequeño, percibiendo un aroma dulzón de mangos frescos, envolviendo sus sentidos poco a poco, Liu Er se quedó quieto, tenso ante la acción.

—Querías un abrazo, ¿Podrías devolverme el gesto?

Mihou se volteo de inmediato y se acurrucó en el pecho del rey, se preguntaba si eso sería muy atrevido de su parte, pasando sus brazos por la cintura de Wukong y posando sus manos en la espalda de la realeza, un olor fresco a infinidad de frutas y zumos conquistó sus pulmones, cerrando sus ojos para disfrutarlo. Sintió las manos del rey moverse, su cabeza fue empujada desde la nunca, eliminado el espacio entre su cara con el pecho de su contrario, moviendo un poco su cabeza, sus oídos quedaron pegados al pectoral de Wukong, tragando saliva al escuchar el bombeo del corazón.

Liu Er Mihou aprendía de a poco que trataban de decir sus latidos pero, ese palpitar era nuevo.

El brazo en su cintura también se movió, pegando más su cuerpo al contrario, la tención en su cuerpo desapareció cuando su melena fue acariciada y ambas colas, disimuladamente se rozaron.

El macaco estaba desesperado, no quería que el rey se fuera, reflejando ese sentir al tirar de la vestimenta del mono, restregando sus orejas y mejillas.

Tan inquieto por el futuro, tan inquieto por sentir que no estará con él.

No le queda más remedio que prolongar el abrazo y soñar que aquel momento durará la eternidad.

...

Macaque despierta abrazando el montón de mantas cuando los rayos del sol calientan su piel, gruñendo lastimero y enterrando su cara en las mantas.

Imaginando que el rey de esos tiempos estaba abrazándolo.

No cabe duda de que Wukong quedó como un payaso después de eso, pero, ahora daba igual.

Él no cumplió nada. Y honestamente ninguno lo hizo.

Era amargo, si Macaque no se hubiera cegado tanto tal vez dolería menos. En esos momentos no se sentía de la mejor manera.

Intento engañar a su nuevo estudiante, casi funciona pero, ahora está ahí, en su escondite, procesando que ahora Sun Wukong tiene un alumno.

¿Cómo era posible que alguien tan idiota como él tuviera a su cuidado a un mortal? Porque para empezar ¿Por qué un mortal?

La sombra chasqueo la lengua, pensado en como Wukong cubrió al niño de su explosión. Cómo lo protegía.

Se sentía enfermo.

Tal vez su yo del pasado estaría devastado, con un vacío en el pecho al enterarse de quién terminaría con su primera vida, después puede que desesperado al volver a la vida sólo para huir de alguien con la que definitivamente no quiere involucrarse y para terminar, volverse a encontrar con su rey y pelear.

Puede que extrañé más de lo debido a lo que solía ser el Rey mono con él, antes de ir al cielo.

O tal vez empieza a creer que debería seguir muerto.

Empieza a desear no haberse acercarse al rey.

Siente que es un error estar vivo.

...

La sombra entra a su dojo, suspirando para dirigirse a su cama, intentado borrar ese estúpida sonrisa de su rostro por el dibujo de MK, sabe que es estúpido emocionarse porque un mortal lo dibujo cerca del Rey mono.

Sabía que todo lo relacionado a ellos le afectaba con una intensidad casi ridícula, el picor en sus ojos era señal de ello, parpadeando en bucle para sentarse en el suelo y seguir viendo ese dibujo con la palabra "redención".

Ya no se trata de su relación con Sun Wukong, se trata de él.

—¿Así se sintió? —preguntó al viento.

Macaque no supo cómo llamar lo que sentía, el pensamiento de pertenecer a esa pandilla le acarició el corazón de la manera más tortuosa posible, encantado por la idea de alguna manera.

Como un idiota, más cómo un loco, llevo ese dibujo a su pecho y lo abrazo, su respiración decayó y la lágrima se derramó, eliminado su glamour, exponiendo su cicatriz y sus seis orejas, balanceado un poco los brazos, soltando una risa infantil.

Nadie sabría que le emociona la idea de tener una redención que lleve a una posible reconciliación.

Esperanzado en que el futuro no lo trate tan mal está vez.

N/A:

Alguien debe darle un abrazo a Macaque.