Sol y luna [Shadowpeach week]

Universo Alternativo

Día 7: Universo Alternativo.

【Visitas rápidas que alivian tu soledad】

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El Rey mono lo observaba con incredulidad, sus párpados parecía las alas de una mariposa al no poder creer lo que sus ojos miraban, tal vez era un truco de su cabeza por llevar tiempo debajo de esa roca.

—¿Qué te hicieron? —el mono de seis orejas se arrodilló en la tierra, gateando hacia su rey —entonces no nos abandonaste, sólo no tienes forma de volver —una mueca triste se poso en su rostro —¿Cómo terminó aquí, su alteza?

—¡Vamos Liu Er! Deja la formalidad y platicamos, ¿Cómo estan lo demás? —Wukong evadió las preguntas, esperando que Mihou respondiera las suyas.

—... Estamos bien pero, ¿Qué te sucedió? —los gestos del macaco se volvieron hostiles —¿Qué clase de idiota pensó que podría-

—Eso no tiene importancia... Me lo merezco —admitió con amargura.

—¿¡Qué!? ¡Pero!... ¡No! —la luna se movió exaltado, sus manos se movían con brusquedad, aclarando su garganta —¿Por qué dices eso? Nadie debería de estar debajo de una roca.

—Es por lo qué hice... —Wukong frunció el ceño —¿No lo sabes?

Macaque negó —.Pero no puede ser tan grave —respondió con firmeza.

Sun Wukong desvió la mirada avergonzado, sus mejillas no tardaron en teñirse de un rojo caliente que delataba su bochorno, Mihou trago saliva y se apresuró a calmar a su ruidoso corazón.

—¿Tienes un poco de tiempo para mí?

—Siempre lo tendré, mi rey —Liu Er se recostó en la tierra, sintiendo el frío en su estómago y muslos —, mis odios siempre serán suyos.

Wukong parpadeo e infló sus mejillas, soltando un bufido agónico con una risita nerviosa.

—Bien, ¿Por dónde empiezo?..

[...]

Bueno, puede que Mihou ya no piense mucho en la gravedad del asunto, aunque claramente no es algo que cualquiera pueda hacer sin recibir un castigo, de cualquier manera, Liu Er estaba tranquilo por la suerte sorprendente de su rey, hurtar ya era un crimen digno de muerte, al menos Wukong está debajo de una piedra.

No es tan malo ¿Verdad?

—¿Cuánto tiempo llevas aquí?

—Amm... No lo sé —dijo con simpleza —¿Cuánto tiempo llevas buscándome?

El macaco fingió una tos, cubriendo su rostro con su antebrazo, nunca admitiría la cantidad de lustros que le dedico a la búsqueda de su rey.

—Tampoco lo sé pero no debe ser mucho —respondió con aparente indiferencia.

—Oh...

«¿Oh?»

Macaque levanto una ceja con duda, mirando de reojo la mirada afligida del mono de oro. Un latido que conoce se repitió bastante.