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La siguiente semana había llegado al fin más rápido de lo que pensaba y terminé con bastante rapidez mis labores ese día.
—¿Pasa algo Wanda? —Me pregunto la enfermera de mediana edad—
—Nada en realidad, solo tenía una duda —Sonreí algo avergonzada—
—Claro, espero poder ayudarte —Pensé un momento en cómo decirlo——¿Nathaniel tiene una hermana? —Establecí mí pregunta y la mayor pareció pensarlo—
—¿Nathaniel Romanoff? ¿El niño que siempre pregunta por tí? —Asenti dándole la razón——Tendría que revisar expediente pero me parece que sí, tiene una hermana mayor—Me sorprendí de su respuesta
Le agradecí y fuí a ver al niño que no tardé mucho en encontrar.
—Nate —Le sonreí notando al pequeño sonreí un poco débil—
—Hola Wandita —Me miro con los ojos brillantes y cansados—
—¿Te sientes bien? —Le pregunté algo preocupada——Los doctores dicen que es normal que me cansé y me recuperaré pronto —Explico el menor—
Le dí una leve caricia sobre su gorro rojo y le sonreí intentando animarlo.
—Nate, ¿Tienes una hermana? —El niño ladeó la cabeza y afirmó con la cabeza
—Nati, es mi hermana —Al mencionar su nombre los ojos del menor parecieron iluminarse—
—¿Y dónde está? —Pregunte con el mayor tacto posible——En otro lugar, no puede venir a verme siempre, solo a veces aunque la regañan —Explicó jugando con un oso de peluche entre sus manos—
Mi respiración pareció dificultarse en el momento en el que el niño dijo esas palabras.
Tenía demasiadas cosas e ideas en la cabeza ¿Era por Nathaniel que su hermana no podía verlo? ¿O era por ella? No podía entenderlo.
La semana siguiente todo pasó como de costumbre, esta vez el área eran personas con leucemia según lo que la enfermera me había dicho.
Al cruzar la puerta de cristal que parecía aislar a esos pacientes un frío recorrió mi espalda tan pronto entré.Pasé por alguna de las habitaciones, únicamente teniendo acceso al área que era separada por cristales, hasta que llegué a una de las habitaciones más alejadas.
Tan pronto pasé por la puerta y la ví ahí mí estómago pareció revolverse, el cristal separaba la cama y algunas máquinas a su lado, además del baño.
Todo estaba pintado de blanco, Natasha estaba sentada en la cama pero no parecía ser la misma persona que había visto hace tan solo dos semanas pues su piel se había puesto pálida y sus ojos se veían más cansados que antes.
—¿Wanda? —Su voz no había cambiado pero su expresión denotaba cansancio
—Natasha —Dije mirándola sintiendo un punzón en mí pecho—¿Que haces aquí? Pensé que solo leias cuentos para los niños y esas cosas —Preguntó mirándome desde la cama—
—En realidad, hago otras cosas para ayudar con pacientes difíciles —Explique sentadome frente al cristal——No creo que puedas ayudarme entonces —Me miró directamente—
—¿Me dejarías intentarlo? — Me acerqué al cristal mirándola—Natasha desvió la mirada, en eso noté que frente a mí había una carpeta con algunas hojas.
La abrí un poco leyendo solo las primeras líneas.
"Natasha Romanoff, 19 años, leucemia linfocítica aguda."
Fue lo que apenas pude leer en esas hojas, la pelirroja miraba al piso mientras el monitor conectado para medir su ritmo cardíaco marcaba latidos más lentos.
—¿Te irás ahora? —Me dijo en un tono suave—
—Creo que podría quedarmeAlgo había cambiado, no sabía si en mí forma de ver las cosas pero ella me parecía tan diferente, sus ojos eran brillantes y dulces apesar del evidente cansancio que emanaban.
Las horas habían pasado de forma más rápida, Natasha era calmada pero ingeniosa y divertida a su manera, simplemente estar con ella apesar de la barrera que nos separaba me hacía sentir de otra forma.
Dos semanas más pasaron, para Natasha y para mí se había vuelto una costumbre que yo fuera a verla después de mis labores en el hospital.
—Por cierto, Nate dibujo esto para tí —Dije mostrándole el dibujo a través del vidrio—
—Es muy lindo, quiero ir a verlo —Su voz parecía haber decaído—Me acerqué al cristal posando mi mano en el, Natasha se acercó también poniendo su mano temblando levemente a la misma altura que la mía.
No podía sentir su mano sobre la mía ni su temperatura pero era como si en verdad estuviéramos tan cerca pero no parecía ser lo suficiente.La semana siguiente había llegado pero algo había cambiado.
Al llegar a la habitación donde veía a Natasha estaba vacía, no había nadie ahí, sentí mis latidos ir cada vez más rápido.
—Oh, ¿Que hace aquí señorita? —Una doctora ya adulta entro a la habitación
—Vine a ver a Natasha Romanoff —Explique con mí voz levemente temblorosa—Oh, creo que está en terapia intensiva me parece tuvo una crisis — Sentí mis piernas cada vez más débiles y mi respiración agitarse
Sentía que podría pasar de nuevo, los recuerdos invadian mi mente como flashes sin querer detenerse, de mí hermano, de Nathaniel, de Natasha.
"Siempre fuimos y seremos el momento equivocado de la otra." —NR
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White Blood |Wandanat|
FanficEl dolor físico no fue nada comparado con el dolor de mi pecho al sentir como mi vista se nublaba, alejándome de lo que más amaba, de tí y una vez más te tenía que dejar ir... Teníamos que dejarnos ir.