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Los días era tortuosos de lo lento que parecían pasar, ya habían pasado dos semanas y era rutina para mí pasar por la habitación de Natasha y preguntar por ella a la enfermera únicamente recibiendo la misma respuesta día tras día.
Ella aún no era trasladada de nuevo a su habitación, sentía que la culpa y el miedo lentamente me estaba carcomiendo.
—¡Wandita! Tengo noticias de tu chica —
Ignore el hecho de la forma en la que la mujer había llamado a Natasha y la miré
—¿Qué pasó? —Esperaba que lo que fuera a decir no sea una noticia mala—
—Ella ya está estable, hace dos días, solo que la cambiaron de habitación de hecho dejaron que su hermano fuera a verla —No perdí tiempo y pedí autorización para que me dejaran ir a verla, cuando al fin lo logré ví por la puerta que está nueva habitación no tenía una separación ni estaba aislada totalmente, el pequeño Nathaniel estaba sentado en una silla frente a Natasha pero aún así alejado, estaba como la había visto las últimas veces, con algunos cables conectandola a unas máquinas de monitoreo.
—¡Te extrañaba Nati! —Sonrei al escuchar el dulce tono de voz del pequeño
De pronto mi mente empezó a divagar sin darme cuenta.
—¡Debes tener cuidado Wandis! —La voz de Pietro vino a mi cabeza
Me había lastimado la rodilla y el me había puesto una bandita color rojo con dibujos de fresas para que no me pusiera triste.
—Wanda —Me había perdido en mi cabeza tanto tiempo que Nathaniel solo pudo darle un rápido abrazo a su hermana e irse
—Natasha —La miré y me acerque a ella con una leve sonrisaMantuve la distancia necesaria para no tener problemas esa vez.
—Me preocupe mucho ¿Cómo te sientes? —Le pregunté notando cómo sus latidos subían de velocidad levemente en el momento que la mire a los ojos
Sus ojos habían perdido de forma leve su brillo o eso parecía, sus ojeras estaban un poco más marcadas y aunque me era doloroso verla así no podía mostrarlo, sabía que no le haría bien.
—Estoy... Bueno aún estoy viva eso debe ser un avance —El tono bromista me pareció poco necesario solo la mire ladeando levemente la cabeza con seriedad
—Lamento que después de haberme acercado tanto hayas empeorado — confesé con rapidez y cerré con fuerza los ojos—¿Crees que fue eso? Para nada Wandita incluso mi estado de ánimo mejoró mucho desde que te tengo cerca, me gustaría que pudiéramos estarlo más seguido, en realidad me puse grave por la misma leucemia —Sus palabras fueron de una forma tan cálida
La pelirroja me miraba de una manera tan dulce que se sentía como un abrazo al corazón, aunque esa fuera la única forma en la que podíamos abrazarnos por así decirlo.
Hablar de esa forma con Natasha me había ayudado mucho, sentía que al menos una carga se había ido.
Pasaron algunos días y empezamos a reiniciar la rutina, a veces iba a ver a Natasha y cuando no podía de alguna manera lograba enviarme notas con alguien, en total recibí dos.
"Sería bueno que cuando vengas traigas esas galletas de chocolate de las que hablamos, parece que hace siglos no las pruebo.
Te quiere: Natasha"
"Ya te extraño espero pases por aquí pronto, por cierto, los doctores dicen que estoy mejorando ¿Me regalarás algo por ello?"
Te ama: Natasha"
Ya era viernes, decidí hacer mi rutina y pasar un rato con la pelirroja para irme más tranquila después de verla.
—Wandis, pensé que no vendrías hasta el lunes —Me sonrió mientras se sentaba en la cama—
—Para nada, quería venir a verte, Nate me dió esto para que te lo diera —Le mostré un dibujo que el niño había hechoEra Natasha, el y yo en un paisaje dibujado de forma tierna e infantil.
—Ese niño, es muy lindo —Los ojos de la pelirroja brillaron de forma dulce
Natasha palmeo alado de la cama para que me sentará junto a ella, dude mucho en si hacerlo pero no pude negarme al final.
Me senté junto a ella, mirando su lindo perfil, la tenue luz que apenas y entraba por la ventana a la habitación iluminando sus ojos temblorosos vagaban por el lugar como meditando la situación.
—Wanda ¿Puedo pedirte algo? —Me preguntó con un hilo de voz—
Asentí con la cabeza mirándola con algo de curiosidad.
—Cuida mucho de Nate, no lo dejes solo —Dijo la pelirroja jugando con sus manos
—Lo haré te lo prometo, aunque estoy segura de que podrás hacerlo tú misma —Acaricié su mano levementeNatasha se acercó un poco más, su piel era delgada y se sentía hasta cierto punto frágil. Me podía llegar a asustar lastimarla con un simple toque.
Ver sus ojos tan de cerca me había transmitido una gran calma, ella me miró un momento llegaba a parecer que ambas estábamos pensando lo mismo pero ninguna se atrevía.
Hasta que la barrera que habíamos creado inconsientemente se rompió finalmente, sus labios y los míos se juntaron de una forma calmada pero haciéndonos compartir todo lo que sentíamos.
La máquina que monitoreaba los latidos empezaba a ir más rápido de una forma ansiosa, escuchar la respiración agitada de Natasha rompió la especie de burbuja en la que estaba, bip..bip..bip.
—¿Natasha? —Noté como la pelirroja tocaba su pecho como si intentará detener las pulsaciones en este.
—Wanda... Yo... Lo siento —Soltó un último aliento para cerrar los ojos con fuerza—Unas alarmas empezaron a sonar y los doctores entraron con rapidez.
—¡Codigo azul, tenemos código azul! —Escuche con dificultad—
—¡Natasha! —Tome por última vez su manoUno de los doctores pareció jalarme o eso creí pues sentí que alguien me alejaba de su lado.
—Esta... Bien —Escuche la voz de Natasha en un susurro—
"No sabía que esa sería la última vez que escucharía su voz." —WM
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White Blood |Wandanat|
Fiksi PenggemarEl dolor físico no fue nada comparado con el dolor de mi pecho al sentir como mi vista se nublaba, alejándome de lo que más amaba, de tí y una vez más te tenía que dejar ir... Teníamos que dejarnos ir.