Capítulo 4.- Jimmy...

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Eleanor

No ha pasado ni un solo día y siento que ha pasado una eternidad.

He hecho cosas inexplicables estas últimas 12 horas. He volado, comencé sudar morado (Si, morado) y por esto me tuve que ir de gimnasia. Me estaban matando ahí; trotar y eso, no es lo mío.

Luego de esto Albert dijo que era mejor que por hoy me quedara en mi habitación. Habitación que esta hecha un desastre por las cosas que salen de mis manos y mi mente. Suena un poco extraño pero cuando pienso en mover algo o en que aparezca comida, lo hace.

— El... -entró Jimmy diciendo—. ¿Porqué no fuiste a cla...? ¿¡Qué le pasó a tu habitación!?

— Eh, Jimmy — dije tapándome hasta el cuello—. ¿Qué te he dicho de la privacidad? Además estoy un poco enferma así que no deberías haber venido

— Vine porque soy el mejor amigo del mundo que vino a ver a su mejor amiga del mundo —respondió con una sonrisa ignorando mi pregunta—. Agradece, mujer.

— Gracias... Creo... — rodé los ojos. Que engreído es—. Ahora, ¿Te puedes ir? Necesito tiempo libre.

-¿De mí? No lo creo.

Que Engreído

Al final me terminé resignando a su presencia. Al ver que no me iba a mover de donde estaba se aburriría e iría. Mi teoría fue muy poco acertada.

Ya han pasado como 2 o 3 horas y el muy gil todavía no se va. Ha revisado toda mi pieza solo por aburrimiento y hasta se ofreció a cuidarme para quedarse.

— Muy bien Jimmy. Escúpelo.

— ¿Escupir...Qué?

— Lo que te tiene incómodo o preocupado en este momento. Tu normalmente cuando estoy enferma te aburres y vas. Ahora estoy pensando que soy una excusa para escapar de algo.

Dudó un poco antes de contestar

— Nop. Nada. Solo soy un muy buen amigo... ¿Quieres algo más? ¿Jugo? ¿Agua? ¿Una aspi...?

—Jim. —Lo interrumpí—Puedes contarme.

Justo antes de que se diera vuelta alcancé a ver sus ojos brillar un poco.

– Es solo que... -Respiró hondo—. Escuché... — Su voz se quebró un poco. Casi imperceptiblemente—. Escuché que... Te ibas a ir de aquí. Por... mucho tiempo.

Mis ojos se abrieron un poco. No podía demostrar que estaba diciendo la verdad. Le rompería el corazón.

Respiré hondo también, me senté a su lado y le tomé una mano

—Jimmy, te tengo que contar algo...

ΩΩΩ

— ¿¡QUE TÚ QUE!?

— Tranquilo, Albert...

— ¡NADA DE "TRANQUILO ALBERT"! ¡TU MADRE ME ASESINARÁ!

— No si yo se lo explico. Todavía no nos conocemos y cuando me conozca querrá arreglar todo lo malo que hizo. Incluso perdonarme (y a ti) de contarle a Jimmy nuestro pequeño secreto.












The Princess of MagicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora