Capítulo 3

11 6 0
                                    

Ari empezó a hacer la maleta como loca sin saber que meter dentro de ella, no sabía dónde estaba la isla exactamente ni qué tiempo haría allí, Ari había perdido la cuenta de cuántas veces había echo y desechó la maleta .

—Dios que agobio que me llevo!!

—Cariño relájate, sabes mejor te hago yo la maleta.

—Mamá no tengo cinco años puedo hacérmela yo sola.

—Vale vale si insistes..—mi madre se fue y al final acabe metiendo un poco de todo en mi maleta desde jerséis hasta bikinis, estaba acabando de cerrar la maleta cuando picaron a la puerta era mi padre.

—Cielo puedo entrar?

—Claro, que pasa papá?

—Nada solo quería darte un abrazo—dijo, se acercó y me abrazo, me quede estática sin saber que decir, no porque me abrazara sino por el tono de la voz que había utilizado cuando me lo había dicho.

—Papa pasa algo?—pregunté preocupada—

—Claro que no cielo, solo que..—susurro y se quedo mirando a la nada—

—Si pasa algo algo papá.

—Solo que este viaje cambiará tu vida y yo quiero que me sigas queriendo de la misma manera de la que lo has echo hasta ahora..

—Claro porque no lo haría?

—Por nada cielo—se acercó y besó mi frente—

—Espera un momento tú no vienes?

—No puedo ir tengo trabajo aquí.

—Pero-

—Iré a veros cielo—me miro con una mirada llena de amor y pena y se marcho de la habitación, mil cosas empezaron a pasar por mi cabeza pero mi madre apareció y me las despejó.

—Cielo nos vamos, te has despedido de papá?

—Si pero estaba muy raro como triste.

—Normal cariño nos vamos las dos.

—Ya pero no era ese tipo de pena, no se cómo explicarlo...—mi madre suspiró y cambió el tema—

—Coge las maletas que nos vamos al aeropuerto—bajamos las dos junto con nuestras dos pedazo de maletas cuando el taxi se puso en movimiento me giré y vi a mi padre mirando desde una ventana con una mirada de dolor y lástima como si algo malo fuera a pasar, moví mi mano en señal de saludo y el me lanzó un beso para después desparecer, una lagrima traicionera bajo por mi mejilla pero yo la limpié antes de que mi madre la viera, suspiré y me puse recta en el taxi, dándome cuenta de que mi vida acababa de pegar un giro de trescientos sesenta y cinco grados.

The StainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora