Capítulo 4

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Tras unos veinticinco minutos en el taxi llegamos al aeropuerto, nada más entrar por la puerta vi un barullo de gente, maletas y más maletas, personas que llegaban y otras que se marchaban. Mi madre y yo nos dirigimos donde se hacía el check-in de nuestra compañía, concretamente al de nuestro destino Bali, al posicionarme en la cola me sentí un poco fuera de lugar. La mayoría de los viajantes del vuelo llevaban mochilas mientras que mi madre y yo íbamos con maletas, nos miraban como si fuésemos bichos raros cosa que es entendible ya que a este destino se suele ir a caminar y descubrir y no a saber lo que voy a hacer yo allí. Estuvimos durante un largo rato haciendo cola esperando a que nos dieran los billetes con nuestros asientos, cuando llegó nuestro turno la azafata se unió a los demás pasajeros mirándonos como si fuéramos algo sobrenatural, para evitar decir algo empecé a inspeccionar el aeropuerto y ver los destinos hacia donde iban los vuelos de alrededor nuestro, en cuanto mi madre tuvo los billetes nos dirigimos hacia el control de seguridad, me sentía con más libertad y no solo porque ya íbamos a entrar dentro del recinto del aeropuerto sino porque ya no íbamos con las maletas, algo que nos ahorraba muchas miradas y susurros. Sin duda mientras pasábamos el control de seguridad recordé porque no me gustaba viajar en avión, se hace pesadísimo estar tanto tiempo en el aeropuerto porque esta vez nos dirigimos a Bali y el viaje dura dieciséis-dieciocho horas aproximadamente pero vamos que si te vas a un país vecino dura menos el vuelo que toda la facturación del aeropuerto. Tras una interminable espera entramos a la zona de tiendas y restaurantes del aeropuerto, mi madre y yo nos paramos a mirar la pantalla esperando recibir información respecto a nuestro vuelo.

—Mira ahí esta, Bali letra A puerta seis—le señale a mi madre—

--No llevamos equipaje así que podemos ir a tomar algo y así llamamos a tu padre.

--Si por favor necesito un poco de chispa—nos dirigimos a una tienda de revistas y bebidas, mis ojos se abrieron de par en par al ver los precios y mi madre se rió ante mi reacción—

--Estamos en el aeropuerto cariño y eso se paga—después de comprar unas patatas y algo de beber mi madre y yo nos separamos, ella llamó a mi padre y como es su costumbre empezó a caminar por todo el aeropuerto mientras hablaba con él. Mientras tanto yo observaba a los aviones que se iban y a los que venían, estaba a poco menos de una hora de meterme en uno y emprender el que quizás sería el viaje de mi vida, no sabía lo que me iba a encontrar al llegar allí, no conocía a nadie, no sabia ni porque yo tenia que ir, pero lo que si que sabia y tenia claro era de que no me iba a arrepentir de mi decisión.

The StainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora