Capítulo 4

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La oficina de Aizawa la recordaba de manera diferente a como se encuentra ahora: más grande, ordenada y con un olor peculiar a lavanda. El orden y los buenos olores resaltan aquí, excepto por el papeleo regado en la mesa y una que otra taza de café en los estantes.

Fotos enmarcadas de Eri, Abel, Mic Present y yo por las paredes. Si no fuera criada por mis padres, y hubiera sido realmente la hija biológica de Shota, mi vida sería distinta. Totalmente distinta.

Tomo asiento mientras el acomoda el papeleo sobre su escritorio.

-¿Cómo va tu primer semana? - dice con los papeles en mano -

Me encojo de hombros suspirando.

-Nada mal - suelto -

Él solo mueve la cabeza y toma asiento, esta vez viéndome.

-¿Lo verás? - carraspeo y asiento -

-Quiero verlo.

Asiente.

-Yo mismo te llevare hasta su casa, y seré yo quien te recoja - se levanta caminando a uno de los estantes con muchos libros. Eso era típico de Aizawa. El sueño puede faltar, pero los libros jamás. - ¿Queda claro, T/n?

-Como el agua misma - le sonrió y el me devuelve la sonrisa -

-Por razones obvias no quiero que se acrece a la academia o a la residencia- da la vuelta y sigue acomodando los libros - Es riesgoso para ti y riesgoso para todos los que sabemos que estas con un villano.

No digo nada y el continua.

-Héroes y villanos hemos estado en guerra por siglos y siglos - dice - A pesar de que ellos fueron de demasiada ayuda para acabar con Yoshida, es importante mantener un perfil bajo.

-Tranquilo - le digo - Yo me encargare de eso.

(...)

Cuenta la leyenda familiar que a mi madre se le rompió la fuente mientras esperaba su pedido de comida italiana, que incluía un gran plato de pasta con albóndigas a la boloñesa, helado de fresa y una gran ración de pan de ajo del restaurante "Trattoria Trussardi". Un restaurante famoso en el borde de un pueblo llamado Morioh.

La leyenda también cuenta que todavía seguía agarrada al pan cuando dio luz a su hija. Hija que, según mi padre, sería su perdición.

Y vaya que así fue.

Lo enterré en el fondo de una celda, al igual que sus recuerdos en lo profundo de mi mente.

Hace mucho no sé nada de ella. Nunca se encontró nada de ella desde que mi padre fue encerrado.

-¿Algún mal recuerdo? - pregunta Shoto sentado al final de la cama con Kacchan roncando a lo largo de esta -

-No sé por qué, pero últimamente pienso en mi madre.

Me ve serio. Sin expresión alguna. Típico de Todoroki; acaricio el cabello de Kacchan, él suspira y se remueve en su lugar.

-Cuando mi mamá hizo lo de la tetera -comienza a decir- La odie por un momento. Luego, odie a mi padre por todo lo que le hizo y como la dejó.

Asiento escuchándolo.

-Tal vez tu mamá no era la culpable. Tal vez siempre fue tu papá.

-No sé, Shoto - me levanto y acomodo mi maleta - Aunque ella regresara y me pidiera perdón, sería difícil para mí aceptar sus disculpas y fingir que nada de lo que hizo, de lo que le hizo a mi hermano, existió.

Tras mucha más platica, recuerdos y escuchar a Kacchan gruñir por no dejarlo dormir, el timbre del final del día suena.

Me despido de todos tomando mi maleta en mano y salgo de mi habitación.

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