Jódete

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Tomo a su pequeña en brazos sonriendo a sus amigas, sabía que querían detalles pero no se sentía en ánimos de hacerlo, se despidió de ellas viendo como su pequeña dormía plácidamente, acaricio su cabeza comenzando a manejar a casa, su mente parecía desconectada de sí misma, giro levemente la cabeza, ciertamente después de una sección de sexo como la de anoche la hubiera dejado satisfecha y con una sonrisa engreída pero lo único que sentía era una profunda amargura, al llegar a casa, tomo a su pequeña en brazos dejándola en su cama, no le sorprendida que aun siguiera dormida eran las 6 de la mañana.

Bajo tomando un trago de whisky recordando la noche anterior, ciertamente pensó que después de casi 2 años superaría a Alex; vaya sorpresa parecía que no, apretó los labios, miro la casa amplia, nada que ver con el pequeño apartamento de antes y como una máquina del tiempo, recordó cómo la pelirroja la mando a la mierda:

Estaba preocupada por Alex no había regresado anoche de hablar con su padre, sabía que le diría sobre la inseminación artificial; eran adultas y lo habían decidido juntas, ella se había postulado como gerente de un hotel prestigioso mientras Sam seguía con su modesto trabajo de mesera, así como de cantante por las noches, a ambas les había permitido pagar las cuentas así que decidieron dar el siguiente paso, no querían boda, llevaban 3 años juntas lo cual la hacía muy feliz.

Después de discutirlo de manera pacífica se tomó la decisión que lo hiciera Sam, la idea de ser madre le aterraba pero estando con Alex se sentía que al fin tenia un hogar por lo que no le importo y se sometió al proceso, ahora tenia la sorpresa que le daría a la pelirroja: había resultado, nunca creyó tener tanta felicidad en su vida, llevaba 3 meses por lo que había que preparar las cosas, no había podido darse cuenta debido a problemas que tuvieron con personas indeseables de su pasado pero ahora estaba resulto y estaba emocionada por contárselo a su novia.

Miro su reloj notando que ya era muy tarde por lo que decidió ir a la casa de su suegro, sabia que no le haría gracia pero estaba preocupada por Alex, ni las llamadas, ni los mensajes le entraban, llego y toco educadamente; inmediatamente el ama de llaves le abrió mirándola con sorpresa, sonrió intentando ser cortes preguntándole sobre la pelirroja, sintió terror al ver como su sonrisa era borrada para mirarla con pena; corrió inmediatamente al hospital al escuchar que su novia había tenido un accidente al salir de la casa de su padre, le fallaba el aliento pero no le pudo importar menos, quería verla, saber si estaba bien.

- ¿Hospital San Andrés? - Su respiración fallaba, levanto un dedo indicando que la esperara un momento, jalaba aire de manera descontrolada.

- ¿Alex Danvers se encuentra aquí? - Pregunto alzando la cabeza viéndola fijamente, la enfermera la miraba con preocupación, miro la pantalla un momento buscando la información solicitada.

- Sera mejor que te vayas Arias. - Exclamo el hombre no dejando que la mujer hable, la castaña lo miro con el ceño fruncido. - Mi hija me ha informado que no quiere verte así que será mejor que te vayas.

Sintió como si le hubieran dado un golpe volviéndola a dejar sin aire, eso debería ser mentira, no, Alex jamás diría eso, recuerda como la beso antes de irse, su sonrisa, esto tenía que ser una mentira.

- No te creo una mierda. - Espeto apretando su puño, no quería ser impulsiva, se lo prometió a Alex. - Ella jamás me diría eso. - Miro como le sonreía de medio lado haciendo que sus nudillos se pusieran blancos.

Lo que nos arrebataronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora