Nido

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Espero que les guste~

Petición de: LaSpiderPoetta

-Hey...- Wukong enarco una ceja, preocupado al ver a Macaque rascarse la nuca bruscamente. Lo había visto hacer eso mucho en las últimas horas pero lo que sea que le sucediera, empeoraba por la mueca que podía ver en el rostro ajeno. -...deja de hacer eso...- fue rápido en adelantarse para agarrar la muñeca, deteniendo en seco su nuevo intento de rascarse. -...te vas a lastimar a este paso y quedaras calvo-

-Ya lo sé- gruño, su otra mano ya levantada con toda la intensión de rascarse pero deteniéndose a si mismo, luchando contra el instinto. Se había levantando con esa sensación en lo más profundo de su mente y aunque se suponía que lo primero en su mente era saciar el instinto, lo opaco a favor de hacer el día de su hijo lo más normal posible, enviándolo a la escuela a pesar de que internamente se estaba quejando. Se arrepentía porque ahora la picazón se estaba insoportable, desesperante hasta el punto de querer arrancarse el pelaje con las manos. Se estaba volviendo loco.

-Tu...- el dios frunció el ceño, notando y sintiendo como su contraparte temblaba, la cola ajena moviéndose constante y bruscamente, sus ojos mirando a su alrededor como si estuviera buscando algo. Había visto algo así antes, hace mucho tiempo atrás, y tardo unos segundo para darse cuenta, abriendo los ojos con realización. -Es uno de esos días, ¿no?- pregunto, preocupado, porque si ya estaba temblando y rascándose era porque estaba desesperado, intentando inútilmente reprimir su instinto. Eso era algo malo, no era sano para los demonios, sin importar cuan fuertes fueran.

-...quizás...- murmuro entre dientes, algo avergonzado. Nunca había luchado contra la sensación de querer anidar, había pasado por esos días con mucha facilidad, pero ahora mismo, era fuerte, mucho más de lo que en sus principios. Era raro pero sobre todo, era molesto.

-¿Quieres a MK?- pregunto, algo divertido ante la mueca en el rostro ajeno.

-...tiene clases...- se sacudió ligeramente, sus orejas extra y cicatriz apareciendo lentamente. Se le estaba haciendo difícil concentrarse. Era difícil negarlo a estas alturas pero quería a su hijo, necesitaba tenerlo entre sus brazos para aferrarse todo el tiempo que pudiera y obligarlo a dormir en su nido hasta que el instinto decayera. 

-Iré a buscarlo...- decidió que el domador de sombras no era apto para decidir por si mismo, no cuando parecía estar al borde de un colapso. -...tu deja de rascarte y ocupa tus manos para hacer tu nido, te traeré a tu hijo antes de que quedes calvo- obligo al otro a levantarse y, a pesar de sus quejas entre dientes, lo empujo hasta su habitación. Macaque no se veía nada feliz pero se adentro y básicamente se lanzo hacia su armario, empezando a sacar todo lo que guardaba allí para casos como ese en particular. Wukong lo observo por unos segundos, asegurándose que no se estaba rascando otra vez, antes de decidir irse.

Saludo al personal de la escuela con una sonrisa nerviosa, agradecido por el pequeño detalle de ser incluido en la pequeña lista de quienes podían retirar al niño, siendo guiado hasta el salón de este. Toco, saludando cuando la maestra lo miro, riendo ante su cara de espanto momentáneo.

-¿Sun Wukong?- Midori lo miro con los ojos bien abiertos, cerrando cuidadosamente la puerta del salón para evitar a los niños chismosos.

-Hey~- él no pudo evitar sonreír. A pesar de que ella le tenía miedo como todos los demás, era una de las pocas demonios que podía mirarlo a la cara y sin huir. -Necesito llevarme a MK-

-¿Paso algo?- ella frunció ligeramente el ceño, preocupada, porque tener al dios allí no podía ser una buena señal.

-Es día de nido- fue directo al punto, sin verle sentido a darle mucha vuelta.

-Oh...- Midori parpadeo, asintiendo al comprender un poco mejor la situación. -En seguida te lo traigo- y se adentro de vuelta al salón, saliendo al poco tiempo con el confundido niño que se estaba colocando apresuradamente la mochila en la espalda.

-¿Papá esta bien?- pregunto con preocupación. Había notado algo extraño en el mayor en la mañana pero a pesar de lo mucho que pregunto e intento, no obtuvo ningún tipo de respuesta más allá de "estoy bien".

-Te lo explico en el camino, ¿si?- ofreció su mano con una sonrisa amable, a lo que MK solo pudo suspira y agarrar la mano ajena, dejándose guiar a su casa mientras escuchaba atentamente la explicación del dios. Anidar, se escuchaba algo raro en su opinión, pero si todo lo que tenía que hacer era dar abrazos a su papá para poder ayudarlo a sentirse mejor, lo haría sin dudar. Así que apenas llego a su casa, corrió a su habitación para cambiarse y cuando termino, se asomo por la puerta del domador de sombras.

-¿Papá?- llamo, suave y tentativo, algo asombrado por la cantidad de mantas y almohadas que ahora inundaban la cama ajena, luciendo bien organizadas a pesar de todo.

-MK...- el mono suspiro de alivio, estirando sus brazos y eso solo bastó, el niño corriendo para lanzarse al mayor, abrazándolo con fuerza y aferrándose con todo lo que podía, sin quejarse cuando fue adentrado a lo más profundo de ese extraño nido.

-Bueno, mi trabajo aquí termino- sonrío el dios ante la bonita escena, decidido a no burlarse por esta vez ante el sonoro ronroneo que podía escuchar. Ya luego se lo echaría en cara. -¿Qué?- enarco una ceja al ver una mano asomarse, bufando ante la seña de que debía acercarse. -¿También quieres bocadillos o algo así? Porque si quieres que sea tu sirvienta, ya te aviso que vas a tener que pagarme al menos- se acerco, gritando cuando aquella mano lo agarro de su ropa y tiro, obligándolo a entrar al nido de igual manera.

Cabe destacar que no pudo irse.

Papa MacaqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora