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La ropa que el usaba estaba ya inservible. En sus meses allí encerrado le sacaban cada tanto para tener un aseo rápido e casi ineficiente que terminó reflejado en un total desgaste de la ropa que usaba. Con sólo quitársela era fácilmente desgarrada.  Bueno, al menos agradecía que Satoru dijera tenerle más ropa. Solo obedeciendo, dejándose relajar en agua fría por varios minutos conteniendo un suspiro mientras por última vez, se dejaba el tiempo para analizar la situación en la que estaba.

Gojo tenía razón en decir que, a pesar de ser muy inmaduro era un hombre de temer, desde su posición hasta su poder físico. Tenía la posibilidad para cumplir esa promesa, pero no sabría si también tenía el sentido del liderazgo que ameritaba para una situación como la que él había planteado. Un cambio no era cosa de la noche a la mañana, podrían pasar años hasta que lo consiga. Y en esos años tendría que quedarse como su aliado.

- "Bueno. Ahora ya acepte involucrarme con él. Ya no es tiempo para arrepentirse" - Se dijo a sí mismo, pasando  su mano por su cabello mojado. Al menos cualquiera que lo conociera desde antes podría decir que ahora podría tener una vida más digna. Tal vez si era de ese modo.

El resto del tiempo que Toji lo paso en la bucha lo estuvo con la mente en blanco. Sujetando una toalla al terminar, secándose enteramente antes de enrollarla en su cintura y salir ya relajado y fresco, cayendo en cuenta que no tenía ni idea a dónde tenía que ir ahora ni donde estaría la ropa que Gojo le señaló.

Sabría que tendría que buscarlo y el ligero fastidio que tenía de encontró reflejado en su rostro. Llamando al albino por su nombre mientras lo buscaba.

- Gojo. ¿Me puedes decir dónde está esa ropa? Al menos que quieras verme desnudo.

- Calma, no tienes que ponerte impaciente. La verdad te habías tardado. Por un momento pensé que te habías fugado. - Bromeó, a Toji no le hizo mucha gracia, pero entendiendo eso paso de largo a Toji haciéndole una señal con la mano para que lo siguiera por los pasillos hasta un cuarto. - Aquí dormirás el tiempo que estés aquí. Te deje la ropa en los cajones. - Toji parpadeo sorprendido al notar al cuarto. Era muy espacioso, lo suficientemente arreglado aún que no estaba tan adornado. Había solo una cama, un sofá, unas rinconeras y una lámpara. Ah, y también un bonsái falso. - No puedes decir que no ganaste un beneficio. Dormir en aquella prisión debió ser un dolor de espalda. - Apoyándose en un costado señalo, mientras el pelinegro se adentraba al cuarto para buscar la dichosa ropa.

- Vaya que me estás teniendo una exagerada confianza para nuestro historial de encuentros. - Tuvo que decir. - ¿Enserio le estás ofreciendo tu casa a quien te apuñaló por la espalda y el cuello?

- Muy loco ¿No? Y se pondrá peor cuando logré traer a Megumi. - El nombre de su hijo causó un pequeño revoltijo de emociones en su pecho. Casi se le olvidaba eso, si Gojo cumplía lo tendría frente a frente otra vez. - Pero te recuerdo una última vez que no lo hago específicamente por gusto. Estás aquí porque prácticamente me obligaron. Digo "prácticamente" porque también acepta y la idea y por eso… - No termino de hablar porque Toji termino su frase.

- Debes hacerte responsable.

- Exacto. Luego puedes mudarte si lo deseas.

- Bueno, supongo que lo consideraré y a la vez lo siento por ti, aunque prometo comportarme. - Sonriendo de medio lado le dijo, ya con la ropa que estaba seguro se iba a poner en mano.

- Como digas, te espero abajo. De paso pediré comida para explicarte las clases que tendrás que dar a partir de mañana.  - Sin decir nada más cada fue por su lado, una vez solo Toji terminó dejando caer la toalla agarro prenda y prenda empezando a vestirse.

Una camisa azul oscuro, unos pantalones de jeans bastante más ajustados a lo que estaba acostumbrado a usar, unas botas y entre varias cosas encontró una chaqueta que se puso para romper con la imagen de oficinista que sentía que estaba desprendiendo con cada prenda que se ponía.

Para desconocer sus tallas, (o sus gustos a lo menos) Satoru había escogido bien cada pieza de ropa. Solo qué, la elección de ropa interior fue... curiosa.
Terminándose de vestirse bajo en silencio encontrándose con un Gojo quitándose los lentes para verlo sentado tranquilamente en su sala.

- Te vez precioso. - Alzando la voz no tuvo vergüenza en soltar un alago,  residiendo una muy sutil sonrisa de parte del aludido, que por su parte solo se acercó para sentarse junto al albino.

- Bueno. He de admitir que mal gusto no tienes. - Haciéndose el indignado Gojo se llevó una mano al pecho, terminando solo por reír. - ¿Qué tendré que hacer en esa academia? - Ya mostrando más desinterés llevo su mano a su rostro para apoyarse en ella. Gojo prosiguió a hablar.

- Esto será parte de tu "Primera prueba" Viendo tus capacidades físicas muchos consideramos buena opción que ocupes el puesto como instructor de educación física junto al de manejo de armas malditas. Ya se informó con antelación sobre tu posible incorporación, falta que te presentes. - Pronunciando un quejido claramente Toji tenía más de una objeción con esto.

- Te recuerdo que yo fui entrenado bajo extremos muy desagradables. ¿Están muy seguros de quererme justo a mi en ese puesto? Porque a mí no me pesa humillar mocosos.

- Es cierto lo primero. Por eso es justo que empezarás mañana, aparte, no tienes tampoco los recursos para replicar lo que has vivido para obtener esa fuerza salvaje. - Rompiendo su postura el pelinegro suspiro. - No seas tan exagerado que los chicos no son tan malos. - Indiferente paso por alto el regañó del albino.

- Cierto ¿También das clases allí?

- No realmente. Desde que me gradué solo he ido una que otra vez por motivos específicos, pero es posible que empiece pronto.

- Ya... Por cierto. Ya que estamos te necesito pedir algo, cuando traigas a mi hijo por nada del mundo le digas que yo soy su padre. Prefiero que esté feliz lejos de mi creyéndome muerto. — Firmemente le dejó en claro, su voz, su rostro, todo en él era serio en ese momento. Por más que buscará Gojo no encontraba algo similar a la duda, lo que hacía esa decisión más personal de lo que podría pensar.

- ¿Que? Eso suena cómo una decisión muy exagerada.

- Piensa un poco. No he sido y nunca estaré cerca de un buen padre, ya lo dejé solo, que tras eso lo vaya a reclamar como si tuviera el derecho es una tontería. Considero que está mejor sin saber todo lo que involucre a mi sangre de nacimiento. - Por un momento Satoru se dió tentado a decir lo que pensaba: Que solo estaba tomando lo que en todo el sentido era un escape fácil y cobarde a enfrentar sus propios demonios, pero se contuvo.

— Está bien, pero espero sepas que tarde o temprano necesitaré que me des la verificación para poder hacerme con su custodia de la forma más rápida y legal. — De momento prefirió evitar una discusión entre los 2, estaba seguro que mencionar lo poco y nada que sabía de su círculo familiar englobado por su difunta mujer y su hijo era delicado.  Así que, solo acepto sus términos cambiando el tema hacía como funcionarían sus clases.

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