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Toji ya no sabía ni cuánto tiempo había estado encerrado. Lo mente necesitaba un oficio para no perder la compostura al caer en la locura.

Lo único que evitaba que cayera en ese estado era perder su mente entre recuerdos, reflexionando de los momentos de su vida que lo llevaron a esa situación.

El dolor del oxido en las cadenas de sus piernas y manos. Y por últimos pero de una forma muy contradictoria las esporádicas visitas de Satoru Gojo eran una de esas cosas.

Las palabras que le debido hace ya bastante tiempo fueron el tema de concentración en su mente por un tiempo. ¿Lo quería ayudar? ¿Quería comprobar que era capaz de ayudarlo? No entendía su forma de pensar.

Cuando lo encontró de niños, bueno. El tenía como 15-18 mientras Gojo unos 7 o 9, eran fechas confusas las de esos tiempos bajo su perseccion. Sus ojos no se despegaron de él por un largo rato. Preguntándose Toji que pensaba Satoru en ese momento para a la final restarle poca importancia y seguir su camino cuando llamaron su nombre.

Si pensaba que era contradictorio era porque debía admitir que muy dentro de sí mismo, aunque le costará siquiera aceptarlo, le agradaba volver a tener a alguien que se preocupara por él o le viera el beneficio de la duda, ofreciéndole estos gestos simples, le gustada. Desde su difunta mujer no lo experimentada, el resto eran simples acostones para ganar dinero.

Porque si, así fue su historia una vez escapó del clan Zennit. Si bien rodó el suficiente dinero para mantenerse, este no duró más allá de unos cortos 2 meses. Fue una decisión rápida y precipitada que no le dejó planear mucho. Claramente no se arrepentía de eso, Toji sabía que era atractivo, se podría argumentar que físicamente es su mejor cualidad, viéndose en la situación que estaba. No puso peros y lo tomó. Su yo de hace unos años busco instalarse rápido aunque fallando.

Su cuerpo y físico siempre fueron un orgullo. No por vanidad, sino por la fuerza que tenía para pelear contra demonios, chamanes y cualquier aberración humana y demoníaca que tuviera en frente sin importar pelear a manos desnudas o no.

Agradecía que la madre de su hijo no la conoció así, siendo un encuentro casual durante el día cuando estaba caminando por las calles buscando comprar algo para comer por su inutilidad en la cocina.

Si llegaba a escapar no tendría sentido. Hogar ya no tenía, trabajo tampoco, mucho menos dinero, solo terminaría vagando buscando una forma de sobrevivir en medio de sufrimiento. Eso lo mantenía vivo en este momento, el dolor. 

El dolor de su alma alimentada por sus propios complejos durante años de insultos. El dolor de su situación, encerrado y rebajado peor que antes.

Megumi... No tenía ni derecho a  decir que sentía arrepentimiento. Ya lo dejo sólo, no sabía ni como estaría ahora. No era un hombre creyente pero ya, solo lo quería lejos de los Zennit y de ser lo más posible, lejos del camino de los chamánes. Aunque esto último era imposible por saber que ya tenía el suficiente de energía maldita, sentía que no lo merecía.

El por su parte solo quería la muerte. Ya no creía que tenía porque vivir, o que buscar. Su hijo estaría mejor lejos de él,  de eso estaba seguro.

Cerrando los ojos quiso al menos dormir. Gojo hace tiempo no lo veía, seguramente estaba muy ocupada y poco le importaba. Aunque le gustaba pensar en una posibilidad nada ganada creyendo sus promesas.

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Los últimos 3 días Satoru se había quedado entre las paredes de su clan. Conversando con sus allegados para llevar a un acuerdo sobre sus ideas con respecto a Toji. No era tan difícil tampoco, los Zennit en su mayoría ya se había desentendido de él. La idea de tenerlo de aliado a varios les gustó pero dudaban de que este genuinamente quisiera cooperar. Fue una discusión curiosa, varios daban su punto de vista de lo que si idea pudiera representar para bien o para mal. Pero todos apuntaban a lo mismo, toda responsabilidad caería sobre Gojo Satoru de aceptar ya que la iniciativa fue de él. Teniendo poca o nada de responsabilidad en eso.

Faltaba el veredicto.

- Oh, Maestro Yaga que gusto en ver... - Antes de que pudiera terminar de hablar el maestro lo recidio con un fuerte golpe en la cabeza. Enterado de todo. - Viejito, ¿Y eso porque fue?

- Se me informo sobre tu "Situación" Cuando me enteré de que junto a Geto encerraron a ese hombre tuve curiosidad de verlo ya que estuve sutilmente enterado de lo que pasó. Se portó grosero y a la defensiva. 

- Estoy igual. Hasta hace poco me vine a enterar de todo. - Paso su mano por su labio. En el misma área dónde Toji tenía la cicatriz. Que escalofríos le daba imaginar eso. - Geto está muy exceptico en la situación. Así que... Estoy viendo que puedo hacer.

- No lo culpo. - Se cruzo de brazos. - Dime, ¿Que tanto te han dicho ya?

- Pues me sorprendió escuchar que alguien como Tengen fue quien me sugirió esto, y me sorprendió más que alguien comentó ofrecerle trabajo como un profesor si mis intenciones son "reformarlo" ya que sería un buen aliado.

- Bueno. Su capacidad física es sobrehumana. Podría servir pero tendría que tener un poco de tacto. - Esto no significaba que Yaga lo estaba aceptando. Solo estaba analizando la situación.  - Asumo que muchos cuestionamientos hacia tus decisiones no han faltado. Nadie en su clan son palomas blancas, han sido muy… Difícil convivir con ellos.

- En efecto. Debo ser honesto, saber cosas de su clan me vieron un poco de lastima. Estaba entrado de lo superficial, ahora se mucho mas a fondo. Cuando pelee con él, sumado a nuestras pocas conversaciónes me vieron una impresión de sufrimiento. "Yo ya dejé de respetarme" Ese hombre gastaría una fortuna en un psicólogo. - Quiso bromear aunque la situación no lo dejara. Ni el mismo sabría cómo reaccionar ahora. - Usted sabe de mis aspiraciones ¿No?

- ¿Crees que Toji Fushiguro te pudiera ayudar? No parece tener ganas de vivir.

- ¿Fushiguro?

- Me dijo que se cambió el apellido al de su mujer.

- Difunta mujer. - Corrigió. - O eso me dijo. Geto llegó a mencionar que en su clan ya le habían dado la espalda, siendo que solo les importada su hijo, y veo ahora que es verdad. Estoy tratando de llegar a un acuerdo con los Zennit tanto para padre como hijo.

— Que interesante verte ya tan rápido tomando ese papel de líder.  De momento preocúpate más por su hijo. El escapó porque así lo quiso.  Por sus palabras es claro que Toji tampoco quiere saber nada de su propio clan.

- Puede ser. La verdad actualmente no sé cómo llevar está idea. Porque, para bien o para mal, me tendré que hacer responsable de mucho. Solo porque le tuve lástima de manera irracional a un chacal hambriento.  - Bromeo con sarcasmo, por primera vez logró que Yaga dejará su expresión seria, soltando una risita muy pequeña.

- Y responsable no eres. - Ironizo. Recordando todas las veces que Gojo lo dejaba plantado en reuniones. - Pero. Ya eres un adulto, cuando en unos años tengas más experiencia cómo líder de clan tendrás cosas peores. Supongo que podré apoyarte, así que, tómalo como una enseñanza.

- Gracias. Maestro Yaga, ahora, me toca esperar a ver qué dirán.

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