cold little heart

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—¡Jeongin! Ven aquí, por favor. —Seungmin le llamó desde el pequeño comedor de dos asientos. Mordió su labio mientras pensaba qué más agregar a su lista.

Hace dos días, Hyunjin le había ofrecido cuidar a su hijo a cambio de lecciones de cocina.

Ayer, después de trabajar, Seungmin le llamó y acordaron que Hyunjin visitaría el departamento al día siguiente para hablar sobre hacer de niñero para su hijo... a cambio de lecciones de cocina.

El hecho de que Hyunjin fuera especial, algo fuera de lo común y muy respetable, no quería decir que Seungmin podía confiar en él. No podía entregarle su hijo a un extraño, especialmente si Jeongin no se sentía cómodo con eso. Seungmin tenía que asegurarse de que su hijo estaba a salvo con Hyunjin  tanto como lo estaba a su lado, sino es que más.

Seungmin tenía que actuar de esa forma, no podía permitirse caer nuevamente por otra fachada de ojos y sonrisa amables. Dos características de las cuales Hyunjin tenía una; ojos lindos aunque sin sonrisa, algo que probablemente debería preocuparle, pero no lo hacía.

Por el momento había escrito dos listas. La primera eran cosas de Innie, su hora de dormir, comidas, cuestiones sobre su personalidad entre otros puntos. La segunda eran dos recetas sencillas, una de arroz con pollo y la otra era el platillo favorito de Innie, macarrones con queso hechos en casa.

Se encontraba nervioso por varias razones, para empezar, aún no le había hablado de esto a Innie (lo cual pensaba hacer en ese momento) pero también, desde que se divorció no había tenido a ningún hombre alfa en su hogar. Seungmin no había descubierto aún por quien estaba más asustado, si por Jeongin o por él mismo. No sabía si era porque Eunhyuk lo había traumatizado o porque estaba temeroso de dejar que algo como lo que vivió sucediera de nuevo.

Gracias a todo lo que pasó se había convertido en un omega fuerte, aunque aún era tímido en ocasiones. Algunas veces lloraba por las noches, algunas otras no podía descansar, teniendo que asegurarse cada pocos minutos que la puerta estuviera cerrada, asegurándose de que lo malo se quedara fuera, incluso si eso malo tenía una orden de restricción.

Seungmin trabajó sin cesar durante ese periodo infernal de tres meses. Desde tener que buscar un empleo que le permitiera llevar a su hijo, hasta mantener la cordura por su hijo. Intentaba siempre sonreír mientras estaba cerca de Innie, incluso si el pequeño nunca sonreía de vuelta. Aquello no importaba, porque Seungmin sonreía y sí lo hacía, significaba que ellos estarían bien.

Jeongin nunca sonreía.

Seungmin no recordaba que alguna vez lo hubiera hecho, aparte de cuando era muy pequeño y Eunhyuk estaba en su trabajo. No era un niño malhumorado, era asustadizo y extremadamente emocional. Jeongin era como el gemelo de Seungmin, por dentro y por fuera.

Este momento era decisivo.

Apenas habían terminado el desayuno y quería saber el punto de vista de su hijo. Estaba preocupado de como lo tomaría, especialmente cuando descubriera que Seungmin ya no estaría con él todo el tiempo, pero era algo que realmente necesitaba, algo que ambos necesitaban demasiado. Si encontraba un segundo empleo, podría ahorrar dinero e ir de vuelta a la corte para hablar de rechazar la manutención.

Innie y el podrían mudarse a Corea, tal como siempre había querido y así se olvidarían para siempre de ese lugar. Su hijo podría comenzar la escuela, hacer algo con su vida (cosa que Seungmin desearía haber hecho). Podrían comenzar de nuevo y ser felices, lejos de cualquier recuerdo de su pasado.

Corea era algo que le había sido prometido cuando recién se había casado, pero agradecía que nunca se hubiera mudado, de esa forma un sitio tan hermoso no les había sido arruinando.