Recibí tantos tratamientos que perdí la cuenta.
Diferentes psicólogos y terapeutas, pero siempre era lo mismo, no mejoraba.
Por suerte encontré a uno que si me hizo sentir cómoda y con el cual si pude expresarme abiertamente.
Pero esa no era la peor parte.
Ni de cerca.
Luego de llegar al hospital y viendo por lo que había pasado, se me fue suministrada una píldora anticonceptiva a la brevedad.
Pero aún así me dijeron algo.
Ese método no era seguro.
Yo podía quedar embarazada.
Tras noches de llanto y de tener el corazón roto, llegó la noticia que tanto temía.
Un mes después supe que estaba embarazada.
No tuve el valor de abortarlo, ese bebé no tenía la culpa de haber sido engendrado como lo fue hecho, yo tampoco la tenía pero me haría responsable.
El y yo éramos inocentes, no podía matarlo.
Conforme pasaban los meses mi vientre abultado se veía aún más.
Mis padres y amigos me apoyaron ya que entendieron mis razones.
No estaban del todo seguros pero aún así no se entrometieron en mi decisión.
Era mía y únicamente mía.
Nueve meses después nació mi hija, Hanabi Hyuga.
Esa es una decisión que no me arrepiento de haber tomado.
Y ahora, irónicamente luego de haber sufrido por un evento traumático, estudio psicología para tratar de ayudar a personas que estén pasando por las mismas situaciones que yo tuve que enfrentar.
Salgo de mis pensamientos de forma abrupta, no debería estar pensando en eso.
Luego de sacudir mi cabeza me enfoco en mi entorno, falta poco para llegar.
Ladeó mi cabeza y veo al joven azabache observando como avanzamos a través de la ventana.
Me decido en hablar, nada puede salir mal ¿Cierto?
—Por cierto, ¿A dónde te diriges? No te lo pregunté. —mi pregunta fue formulada con absoluta curiosidad, ya que han pasado varias paradas y en ninguna a tenido la intención de bajarse, tal ves valla más lejos que yo.—
Los minutos pasan y por ello pienso que él no me responderá.
Luego de dejar de esperar una respuesta me enfoco en el camino y ahí veo que ya llegamos a mi hogar.
O bueno, estamos por pasar por el complejo de apartamentos en donde vivo.
Pido parada y me levanto, cuando he avanzado algunos pasos de mi anterior asiento, escucho su voz respondiendo a mi pregunta.
—A ninguna parte, solo quería acompañarte.
Sonrió pues fue una acción muy linda de su parte, no me imagino estar sola en este autobús todo el camino a casa.
—Gracias.
Le agradezco ya que sí, estoy mucho mejor que hace unos años, pero eso no quiere decir que no me de miedo estar sola por la calle, aún tengo ese temor.
El de que alguien vendrá a hacerme daño.
Veo que luego de mis palabras él sonríe. Levemente pero lo hace.
Bajo del bus y camino el trayecto que falta hacía mí edificio, perdiendolo así de vista.
Ese fue nuestro primer encuentro... El primero de muchos.
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Mátame si así lo deseas.
FanfictionMe enamore de él, ¿cómo no hacerlo? Él era perfecto, pero yo no sabía su secreto... Su oscuro secreto. Y ahora, no sé que hacer. -Mátame si así lo deseas.