SEXTO CAPÍTULO.

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¿Cómo no pude verlo?

Casi tres años de relación con él, ¿y no pude darme cuenta?

No fue capaz de contarme... ¿Su oscuro secreto?

El cuchillo que sostengo sobre su pecho tiembla, más bien es mi mano la que tiembla.

No quiero herirlo, no puedo herirlo... Yo lo amo.

Él no me lo dijo... ¿Por qué no me lo dijo?

Las lágrimas de mis ojos caen sin parar... ¿En serio podría seguir con él?

Sabiendo como es o... Lo que es.

Le conté mi secreto, me sinceré con él, ¿y él no pudo hacer lo mismo?

—¿Por qué no me lo dijiste? —mi voz tiembla, la manera en como me enteré que él era un... Un vampiro logro asustarme.—

«Sangre, sangre... Mucha sangre. Es lo único que puedo ver.

El color carmesí de ese líquido que no debería estar en el suelo si no en el cuerpo de un ser vivo.

El departamento de Itachi era un desastre.

Sangre en las paredes, en el suelo, en los sillones, en la cocina.

Todo tenía sangre.

Empecé a asustarme, pensé que algo le había pasado a mi novio.

Llegué a su departamento y entre con ayuda del portero, el cual me facilito una llave maestra para poder entrar.

Tachi me dijo que no estaría, pero aún así yo debía entrar a su hogar y buscar  uno de los juguetes de Hana ya que sin él, ella no podría dormír.

Al entrar mi rostro se contrajo en horror, ví algo que jamás pensé en ver; sangre.

Camine entre todo ese horror pensando que algo malo había sucedido, pero al llegar a la habitación de Tachi me paralice.

La puerta estaba abierta y en el habían dos personas.

Una de ellas era mi novio, pero la otra no era alguien que yo conociera.

Pero lo que estaban haciendo me hizo gritar.

Él... Él estaba con su boca sobre la piel del brazo de la chica y de ella goteaba sangre.

Él estaba tomando de la sangre de una chica.

Cuando levanto su rostro pude ver con claridad como su dos orbes se encontraban rojos.

Eran... Rojos.

Yo no me había equivocado la primera ves que los ví.

Entre en pánico, esos ojos me recordaron cuando tenía 19 años.

Cómo pude retrocedí y cuando lo ví tratando de acercarse a mí, con esos colmillos manchados de rojo, le dije que no lo intentará.

Siempre creí que los vampiros solo eran una leyenda, ahora veo que no es así.

Corri cómo pude y salí del departamento, corrí y corrí hasta llegar a mi casa.

Cerré las puertas y ventanas lo mejor que pude, Hana se encontraba en casa de mis padres. Pero yo estaba en casa y muy asustada.

Mis manos temblaban.

Y mis ojos se llenaron de lágrimas.

¿Cómo no me di cuenta?

Lloré y lloré, puse en peligro a mi hija, ¿y si él hubiera sido capaz de tomar su sangre también?

Mátame si así lo deseas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora