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KyungSoo mantuvo firme su mano, en medio de la espalda de ChanYeol, mientras caminaban hacia la puerta de Belcanto. Sabía que estaba nervioso.

Podía sentir como, los pequeños temblores que sacudían al hombre, aumentaban de intensidad a más se acercaban al restaurante.

—Calma bebe — susurró a su oído—. Recuerda tú calma. Céntrate. Concéntrate en mi voz, y sólo en mi voz.

—¿No podemos irnos a casa? —preguntó ChanYeol desesperado, con un ligero temblor en su voz. Antes de llegar a las puertas, ChanYeol se giró sobre sus talones y miró a KyungSoo —. Por favor, Señor, voy a meditar. Te la voy a chupar, cualquier cosa. Vámonos a casa.

Curvó, por un momento, su mano a un lado de la cara de ChanYeol y luego la deslizó hacia atrás, hasta alcanzar unos mechones de su cabello, envolviéndolos en su mano y apretando su agarre. Podía ver como ChanYeol inhaló rápido y como el placer se apoderó de su rostro.

—Vas a estar bien, ChanYeol. Te lo prometo.

Instantáneamente, los ojos marrones de ChanYeol se llenaron de preocupación. — Pero, Señor.

—¿Qué es lo que te preocupa, ChanYeol?

Estaba bastante seguro, que tanto el pequeño ceño fruncido de ChanYeol, junto con la dulzura de sus ojos, eran las jodidas cosas más lindas que hubiera visto nunca.

Y esas eran algunas de las razones por las que KyungSoo había organizado esta pequeña cena con sus amigos. Quería que JongIn, SeHun y BaekHyun conocieran a la persona más importante en su vida. Y quería que ChanYeol se encontrase con sus amigos.

—No quiero avergonzarlo, Señor, y ambos sabemos que eso, va a pasar.

—No, no lo hará. En primer lugar, porque nada de lo que puedas hacer, podría avergonzarme, por muy torpe que fueras. En segundo lugar, porque no vas a ser torpe. Tú, mi pequeño y dulce hombre, eres muy simpático cuando te olvidas de estar nervioso, y voy a hacer todo lo que esté a mi alcance para asegurarme que te olvides.

ChanYeol parpadeó mientras levantaba la cabeza. —¿En serio?

—¿Te gustaría una demostración?

ChanYeol se lamió los labios mientras dejaba caer sus ojos en la boca de KyungSoo. —Está bien —gruñó.

Sonrió y se inclinó para capturar los dulces labios de ChanYeol. Un toque de menta flotó a través de la lengua, un sabor que había llegado a asociar con el hombre. Gimió cuando este abrió automáticamente su boca para él.

No importaba lo que lanzara en dirección a ChanYeol, el hombre lo aceptaba fácilmente. Se pasaba horas de rodillas sobre un cojín, meditando. Incluso había conseguido buenos resultados en mantener la calma cuando KyungSoo jugaba con él.

Y esa podría ser su forma favorita para jugar con ChanYeol. Se sentaba en una silla y veía como este caía en un estado meditativo y después se desplazaba al suelo para reunirse con él, tocarlo y acariciarlo.

En un principio, ChanYeol instantáneamente se desmoronaba, y se solía correr sobre ellos. Pero poco a poco, aprendió a controlarse a sí mismo, aguantando más y más tiempo sin correrse. KyungSoo siempre lo recompensaba follándolo hasta la extenuación.

Tan fantástico como era el sexo, y era verdaderamente de otro mundo, observar como ChanYeol ganaba confianza, aprendía a centrarse en sí mismo y se convertía en el hombre elegante que KyungSoo sabía que era, era la cosa más gratificante para él.

En las pocas semanas que llevaban viviendo juntos, ChanYeol había crecido a pasos agigantados. Incluso, habían conseguido evitar la sala de emergencias, excepto una vez, cuando el pequeño hombre había experimentado uno de sus colapsos y se había caído de cabeza contra la puerta de la limusina. Pero esos colapsos, ahora, eran por lo general, pocos y distantes entre sí.

𝑒𝑛𝑡𝑟𝑒𝑛𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑎 𝑐ℎ𝑎𝑛𝑦𝑒𝑜𝑙 || 𝘴𝘰𝘰𝘺𝘦𝘰𝘭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora