Día en la playa...

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Era un día de verano como cualquier otro, me había quedado hasta tarde con mi novio, el día siguiente aproximadamente a las 8:00 a.m., empiece a notar unos besos dulces por mi cuello, y la calidez de un cuerpo sobre el mío, los besos iban bajando por mi pecho...
Abrí lentamente los ojos, yo notaba como los besos bajaban más aún hasta llegar a mi vagina, cuando por fin tuve los ojos abiertos, me levanté un poco y miré hacia donde sentía esos besos tan dulces, me quedé sorprendida por lo que vi, lo que vi fue a mi amado novio diciéndome...
-Buenos días princesa, voy a desayunar, pero eso que tienes entre las piernas.
Me quedé completamente embobada, me puse muy roja, yo quería que lo hiciera, pero no quería dejar a relucir mis pensamientos, me recosté otra vez en la cama, y el procedió ha hacerme el mejor sexo oral que me han echo en la vida, siempre me acordaré de eso, su lengua, subiendo de arriba a abajo, introduciéndola hasta lo más hondo de mi, lamiendo suavemente mi clítoris, succionándolo un poco...
Se sentía tan rico, me estremecía enterita, no podía parar de gemir, agarrando fuerte las sábanas para intentar controlarme, pero el lo hacía tan bien...
Cada vez estaba lamiendo más rápido, a los pocos minutos no pude evitar venirme, dejé toda su boca mojada por mis fluidos, y a el no pareció disgustarle, ya que siguió lamiendo hasta dejarme bien limpia...
El y yo teníamos una casa de verano, justo a pie de playa, después de que el se hubiera limpiado un poco la cara, salimos a la terraza, me acuerdo del olor de la brisa marina, las vistas al mar...
Parecía un lugar mágico, sobretodo por la noche, me acordé de que ese día hacía un año que éramos pareja, de lo mucho que lo amaba y de lo rápido que había pasado el tiempo, así que decidí darle yo una sorpresa a el por primera vez, reservé una mesa para dos, en un restaurante que estaba justo al lado de la playa, tenía planeado llevarlo allí ha cenar...
Eran las 10:15 p.m., el se había ido a un supermercado a comprar, habíamos quedado directamente en el restaurante...
Yo estaba muy emocionada, pensando en que iba a darle una sorpresa, pero al llegar, la sorpresa fue mía, me lo encontré yo a el, con una rosa en la mano y mirándome a los ojos fijamente, de mis ojos empezaron a brotar lágrimas, pero no eran de tristeza, ni dolor, eran lágrimas de felicidad...
Corrí hasta que por fin lo tuve entre mis brazos, allí entre esos brazos grandes y fuertes, sentía que todo saldría bien, que pasara lo que pasara no estaba sola y notaba seguridad...
Nos sentamos a cenar, el me susurraba cositas en el oído, cositas excitantes a decir verdad, lentamente dejé mi mano sobre su rodilla, y me apoyé un poco para susurrarle algo al oído, mientras le susurraba lo excitada que estaba, me di cuenta de que él también lo estaba, del bulto que tiene allí abajo...
Terminamos rápido de comer, y fuimos a dar una vuelta por la playa, estábamos descalzos, al lado de la orilla, nos seguíamos diciendo cosas excitantes, hasta que de lo excitados que estábamos no pudimos aguantarnos más, y nos empezamos a besar apasionadamente, y a manosearnos, el me estaba agarrando del culo con sus manos grandes y fuertes, y me subió encima de el, empezó a besarme en el cuello, yo me estaba estremecido…
Decidí bajarme, y empecé a desnudarme, tenía mucho calor, y se me ocurrió la idea de bañarme completamente desnuda, sin pensarlo dos veces, me metí en el agua, el no dudó en seguirme, el agua estaba en la temperatura perfecta, ni fría ni caliente, estábamos los dos completamente desnudos, el uno frente al otro, nos volvimos a empezar a besar, estábamos muy excitados los dos, con mis brazos rodee su cuello, él con los suyos agarrándome las piernas, poniéndome encima de él y de manera que también lo rodeaban, yo estaba gimiendo de lo excitada que estaba, de repente empecé a notar su miembro rozando mi culito y dirigiéndose hacia mi vagina, poco a poco empezó a introducirlo, estaba tan duro, y yo sabía que lo estaba solamente por mí, eso me excitaba más aún, sus manos volvían a agarrar mi culo, yo notaba su miembro que me penetraba cada vez más rápido, de repente vinieron otras personas a la playa en la que estábamos, y se metieron en el agua, no me podía ni crear la mala suerte que teníamos, pero ambos estábamos demasiado excitado como para parar, nos fuimos un poco más adentro en el mar, para que no nos vieran, intentamos seguir un poco más, hasta que nos dimos cuenta que los que habían llegado ya se iban, entonces salimos rápidamente, y nos pusimos encima de la arena, revolcándonos en nuestra propia ropa, esta vez se puso el encima de mí, empezó penetrarme muy rápido, en este momento me encantaba ver en su cara lo excitado que estaba por mí, estábamos gimiendo los dos, era una sensación deliciosa, indescriptible, y la adrenalina que nos daba hacerlo en un sitio donde cualquiera nos pudiera pilar, lo hacía mucho mejor, empecé a notar que él bajaba la velocidad, eso quería decir que pronto se iba a correr, entonces me salí, y me puse a cuatro patas, él siguió penetrando me en mi vagina toda húmeda, hasta que por fin nos venimos los dos a la vez, y él dentro de mí…
Nos vestimos rápidamente para irnos a nuestra casa de verano, pero cuando ya estábamos vestidos, nos encontramos a unos amigos de hacía ya tiempo, con los cuales hacía mucho tiempo que no hablábamos, yo estaba muerto de la vergüenza por lo que acaba de pasar, a pesar de haber sido yo la que había decidido que eso sucediera, nos quedamos un rato hablando con ellos, pero teníamos prisa para irnos a casa, ya que los dos estábamos mojados, pero yo más que él, y a mí me siguen temblando las piernas así que nos despedimos de nuestros amigos, y nos fuimos rápido a casa y nos dimos una ducha juntos…
No negaré que eso puede que haya pasado más de una vez después de eso, pero no me juzguéis, fue una sensación muy placentera, la verdad, es que lo pasamos muy bien, y a veces es bueno darle un poco de emoción a una relación…
Al poco tiempo de que todo eso pasara, me pidió matrimonio, y a pesar de ser tan jóvenes le dije que sí, quién sabe, puede que en un futuro me arrepiente de esa decisión, pero lo importante es vivir el ahora, y dejar de lado el futuro, porque nunca sabrás lo que te depara.

MORBO Y SEXUALIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora