Hoy os contaré algo que me paso hace un tiempo, nose bien como empezar, pero como es lógico empezaré por el principio.
Ese dia me levante temprano, bueno, depende de lo que consideres temprano, para mi, en época de vacaciones, levantarse temprano es a partir de la una del mediodía, y que conste que no me quería levantar todavía, pero recibí una llamada, la llamada del chico más guapo del mundo, en la cual me decia que me invitaba a cenar y ha ir de compras para celebrar que ya hacía 2 años que salíamos juntos, así que me fui a bañarme, vestirme, maquillarme…
Me fui a bañar, y solo de imaginar que después de tanto tiempo volvería a estar a solas con él quería que mis manos, que en ese momento estaba enjabonando mis pechos, fueran las suyas, sin darme cuenta apenas, me estaba estremeciendo porque ya habían bajado hasta mi coñito, al principio quería seguir, pero después de tanto tiempo sin tocarme yo y sin tocarlo a él, quería estar con él al hacerlo, así que me decidí por hacer todo lo posible para controlarme hasta poder hacerlo mío.
Cuando empecé a vestirme, rebusque por todo mi armario, hasta que por fin encontré lo que buscaba, un vestido blanco cortito y ligero, que me hacía un escote perfecto, me lo puse, me maquille y salí de casa, ya que habíamos quedado en una plaza que estaba a dos manzanas.
Mientras me dirigía a la plaza notaba como me sonrojaba y me ponía mas y mas nerviosa, hacía mucho tiempo que estábamos juntos y separados a la vez, ya que apenas teníamos tiempo para vernos, pero lo que era importante en ese momento, era que por fin lo iba a ver.
Al llegar a la plaza, lo encontré a él, iba trajeado, llevaba un ramo de flores hermosas, no podía parar de mirarlo, estaba completamente absorbida por su belleza, pero no pude evitar ponerme a llorar, y el, que por fin lo tenía a escasos metros de mi, se me acercó corriendo, agarrandome de la cintura, levantándome un palmo y medio del suelo, empezó a besarme delicadamente, poco a poco se convirtió en un beso de esos de película, de los que son apasionados que cuando los ves te dan hasta envidia.
Después de casi 2 minutos besándonos, me cogió la mano y me dijo:
-No llores mas bebe, estas hermosa, vámonos, hoy lo pasaremos genial.
Nos fuimos a ver tiendas cerca de donde yo vivía, y le pedí a mi novio que me eligiera dos outfits, uno de invierno y oro de verano, aunque él no entiende mucho de estas cosas, el outfit de invierno no me gustó mucho sinceramente, pero el de verano me enamoro, era un vestido cortito, un poquito escotado, de un color azul grisáceo, era muy sencillo pero a la vez muy lindo, ceñido para remarcar todas y cada una de mis curvas, mi novio me dijo que me lo iba a comprar costara lo que costara, pero al ver yo el precio, no quería que el lo pagara todo, le insistí una y otra vez para que no lo pagará él, ya que costaba más de 50€, pero él no me hizo caso.
Entré en los vestuarios para probarme el vestido, empecé a quitarme la ropa que llevaba, pensando en que podía hacer para compensarlo, hasta que por fin lo tuve claro, ya sabia que podia hacer, me puse el vestido y le dije:
-Amor, puedes entrar un momento, esque no me sube la cremallera del vestido.
El, sin pensarlo dos veces entró en el vestidor, y yo rápidamente cerré la puerta, me miraba con cara de confusión, pensando en porque había cerrado la puerta, hasta que me puse de espaldas a él, y le dije que me abrochara el vestido, mientras empezaba a restregar mi culito con su entrepierna, y empiezo a notar como se esta poniendo duro, el empieza a subirme la cremallera despacio, mientras empiezan a respirar fuerte en mi oído, y besarte lentamente en el cuello, agarrando mi cintura mientras me pregunta:
-Por qué me estás haciendo esto, ni te imaginas las ganas que te tengo, uffffff.
Yo me puse roja y le dije que también le tenía muchas ganas a él, sin darme cuenta apenas, las manos que estaban agarrando mi cintura, se estaban separando, la mano izquierda se dirigió a mi pecho, mientras que la derecha se dirigía a mi vagina…
Estábamos muy excitados, pero me daba vergüenza, así que parte la piernas para que no entrara su mano, pero en un abrir y cerrar de ojos, consiguió meter la mano, empezó a acariciar mi clítoris, mientras pellizca levemente mi pezón, empezaban a escaparseme gemidos, así que el paro de acariciarme el clítoris…
Yo pensé que todo se había quedado ahí, que ya no iba a seguir, pero me equivoque, empiezo a notar como me sube la falda del vestido, y vaja un poquito mis bragas, y empieza a restregar su miembro con mi culito y pasándolo por entre mis piernas acariciándome así el clítoris con ella, cada vez que su miembro pasaba rozando mi vagina, salía mas y mas mojado, yo, no podia controlar mis gemidos, pero mi novio tapo mi boca con su mano, de repente, sin avisar, empezó a meterme poco a poco la puntita, y aunque parezca una tontería, yo con eso, no pude evitar venirme, aun que me gustaría decir que solo fue una vez, pero a medida de que la iba metiendo dentro de mi, cada vez más duro y más rápido me iba viniendo una y otra vez, hasta que finalmente llegó su momento, la sacó de dentro mío, y me dijo que me arrodillara delante de él, lo cual yo no dudé ni un segundo en hacer, empezó a azotarme la cara con su miembro, mientras me decía con voz bajita y sensual:
-Abre la boca y trágatelo todo.
Empezó a masturbarse rápidamente la punta del capullo, hasta que finalmente salió un flujo blanquecino, dulce y muy líquido, casi todo fue a mi boca, pero algunas de las últimas gotas cayeron sobre el vestido…
Rápidamente nos vestimos, salimos de los probadores y nos dimos cuenta de que todos nos estaban mirando, fuimos a pagar el vestido, finalmente salimos de la tienda sonrojados y cogidos de la mano.
Estábamos muertos de vergüenza no sabíamos qué hacer, así que nos fuimos directos a cenar pero no podíamos ni mirarnos a los ojos, pero el se paro delante de mí, agarrándome las manos con una suya y levantándome la barbilla con la otra mientras me empezó a besar, y cuando paró, me miró a los ojos y me dijo:
-Nunca voy a olvidar esto que ha pasado hoy, que sepas que me ha encantado, gracias por cumplir una de mis fantasias bb.
Una vez que llegamos al restaurante y nos sentamos, empezamos a hablar y reirnos, acordamos nunca más ir a esa tienda juntos ya que preferimos que se quedara como un recuerdo, como una de esas anécdotas que no cuentas a nadie, que son para los dos, en definitiva, nuestro secreto.