Un hombre había sido desafiado a muerte en la que si no se involucraría, seria amenazado con que sus amigos morirían.
Afectado por la amenaza, se vio obligado a ir. Pero lo que no conto, es que cerca de ese reto, no aposto de que acabara terminando...
En el corazón de Tokio, la ciudad que nunca duerme. Kamurocho, la capital de la vida nocturna del entretenimiento donde vibraba a todas horas. Las luces de neón parpadeaban y bailaban, iluminando la infame reputación de zona roja del distrito, era también territorio de los yakuza, los infames gánsteres japoneses que dominaban las calles con puños de hierro y sonrisas brillantes para aquellos que buscaban placer y peligro.
Allí, estaba Takayuki Yagami, quien no era un detective común. Habiendo sido un abogado prometedor, pero tras haber dejado la abogacía para aceptar el trabajo de detective con licencia, su agencia se ocupaba de una amplia gama de casos, a menudo ahondando en las turbias aguas del submundo criminal, funcionarios corruptos y otros problemas aparentemente mundanos que ocultaban secretos más profundos.
Su decisión de convertirse en detective privado fue una forma de hacer las paces con su pasado, debido a la culpa por un asesinato que no pudo evitar, Yagami en ese entonces estaba decidido a identificar al culpable para limpiar su conciencia y finalmente seguir adelante con su vida, cosa que había logrado.
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Pasaron casi 4 años desde que Yagami había desenredado la maraña de tres casos aparentemente inconexos: el de un asesinato, el suicidio de un estudiante de secundaria y un horrible episodio de abuso sexual.
Al principio, parecían incidentes que no cuadraban, pero a medida que èl se profundizaba en la investigación, Yagami se dio cuenta de que los hilos de la verdad se iban entrelazando en una narrativa intrincadamente vinculada, que desafiaba la percepción inicial de una simple relación de causa y efecto. Pero su incansable búsqueda de la verdad no había sido gratuita. Desde entonces, Yagami había adquirido una perspectiva más profunda de la vida, pero a un precio que había pagado muy alto por aquellos que quedaron atràs.
*noc* *noc*
El golpe en la puerta interrumpió la concentración de Yagami en su papeleo, desviando su atención sobre sus tareas mundanas que definían su rutina diaria.
Un hombre entró en la oficina y Yagami se levantó rápidamente para saludarlo, estudiando con sus ojos penetrantes al extraño que estaba frente a él.
Dos días antes, Yagami había recibido una solicitud críptica de esté individuo, y ahora esta reunión era el cumplimiento de ese acuerdo.
"¿Eres el Sr. Conde, verdad? los dos caballeros se sientan en el sofá después de ser presentados. Entonces dime, ¿qué necesitas?"
Yagami escuchó atentamente mientras Conde hablaba, teniendo èl un rostro que era una máscara de profesionalismo dentro de su seriedad. Las palabras del hombre eran nítidas, sin lugar para conversaciones triviales o bromas.
Los brazos de Yagami se cruzaron frente a él, reflejando la naturaleza empresarial del extraño. Claramente, era un hombre que no dejaba que nada se interpusiera en el camino de sus objetivos.
"Entonces... ¿Quieres que investigue a alguien? Bueno, lo haré, pero necesito información." Saca su cigarro. "Primero, dame un perfil detallado de esta persona, cualquier cosa incluso si crees que no es importante."
