Un hombre había sido desafiado a muerte en la que si no se involucraría, seria amenazado con que sus amigos morirían.
Afectado por la amenaza, se vio obligado a ir. Pero lo que no conto, es que cerca de ese reto, no aposto de que acabara terminando...
Kivotos, el hogar de miles de academias diferentes, está repleto de tecnología avanzada, incluyendo robots, exotrajes y mechas gigantes.
La población general se compone de animales (en su mayoría perros y gatos) de varios tipos, principalmente humanoides femeninos, con diversas características mitológicas como cuernos, colas y alas. Sin embargo, lo más común son sus aros únicos que representan sus habilidades y personalidades, portados únicamente por las chicas.
A pesar de estar formado por academias, los maestros irónicamente no son tan comunes. La educación y la enseñanza son realizadas principalmente por profesores invitados y asistentes, pero rara vez por un profesor titulado. En lugar de esto, el énfasis recae en varios clubes y organizaciones escolares donde los estudiantes pueden expresar su individualidad, comúnmente liderados por los "presidentes del club" en vez de un profesor.
A pesar de todos estos rasgos idealistas, Kivotos también está repleto de todo tipo de elementos maliciosos como un alto número de delincuentes, organizaciones criminales y actividades ilegales que, aunque no se muestran abiertamente, afectan a los diversos estudiantes expulsados de sus academias, como es el caso del Mercado Negro, donde la violencia armada es habitual en la ciudad.
Aun así, estas confrontaciones tienen una tasa de mortalidad sorprendentemente baja. Muchos de los ciudadanos humanoides y las chicas con aros tienen una durabilidad increíble, siendo notable su protección a prueba de balas moderada. Los proyectiles de punta hueca encamisados causan algo de dolor solo con disparos sostenidos o ataques de artillería, que pueden dejar inconscientes a estos ciudadanos, siendo eficaz en los "estudiantes".
Sin embargo, la forma más rápida de matar a estas chicas es la destrucción de sus aros.
Se había quedado leyendo para distraerse después de su pequeña siesta cuando una mujer entró en el salón para verlo. "Espero que no te haya quitado mucho tiempo al hacerlo esperar. Sobre todo, si tengo complicaciones para levantarlo de su sueño". Se aclaró la garganta antes de volver a hablar. "Vamos al punto. Soy Nanakami Rin, y soy una estudiante de Kivotos, la ciudad academia.
Y tú, eres el Sensei que hemos convocado, o así es como parece". Rin agitó la cabeza en negación antes de volver a ver al Sensei. "Perdone, le digo así porque ni yo estoy del todo segura sobre cómo fue que usted vino aquí".
"No hay por qué complicarse, si por algo estoy aquí". Se mostraba alegre, pero detrás de sus ojos cerrados se emitía un desinterés en sí mismo, además de no conocer el cómo y el porqué estaba en Kivotos; eso era cosa del pasado.
El silencio surgió cuando ella solo lo miraba. "Le pediré que venga conmigo, por favor. Hay algo en lo que requeriré su ayuda", Rin agarró los papeles en el escritorio y los puso en su tablero de hojas antes de volver a hablar. "Es un asunto grave que determinará el destino de la ciudad academia".
Sin nada que preguntarle, el Sensei siguió a Rin para oír su aclaración mientras llegaban al elevador, "Espero que haya leído los expedientes que le pasé, pero volveré a presentarlo de todas formas.
Bienvenido a Kivotos, Sensei, el hogar de cientos de academias diferentes. Aquí es donde usted va a trabajar de ahora en adelante".
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