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El mensaje en la mezcladora se corta, indicando que el audio finalizó. Me doy cuenta de que se trata de una voz femenina, e indiscutiblemente maternal; ésto último lo descifré casi al momento.

No hubo reacción en mí hasta después de unos segundos. Escuché este audio una sola vez; y hay tanta emoción en él que no puedo evitar sentirme curiosa, incluso si encuentro complejidad en lo que esta mujer expresa, logro hacerme una idea de lo que significan por la calidez en su voz.
Su explicación es simple y efectiva para describir lo que siente, pienso que esta persona encontró una paz inmensa dentro de sí misma.

Cuando parece que intento darle vueltas al asunto comienzo a sentirme como una entrometida, niego con mi cabeza para evitar sacar más conclusiones.

Observo lo que me rodea, aún sintiéndome extrañamente en calma, en especial porque no sé si hubiera reaccionado con tanta serenidad a lo que se me presentó, por mi naturaleza. Una parte de mí, todavía cree en la idea de que aquello era un sueño porque se siente como tal.

Mis manos sufren leves espasmos cuando veo todos los objetos de esta pequeña habitación; desde jarrones, lámparas, variedad de plantas y esencialmente cables enredadizos regados por el suelo, y sostenidos por las paredes de madera a la fuerza. Anhelo tocarlo todo, pero temo hacerlo, así que me limito a acercarme.

Tengo pensado buscar algún teléfono celular, una radio o algo similar que me ayude a comunicarme, lo que me tiene sin cuidado porque puedo asumir que por la variedad de cableado lo encontraré pronto. Estos aparatos estaban prácticamente frente a mí: dos monitores de ordenador, uno de ellos era distinto porque su forma era triangular, era raro, pero tenía un encanto al que no me podía resistir.

Mi visión se coloca sobre un cable de color fucsia que recorro hasta toparme con lo que predije: un enchufe. Por instinto y por conocimientos básicos de electricidad, supe que, obviamente, necesitaba conectarlo.

Lo tomo entre mis manos temblorosas, y procedo a mirar de derecha a izquierda aún sabiendo que no había nadie desde que llegué (o aparecí).
Levanto mi mentón hacia el techo, aprovechando la oportunidad. Me exalto por un momento cuando veo una hamaca tendida en la parte superior, y re dirijo mi posición para confirmar que no hay nadie acostado en ella. Al verla vacía suspiro el aire contenido, y me apresuro a conectar la PC a la fuente de energía.

Oigo un pitido que me indica que el computador comienza a trabajar, y sonidos casi imperceptibles son emitidos desde el software.

—¡¿Es usted amo?! —Escucho una voz artificial de proveniencia masculina, que se asemeja a la de un locutor. —Oh...

Mi corazón deja de bombear sangre por un segundo, lo que pone mi piel pálida y me trae paranoia; retrocedo lejos del origen de esta voz instintivamente, guiándome por el miedo como mecanismo de supervivencia, sin embargo, no encuentro a ninguna forma de vida física para jactarme de que ella fue quien habló.

—¡Mantén la calma, jóven extraña! —Lo que sea que estuviese hablando hizó una pausa. —No creí posible que esto pasara, pero, no puedo hacer deducciones en este momento...

La voz se calla de nuevo, pensativo, y no puedo decir cómo lo supe ya que no tiene un rostro para ver sus expresiones faciales, pero pareció reaccionar a su propio comentario notando que lo dijo más para sí mismo que para mí.

Quiero decir... ¡No te preocupes! Me parece que estás desorientada, conectarme fue la mejor decisión que pudiste tomar, resolveré las dudas que tengas. Veo que no eres habitante del Listón Cromático.

Esto resolvía mi primera interrogante, ahora parecía algo bastante obvio que esta entidad que se dirige hacia mí es una forma de asistente de voz de la computadora, pero lejos de eso, no logro comprender lo último.

Mis labios comienzan a tiritar intentando articular una palabra mientras recompongo mi postura a una más recta, me acerco tímidamente al teclado del ordenador, el cual es igualmente particular por ser táctil, aunque sus funciones no parecen distintas. Me siento segura de lo que debo hacer, pero antes de rozar una tecla mis manos frenan.

Eh-ehm... ¿Eres como... Como un asistente de voz? —Musito. Las palabras salen sin saber si seré escuchada o no, pero para mi propio alivio obtengo respuesta.

¡Es exactamente lo que soy! Y puedes llamarme como prefieras. También, puedes insertar tu nombre para identificarte y facilitarte mi acceso.

Una ventana se despliega en la pantalla del monitor más cercano, sólo necesito levantar un poco la mirada para leerla; al parecer, me estaba solicitando un nombre de usuario.

Ésto no alteró mis nervios demasiado, ya que crear un perfil para acceder a la PC era bastante racional, sentí que no podría recibir suficiente orientación por parte de la computadora si él no tenía un nombre por el cual llamarme.

Los dedos están a milímetros de la tecla con la primera letra que lleva mi nombre, pero todavía no puedo. La desconfianza es imprescindible en la formación de mi persona.

—¿Este ordenador... Le... Pertenece a alguien? ¿N-no pasa nada si escribo mi nombre?

Pasan un par de segundos sin obtener una respuesta a cambio, parece acrecentar la ansiedad.

—Este ordenador perteneció a alguien... Pero no le ha dado mantenimiento en un tiempo.

De alguna manera, puedo notar un cambio en el tono de voz masculino; se le escucha mucho más serio, lo que me eriza la piel.

Es difícil decir algo al respecto, así que devuelvo la mirada a la pantalla sin esforzarme por hacer que las palabras salgan de mi boca, mis pupilas saltan sobre cada pequeño detalle en su interfaz, entonces encuentro este pequeño recordatorio a un costado: yo soy el nuevo usuario que recién va a añadir su nombre, pero el antiguo progenitor también está marcado para ser seleccionado. Mi visión está postrada únicamente ahí, mi cerebro procesa cada letra, un mecanismo neuronal me hace retroceder en un acto de confusión genuina. Parpadeo unas dos, tres, cuatro veces; vuelvo a leer con más detenimiento, río nerviosamente como si fuese un chiste de mal gusto.

"Clancy"

Las ideas vuelven a mí en un acto reflejo; ese era, entonces, el perfil del antiguo dueño de la computadora.

Poluciones Nocturnas (Clancy Gilroy x Reader) [TMG]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora