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JongDae

Las cosas van bien por aquí, hay personal en las mañanas que se encargan del aseo y la comida, no he visto mucho a BaekHyun pues el trabajo lo mantiene ocupado.

Y justo cuando llego.

--Joven JongDae, que bueno que llegó, ya debemos irnos.

Ellos se van.

--Adelante, vayan con cuidado --respondo sonriendo-- yo me hago cargo.

La joven señora asiente y avanza a la salida junto con las demás personas.

Me extraña que una casa tan grande y con tantas habitaciones no pueda hospedar a los empleados, diría que es porque no confían en ellos pero eso no tiene sentido, es decir me dejan a cargo de la casa cuando me acaban de conocer.

Pero es mejor no rebuscar ideas, a mí me conviene mucho más ésta situación porque...

--Hola JongDae --saluda el pequeño MinSeok tímidamente bajando de las escaleras.

Porque puedo estar a solas con él.

--Hola nene --saludo sonriendo y me le acerco.

Su corta estatura me parece la cosa más tierna del mundo, eso combinado con su aura tan pura y su bello rostro.

--¿Ya comiste? --pregunto acariciando su mejilla.

--S-sí --responde nervioso.

--Muy bien, entonces vamos arriba para que hagas la tarea.

--Es que... --dice pero agacha la cabeza al instante sin terminar la oración.

--Dime, bebito, no tengas pena --ordeno tomando su babilla delicadamente-- ¿Qué pasa?

--Es que, me preguntaba si podrías leerme un cuento antes --pide con un sonrojo decorando su carita-- no he podido leerlos todos y tal vez podríamos, ya sabes.

--Por mi encantado, vamos de una vez.

Suelto su barbilla, tomo su mano y subimos las escaleras rumbo a su habitación, el corto tiempo que he pasado aquí me ha demostrado su carácter tan dócil y pasivo.

Dos cosas que van a la perfección con su apariencia.

Entramos a la recamara, Min va a su cama, toma el muñeco abrazándolo y se acomoda mientras bajo los libros de su estante.

--Tienes muchos aquí, ¿por cuál empezamos? --le pregunto mostrándole las portadas una por una.

--¿Puede ser con el libro de "Pinocho"? --cuestiona dulcemente.

--Como desees pequeñito, acomódate bien que voy a empezar.

Abraza con más fuerza el pequeño muñeco y asiente mientras sonríe, me siento a su lado y hago que acomode su cabeza en mi hombro.

Al principio se apena un poco pero con el tiempo hasta se acurruca con confianza, su aroma suave va directamente a mis fosas nasales, usa una loción un tanto infantil con olor a vainilla.

Y me gusta demasiado.

Abro el libro y comienzo a leer, entre antes empiece antes terminaré y tendrá tiempo para hacer sus deberes.

(...)

--Y entonces Pinocho entendió que mentir no está bien y prometió no hacerlo nunca más --termino el libro y lo dejo a un lado-- ¿Te gustó?

--Sí, mucho --asegura sonriendo-- no lo había leído antes pero tiene razón, no me gustan las mentiras.

--Eso es bueno Mini, ahora a hacer la tarea, anda, levántate.

Asiente y baja de la cama, busca su mochila y la trae consigo.

--¿Sabes? No me agradan las personas que vienen a limpiar --informa Min abriendo su bolso.

--¿No? ¿Por qué?

--Ellos mienten --afirma suspirando con tristeza-- dicen que no se quedan aquí porque tiene cosas que hacer pero sé que es porque no les gusta estar conmigo, dicen que les incómodo, que un chico de mi edad no debería actuar como yo.

--¿Cómo lo sabes?

--Los he oído hablar, solo a ti y a Baek les agrado.

--Entiendo, Mini, eso está muy mal --digo levantándome de mi asiento y me inclino un poco para estar a su altura-- escucha pequeñito, yo amo estar contigo así que no necesitas a esos tontos.

--¿De verdad?

--Claro que sí --insisto ladeando mi sonrisa.

Sus ojos son muy expresivos, me atrevería a decir que es lo que más llama la atención de su físico.

Por eso ahora me conmueve que su mirada se haya vuelto tan dulce cuando me mira.

MinSeok es todo lo que me gusta.

--¿Quieres que te demuestre que tanto me gusta estar contigo, cariño?

Abre un poco los labios y asiente con cierta inseguridad.

Es momento de llegar a otro nivel, acariciarlo discretamente ya no me basta.

Lo tomo delicadamente del cuello y lo acerco a mi rostro atrapando sus labios con los míos, oigo un suspiro de sorpresa y siento como intenta liberarse pero no se lo permito hasta que se resigna a quedarse quieto.

No hay lengua ni nada parecido, sola una suave caricia entre nuestros labios que espero logre calmar un poco el deseo que siento por él.

Al menos por ahora.

Me separo con una gran sonrisa en mi rostro y observo con gusto que en él también aparece esa amigable mueca.

--¿Te gustó? --pregunto acariciando su cuello con mis dedos.

Asiente tímido sin poder mirarme a los ojos y espero que esto se repita pronto.

Por ahora me basta con esto.

The Puppet (ChenMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora