Enamorarse era parte de la vida de todo adolescente, pero Izuku estaba más centrado en convertirse en un héroe, el amor para él pasaba a segundo plano.
O así era hasta que vió a esa chica en la cafetería de la esquina y le mandó un flechazo directo...
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Dos meses habían pasado y eso había sido muy peligroso para el pobre corazón de Midoriya, ya que a medida que pasaba el tiempo sólo podía confirmar que T/n cada vez le gustaba más.
— Quiero verla...
Un suspiro se escapó de los labios del pecoso, se le hacía difícil no querer avanzar en su relación con la estudiante del departamento de apoyo.
No sabía qué era lo que le hacía sentir un revoltijo en su estómago, si era su bella sonrisa, sus ojos encantadores o aquella voz melodiosa, evidentemente también existía la opción de aquel panecillo de dudoso origen que había comido hace un par de horas, pero no, Midoriya creía fielmente que era un flechazo directo, él aseguraba estar enamorado y ¿Quién sabe? Tal vez lo único que él quería era estar enamorado, enamorado de T/n.
— ¿Izuku-san? — Midoriya se exaltó al ver frente a él a la persona que ocupaba sus pensamientos. — ¿Me oyes? Izuku-saaan. — Le volvió a llamar.
— ¡¿S-Shield-san?! — Se alejó de golpe exaltado y avergonzado por la cercanía repentina. — ¿Hace cuánto estás aquí? — Preguntó confundido.
— Hace como cinco minutos, no te preocupes demasiado. — Le restó importancia con una sonrisa.
— Ya veo ¿Necesitabas algo?
— Bueno... Pensé que podíamos almorzar juntos, pero como no me contestabas los mensajes. — Se rascó la mejilla algo nerviosa y con un leve rubor. — Me preocupé un poco demasiado. — Admitió algo avergonzada. — En fin, creo que iré volviendo a mi aula, nos vemos.
Midoriya la vio alejarse rápidamente y agarrar a una Hatsume en camino para después desaparecer por los pasillos, inevitablemente suspiró hasta que en un abrir y cerrar de ojos Uraraka apreció frente a él.
El chillido del peliverde fue digno de una película de terror.
— ¡Deku-kun, tú tienes que avanzar! ¿Cómo puede ser que sigan siendo amigos? — Ochako le regañó. — Empieza a ver las señales, señales. — Recalcó algo molesta por aquella lentitud.
— H-Haré mi mayor esfuerzo, Uraraka-san. — Aseguró viendo algo espantado el aura de su amiga.
Debía avanzar y pronto.
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— ¿Qué fue esa salida? — Hatsume se mostró confusa mirando a su compañera.
— No fue nada. — Shield sonrió. — ¿Oh? ¿Es un nuevo proyecto? — Apuntó un poco de metales acumulados en el escritorio de Mei.
— ¡Sí, es mi bebé! Puede ayudar a... — La pelirosa se frenó en seco. — ¡Espera! Me estabas intentando distraer, no funcionará esta vez. — Negó poniéndose las manos en la cintura. — ¿Qué pasó con tu rompe huesos?
— Bueno... No hay mucho avance. — Admitió. — Aunque he disfrutado esta amistad, estaba pensando en dar el siguiente paso ¿Qué opinas?
— ¡Es lo mejor, intentaré hacer un bebé que le lleve flores!
Mei seguía dando propuestas de artefactos mientras que la Shield sólo suspiraba con una leve sonrisa, debía avanzar.
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