Enamorarse era parte de la vida de todo adolescente, pero Izuku estaba más centrado en convertirse en un héroe, el amor para él pasaba a segundo plano.
O así era hasta que vió a esa chica en la cafetería de la esquina y le mandó un flechazo directo...
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Otro día en la famosa cafetería y ahí estaba Midoriya como cada mañana.
Claro T/n se encontraba ahí solo que esta vez con un portátil y audífonos, él podía ver como ella sonreía y movía sus labios repetidamente, al parecer estaba haciendo videollamada con alguien.
¿Qué era lo que le molestaba?
El simple hecho de que todos hablaban tan fuerte que la voz de la chica no era audible para él, en verdad deseaba oír su voz.
— Si tan sólo...
Soltó un suspiro, pero entonces vio como un chico se le acercaba, rápidamente se puso serio y miró de forma fija al sujeto que se atrevió a acercarse a su ángel.
— No te le acerques... Lárgate ¿Cómo se te ocurre acercarte al ángel? — Murmuró frunciendo el ceño con algo de envidia en su mirada. — Ugh... Esto me pasa por no acercarme antes ¿Ya perdí la oportunidad?
El pecoso se agarró el cabello con decepción y frustración, no podía creer lo que estaba sucediendo.
Debía admitir que sentía algo de celos, pero sobre todo estaba molesto consigo mismo por no ser valiente y acercarse a ella.
Al subir la mirada nuevamente se tensó, el chico que antes parecía tal altanero ahora estaba retrocediendo con un rostro pálido y el rostro mojado mientras que su ángel lo miraba con asco y amenazante.
¿Qué había sucedido en un par de segundos? Bueno, era obvio. La chica se molestó y le tiró un vaso de agua en a cara.
Oh... Ahí va el chico, salió corriendo y con el rostro temeroso, había sido horriblemente humillado.
Midoriya volvió a mirar a la chica con algo de temor mientras se encogía en sí mismo al verla sonreír nuevamente al portátil ¿Cómo podía cambiar tan rápido de expresión?
Sin duda el miedo había inundado su cuerpo y estaba seguro de que hoy no podría hablarle.
— M-Me encantaría hablarle y tal vez poder... — Suspiró y bajó la mirada a su habitual chocolatada. — Imposible, sólo en mis sueños podría.
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Ahora T/n ignoraba a su hermana que le hablaba por la videollamada.
Ella solo podía observar con el ceño fruncido al estudiante del curso de héroes ¿Cómo podía decir todas esas cosas? ¡No era ningún sueño! Solo debía acercarse, decir "Hola" y preguntar si le molestaba compartir mesa, ella claramente le respondería que no tenía problema alguno.
—¿Tal vez lo intimidé con mi actitud anterior? — Susurró confundida recibiendo interrogantes por parte de su hermana.
Volvió a mirar al pecoso que ahora miraba su chocolatada como si fuera lo más importante del mundo, al parecer hoy tampoco se acercaría.
¡A este paso ella sería la que se acercara!
Y en realidad moría por hacerlo, pero el cabello de brócoli parecía una pequeña oveja miedosa y estaba segura de que si se acercaba de la nada él podría morir en un ataque de nervios.
— Que complicados son los japoneses...
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