JiMin sabía que YoonGi padecía un trastorno que le extraía ciertas capacidades de cualquier otra persona sana, sabía que no podía captar los olores de las personas que estaban cerca de él, sabía que le gustaban las fresas con miel y la leche fría con azúcar porque le vio llevar alguna de esas cosas un día y otro también, sabía que le gustaban los atardeceres porque un día salió con él y el peligris se quedó embobado con el tapiz anaranjado, sabía que llegaba tarde y salía tarde del trabajo, sabía que le gustaban los materiales nuevos, sabía que tenía dos sobrinas que tenían el pelo de un morado exótico.
Sabía muchas cosas de él.
¿YoonGi sabrá muchas cosas de él?
JiMin se le quedó viendo cuando llegó después de su segunda hora en una clase de refuerzo de álgebra, se plantó en su silla malherida con reposabrazos desgastados y se reclinó hacia delante para atrapar su propio rostro entre sus manos, viéndole fijamente. Solo veía el respaldo de su silla giratoria negra y chirriante, por encima su cabecita gris con sus dos orejitas algo caídas, y cómo no, la cola que oscilaba burlona y relajada. Esta vez las ventanas tenían bolsas de plástico pegadas con cinta adhesiva transparente para evitar que la lluvia quisiera pasar a saludarles, y el trabajo lo hizo JiMin. Por lo que ahora, con menos frío, podía sentir una vez más la fuente de aroma de YoonGi.
YoonGi simplemente estaba allí, ignorando los murmullos del Alfa y centrándose con dolor en lo que estaba corrigiendo, misma tarea que empezó hace veinte minutos, con la cual solapó otra y al mismo tiempo olvidó dos más. Estaba haciendo todo lo posible por terminar uno de sus tantos deberes, pero para él era imposible.
Para el Alfa fue muy importante conocer a una persona tan... diferente a él y al mismo tiempo tan llamativa.
Era un Omega que, sin saberlo, se había hecho su amigo aún sin conocer su raza. Se lanzó a compartir una sala de pequeñas dimensiones con él sin conocer su raza, se atrevió a desafiarlo un sin fin de veces e hizo hasta lo imposible por cabrearlo, llegó al punto de darle igual si tenía consecuencias sus actos infantiles. Pero también vio en él un punto crítico, un bache que desde su vista de espectador no fue captado y que a su compañero le afectó bastante.
Empezó a preocuparse por la salud de esa sala después de los avances solitarios y débiles del Omega.
Pero había algo que dejaba de conocer de YoonGi por ratos.
Su aroma lo tiene más que claro, capta con precisión cada una de sus fragancias y disfruta aspirar el perfume que envuelve su cuerpo todos los días, pero ese aroma no debería poder olerlo.
JiMin conocía lo azares del destino, creía en los hilos rojos, en las medias naranjas, a los Alfas y Omegas que aman a otros desde el día que nacen, en los cuentos de hadas con un final feliz. Pero pusiese dónde pusiese todos los trozos de su encuentro, no había algo que le dijese que aquello pudiese ser posible en su situación. No es que estuviera muy emocionado por un reciente flechazo, pero era un Alfa soltero que se interesó por milésimas de segundo en un Omega soltero que le sonreía bonito.
Quería encajar los pedazos de su historia.
─Saldré a hacer fotocopias ─Avisó tras un par de minutos sin hacer nada, dejando que el tiempo sucumbiese su cabeza con un martillo y una idea amorosa que estaba a punto de expulsar a arcadas─ ¿Necesitas algo?
La vista de YoonGi no se separó de las láminas y sacudió su cabeza con suavidad, vio su cola acostada en la silla y sus orejitas escondidas entre su enmarañado cabello gris, vio poco de aquellas ojeras pero sabía que YoonGi no había tenido una buena noche.
Entre un corto suspiro y una mueca de impaciencia, JiMin se contuvo al salir de la sala. ¿Por qué YoonGi sabía cuando él necesitaba abrazos y, sin embargo, él no era capaz de darlos cuando el Omega los necesitaba?
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𓍯 rᥲᥕr mᥱ
Fanfiction:¨ ·.· ¨:⠀ '· . ꔫ ᥲძᥲ⍴𝗍. Ꭻꪱׁׁׁׅׅׅꩇׁׅ֪݊ ׅ꯱υׁׅ ❝ El híbrido de tigre se divertía acariciando y jugando con las orejas respingonas y esponjosas de su compañero de trabajo, aún sabiendo que le intimidaba. Pero es que se ponía rojito de rabia y se...