diez: jungkook y taehyung

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─Pensé que todos estarían en sus casas... ─Murmuró JiMin tras ver en los pasillos algunos alumnos y unos cuantos profesores de otras materias mientras seguía de cerca a YoonGi.

El peligris no había dicho ni una sola palabra después de bajar del tren, ni cuando Park intentó acercarse a él para sacarle algún tema de conversación y no mantener ese silencio incómodo y ese distanciamiento tan abrupto. Sus manitas no dejaban de temblar e intentaba ocultar ese temblor en los bolsillos de su pantalón corto, era inútil pues su cola era incapaz de enroscarse en su cintura y ondeaba inquieta detrás. Sus orejitas tampoco podían quedarse escondidas entre sus cabellos, constantemente se giraban para captar los murmullos de Park.

No sabía si había hecho mal en despertarle, ni siquiera sabía si en verdad iba en dirección al instituto.

Marchaba derecho, concentrado en respirar correctamente y con gotitas de sudor pintándose en su frente, un todos los músculos convertidos en masas de gelatina que temblaban en cada paso. Y sentía que su pecho estallaría si el Alfa de conejito seguía intentando acercarse mucho más, ya suficiente tenia con poder olerle de lejos como para arriesgarse a asfixiarse si le tenía más cerca.

JiMin no sabía que le estaba ignorando porque YoonGi jamás le había ignorado, siempre se veía al tigre ir detrás del conejo y siempre resultó tan bonito de verlo que ahora el Alfa hacía un listado mental de los errores que pudo haber cometido.

Curiosamente esa escena, la de ir uno detrás del otro ignorándose, había ocurrido un sinfín de veces cuando recién se conocieron. Era el tigre quien hablaba con la ancha espalda de JiMin y era el conejo el que se tapaba las orejas para no escucharle.

Fue hasta llegar a su puerta que ambos se quedaron petrificados.

─JiMin, y-yo... ─YoonGi tomó la palabra a la vez que empujaba la puerta de madera, el chirrido de siempre se escuchó y el Alfa alzó sus orejas atento, siendo la primera vez que hablaba después de tanto rato.

─¡JiMin! ─SiYeon le llamó desde la otra punta del pasillo, Yoon la vio trotar y supo que dentro de un par de segundos todo sería incómodo para él.

Tras un suspiro atrajo a JiMin y con sus fuerzas lo metió en la sala, dando un fuerte portazo cuando ambos estaban dentro. Colocó el seguro y cuando iba a revisar que estuviera bien cerrado, se trajo el pomo de la puerta en su mano.

─Oh...

─Bueno, una cosa más que arreglar el año que viene ─Susurró JiMin arreglándose las ropas con desinterés hasta que cayó en cuenta─ Estamos encerrados, ¿verdad?

Algo culpable y muy cohibido, YoonGi dio la razón a su pregunta sin verle, con ambas manos en la puerta y su frente apoyada en la misma. No tardó mucho en escuchar los pasos de la pantera acercarse y sabía que cualquier cosa que le dijese a JiMin sería escuchada por ella por su excelente oído.

─Si quieres puedo intentar abrirla-

─No. ─Musitó en un extraño suspiro que confundió al otro─ Nos echarán la bronca si salimos ahora... es mejor recoger y luego salir, ¿no te parece? ─Preguntó girándose sobre sus talones, evitando el contacto visual y centrándose de lleno en otra cosa en cuanto pudo.

JiMin no añadió nada, se limitó a obedecerle en silencio e involuntariamente aspiró su aroma para percibir algún cambio que le diese una pista sobre ese humor tan... distinto. Algún día le pilló decaído y no supo qué hacer, dada la circunstancia quiso conocer si por el aroma que ahora soltaba podía descubrir qué sentimiento estaba controlando su ser.

Y la suave lavanda le acarició el alma, dejándose llevar más por la vainilla se acercó a su escritorio dándole la espalda a YoonGi, revisando sus cosas encima de su mesa fue menos disimulado e inhaló una vez más su aroma. Oh, el olor a bizcocho que tanto le recordaba a su infancia regresó a su nariz de manera mortal.

 𓍯  rᥲᥕr mᥱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora