8.

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CAPITULO 8.

James iba muy seguido al lugar donde trabajaba, casi a diario, no encontraba la explicación ya que en la mayoría de las veces no compraba nada, y además en la mayoría de las ocasiones no hablábamos, como a mi jefe no le parecía molestar la presencia de James yo no podía hacer nada, en muchas ocasiones se quedaba tocando su guitarra durante varias horas.

Sentía que lo hacía para molestarme ¿sino porque otra razón lo haría? ¿Por qué vendría aquí todos los días sino era para eso? Digo estaba segura de que Hetfield tenía cosas más entretenidas que hacer, que estar horas aquí. Tenía suerte de que Dave no parecía interesado por el lugar donde trabajaba porque estaba segura de que el malintepretaría la visitas a mi lugar de trabajo por parte del rubio.

Y no necesitaba que me protegiera de lo que sea que él pensara que me protegiera, podía no llevarme bien con Hetfield pero podía lidiar con él sin la ayuda de Dave. Un día llegué al límite y cuando la tienda estaba sola me acerque a él con el objetivo de dejarle algunas cosas bastante claras.

-James ¿a que estas jugando?- casi grité para hacerme oír sobre el sonido de la guitarra.

-¿Qué dices?- preguntó sin dejar de tocar.

-¡¿Qué a que estas jugando?!

-Perdón, pero no puedo escucharte.

-¡Puedes dejar de tocar la maldita guitarra de una!- le grité enojada.

James me hizo caso, y me lanzó una mirada completamente desconcertada, me enojé aún más, porque se hacía él que no comprendía que me molestaba, cuando yo estaba segura de que lo hacía apropósito. Supongo que se sorprendió de verme enojada yo era una persona bastante tranquila, cuando me enojaba no solía gritar o alterarme prefería optar por callarme la boca o ignorar directamente, pero James parecía desatar en mi, emociones bastante intensas para bien y para mal.

-¿Qué es lo que quieres decirme?

-Que estoy harta, no sé... que tienes en mi contra, si quieres sabotearme en mi trabajo o simplemente molestarme, pero ¡Basta! ¿No tienes otra cosa mejor que hacer que molestarme?

-Práctico la técnica, además no lo hago para molestarte, no me importas Bonnie.

Y eso es lo que más me molestaba no que no le importarse, podía lidiar bastante bien con la indiferencia, sino que unos días me prestaba atención y no dejaba de mirarme, y otros días actuara como si no le interesara, me molestaba eso sus inconsistencias conmigo, y más cuando no tenía ninguna razón para serlo. Porque ¿Qué le había hecho? Había sido por besarlo, sabía que no debí hacerlo cuando lo besé arruiné toda posible amistad o al menos una relación normal de cordialidad que pudimos tener en un futuro y ahora James me odiaba.

Estaba tan arrepentida de haberlo besado, no sabía cuánto, lo peor es que ya no me sentía tan atraída por él como al principio o al menos podía lidiar ya con esa atracción sin ponerme nerviosa, sino lo hubiera besado y en lugar de eso habría dejado que esa atracción principal pasara, las cosas entre nosotros serían mucho menos incomodas.

-Entonces ¿Por qué vienes aquí todos los días?- lo cuestioné cruzándome de brazos.

-Porque trabajo aquí, tonta.

-No trabajas aquí, James.- respondí exasperada, lo que más me molestaba era que me estuviera mintiendo de una forma tan evidente.

-Si que trabajo, necesitaba dinero extra para pagar mis deudas así que le pedí a Chuck si me daba trabajo aquí, y me dijo que sí.

Lo miré atentamente intentando descifrar si hablaba en serio, lo que más me sorprendía era lo bueno que era para mentir, sino yo no trabajara aquí casi pensaría que estaba hablando en serio.

Turn The Page (James Hetfield)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora