IV

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Había pasado un rato desde que julián andaba de chusma tratando de escuchar algo, aunque fue al pedo, no podía estar cerca de la puerta porque la vicerrectora andaba dando vueltas.

Se quedó sentado en el pasillo que daba al lugar, no sabía que hacía ahí, no sabía si quería ver si enzo estaba bien, o si quería saber qué pasó.

Estuvo tanto tiempo en su trance hasta que sonó el timbre que indicaba la finalización del único recreo largo que tenían, y también notó cómo fernandez estaba parado al frente de él.

Verlo a los ojos desde abajo le hizo tener escalofríos, un aire a soberbio emanaba de él, álvarez desde su posición se quedó sin palabras.

—¿Qué haces acá?

Julián la verdad que no sabia que hacer y siguió sus instintos, levantándose de su lugar bajo la fuerte mirada de enzo, estaba por irse corriendo del pánico pero el brazo del menor lo hizo frenar.

—Primero me pegas una piña y ahora te queres ir a la mierda,  ¿me tenes miedo pibe?— el azabache buscaba sonar con esa voz scon superioridad, nadie nunca lo había pegado y menos una persona como julián, su ego estaba dolido.

—Ni que fueras la fea de la llorona.

—Entonces me estás diciendo que soy lindo, si sos mi fan decime y vemos como arreglamos las cosas.

Bueno, álvarez era malo para expresarse y era entendible que surgieran malentendidos, pero el narcisismo que tenía el villero ese estaba a otro nivel.

—Con razón sos fan del mapepe ese, más egocéntrico es, seguro si te pide que le chupes las patas lo haces por fanatismo.

Enzo estaba sacado, y no iba a dejar que nadie criticase a sus ídolos, pero la araña lo tomó por sorpresa.

—Por tu culpa me empezaron a acosar cuando dije que ese no estaba al nivel de messi, no se que mierda te calienta tanto que un cualquiera venga a opinar.—estaba harto ya, no sabía que mierda andaba haciendo contándole de su vida a fernandez, era en vano.

El menor quedó pensando que había pasado, y también calculando que montiel era el pelotudo más grande que había conocido.

Pero es entendible, la gente de calle busca bardo y los chetitos siempre andan de dolidos, tal cual como enzo y julián.

Juli se soltó del suave agarre que era proporcionado por el otro, y se fue a pisoteadas para que su enojo se haga notar.

Enzo tendría que buscar la forma de arreglar las cosas, aunque no entendía  porqué, total era alguien más del mismo colegio con el cual no tenía ningún lazo de amistad.

Pero sentía que debía.

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Era el último recreo de cinco minutos que tenían, y obviamente en el curso de alvarez empezaron a hacer los torneitos del truco, donde el mayor siempre ganaba.

—Julián te estuve llamando como por diez minutos y no contestabas, ¿qué pasó?— era la joya quien recién había llegado, apenas interactuaron algunas veces debido a que en los recreos se ponían a jugar.

Y a julián lo que más le molestaba era cómo flasheaba confianza el chabon ese, y también ese carácter tipo posesivo lo volvió loco, en el sentido de fastidiarse sin ninguna razón.

—Paulo no pasaba nada, estaba en otro lado en el recreo nomás.— no sabía quién estaba peor, si dybala o el por no tener tantos amigos.

El mayor no muy convencido tomó asiento al lado de la araña quien le había hecho un huequito en esa silla que parecía caerse de lo podrida que estaba.

no digas eso! enzo x julián Donde viven las historias. Descúbrelo ahora