IX

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Por suerte, Romero vivía en uno de los pisos más bajos en el mismo edificio que Ju. El ya nombrado había agarrado a Enzo con fuerza de la muñeca por la bronca que tenía yendo al ascensor, fue un poquito incómodo porque no se dirigían la palabra, pero llegaron al piso 6 más rápido de lo pensado.

Álvarez había visto que Cuti siempre iba y venía del lugar, y de lo chusma que es le preguntó al portero que estaba a la noche—porque es el más copado—en que piso habitaba el otro cordobés, y el mismo encargado se lo había dicho, era un grande Emiliano.

Cuando estuvieron frente a la puerta, en vez de tocarla parecía que Álvarez la quería romper con fuertes y desesperados golpes, a los segundos fue un Romero algo dormido a abrir, mientras lo hacía se tallaba el ojo para sacarse algo de gran sueño que sentía.

—Qué mierda pasa que me rompen las bolas culiao. —bufó fastidiado, se despertó después de diez horas tratando de romper su récord de "cuántas horas podía dormir".

—Cucha, ¿Vo' que mierda hacías sacándonos esa foto? El re culiado me parece que so vo. —se le salió lo cordobés a la araña, eso pasaba cuando le salía humo de la cabeza.

—¿Que mierda hace en mi casa vo', Araña? —preguntó el morocho del otro lado de la puerta. —¿De qué foto me habla'? El jueves me robaron el celular.

La presa del turro y del cheto se había justificado, Enzo se quería ir a la mierda porque medio que le daba igual—mentira— pero Julián no quería aceptar lo que decía.

—A ver, mostrame tu celu. —demandó el castaño mientras se cruzaba de brazos. Cristian rodó los ojos y los dejó un ratito ahí hasta buscar su teléfono.

Por si se preguntan, Álvarez era buen observador y—dentro de todo—recordaba que celular podía tener cada uno de sus compañeros, inclusive de todo el colegio, aunque eso ya es re exagerado corte falopa.

—Mira, ahora deja de joder que no tengo nada que ver. —habló volviendo a aparecer y casi le tira el celular por la cara. Era el cel viejo que tenía Cris de repuesto por si algo pasaba.

Era el iPhone 8, y por lo que Juli se recordaba, el tenía el 11 por ahí. Dudo un poquito pero cedió, Cuti podía ser todo un caso pero por ahí bien en el fondo no tenía necesidad de mentir.

Juli se disculpó y Romero le cerró de un portazo, odiaba cuando lo despertaban por pelotudeces. Se acercó a Fernández que estaba el otro lado del pasillo con la mirada perdida, esperando a su amigo.

—Me parece que por ahí le hubiéramos pedido la dirección a Cachete...—expresó un arrepentido Enzo, era un boludo, pero había valido la pena escuchar al cordobés con su característica acentuación. Si lo escuchaba otra vez, seguro se le tiraba encima para chaparselo todo.

—Bueno vos tranqui igual, llamale ahora. —dijo una comprensiva araña.

Enzu marcó el número de amigo y tuvo que esperar un rato para que atendiese, pero lo hizo.

Qué onda paa, ¿todo joya?

Todo joya.—hizo una pausa para tomar más aire.—Che, vo sabe que le robaron el celular al morocho del Cuti, ¿no podes rastrear donde anda el cel?

Ahh mala mía amistad, pensé que sabían donde vivía, aguanta un toque.

Se escuchaba como tecleaba algo, Enzo se mordía el labio de la poca paciencia que tenía, y de lo boludo que era por no preguntar tampoco antes las cosas.

Me dice que anda cerca del Abasto, ahora te paso bien la dirección.

Dale pa, gracias.—y cortó sin más.

no digas eso! enzo x julián Donde viven las historias. Descúbrelo ahora