Luego de unos minutos en viaje por el lago llegaron a Boardwalk, la pareja quedó impresionada ya que era un pueblo muy bonito, parecía de los años 20.
-Que bonito es este lugar- dijo Joaquín-. Mi abuelita se alegraría de estar aquí. -Yo sé que algún día podrás traerla- dijo Emilio sonriendo-. Me encanta que pienses en mi familia. -Ellos son lo más importante en mi vida, además de ti, claro. -Ay mi amor.
Se dieron un beso y continuaron caminando por ese lindo lugar tomándose fotos. Llegaron a un pequeño malecón que daba una linda vista al lago y parecía para organizar una pequeña fiesta.
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Joaquín se recargó en la barda de madera mirando al lago, sintió unos brazos alrededor de su cintura y un beso en su mejilla.
-Joaco, ya sé dónde nos vamos a casar- dijo Emilio. -¿Qué dices?- preguntó Joaquín. -Este pequeño lugar es perfecto para nuestra boda, tiene una hermosa vista al lago donde sería la ceremonia, por esas escaleras entraríamos tú y yo, como es un lugar pequeño solo invitaríamos a los principales de nuestras familias y nuestros amigos más queridos.
Joaquín volteó, miró a su novio con ternura y juntó su frente con la de él, notó en su mirada una gran ilusión luego de lo que dijo.
-¿De verdad quieres vivir esos momentos conmigo?- preguntó Joaquín sonriendo y con los ojos llorosos. -No solo esos momentos, también el resto de mi vida- dijo Emilio y vio una lágrima de su novio-. No llores, mi amor. Sé que es muy pronto para pensar en eso, pero este viaje junto a ti me ha abierto los ojos porque descubrí que el amor que siento por ti es verdadero y quiero estar toda mi vida contigo. -Ay mi amor, yo también quiero estar toda mi vida contigo. No me importa si el mundo dice que aún somos jóvenes, nuestro amor es verdadero y lucharemos para estar siempre juntos. -Así será mi bonito, siempre.
Se unieron en un beso que sellaba esa promesa, era un momento especial porque Disney los había hecho enamorarse y era un amor que ellos describieron ese día. Se separaron sin dejar de mirarse con amor, Emilio besó las manos de Joaquín y se sonrieron.
-Mira, allá hay una playita- dijo Joaquín mirando a un punto-. ¿Vamos? -Claro, amor- dijo Emilio-. Se ve linda.
Emilio y Joaquín caminaron hasta esa pequeña playa, de verdad parecía una playa pero lo único que la diferenciaba era el lago. Caminaban abrazados, veían los patos del lago y corrían en la arena persiguiendose. Era un momento lindo en pareja.
Cerca había un barco pirata, se acercaron para ver qué había. Había unas cuantas personas junto a una fogata quemando malvaviscos. Se emocionaron, compraron una bolsita y se acercaron, insertaron los malvaviscos en unos palillos y los quemaban.
-Recuerdo que de niño no me gustaban los malvaviscos quemados, ahora descubrí que son deliciosos- dijo Emilio. -A mí me encanta comerlos con galletas y chocolate, como en los campamentos- dijo Joaquín.
Comían sus malvaviscos, los compartían y disfrutaban del momento junto a la fogata en una linda playa y ellos dos juntos.
Ya se estaba haciendo de noche, los chicos regresarían al hotel, estaban muy felices de ese bonito día que pasaron. Llegaron a su hotel y dejaron las cosas que compraron junto a lo demás.
-Emi, de verdad gracias- dijo Joaquín sonriendo. -¿Por qué, amor?- preguntó Emilio. -Por cumplir mi sueño de pasear en globo aerostático y en Disney. De verdad es lo más lindo que has hecho por mí. -Lo hago porque te amo y si tú eres feliz yo también. -Lo que voy a recordar siempre serán las bonitas palabras que me dijiste en el malecón. -Esas palabras salieron desde el fondo de mi corazón porque te amo.
Se dieron un beso y se acostaron ya para dormirse, no soltaban sus manos porque eso significaba que siempre estarían juntos. Mañana los esperaba otro día divertido en Disney.
