Capitulo 23

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El sol comenzaba a anunciar un nuevo día, la pareja comenzaba a despertar y al abrir los ojos se sonrieron porque lo primero que vieron fueron a ellos mismos.

-Buenos días- dijo Joaquín sonriendo.
-Buenos días mi amor- dijo Emilio y le dió un beso-. ¿Dormiste bien?
-Dormí de maravilla a tu lado. Pero ya vamos a levantarnos porque nos espera un día muy divertido.
-¡Ay, mi chiquito bonito!

Se dieron un beso y se levantaron para comenzar a arreglarse, guardaron unas cosas que se llevarían y bajaron a desayunar. Al terminar subieron al auto y se dirigieron al parque.

Luego de unos minutos de viaje llegaron, entraron y unas personas les dieron unos abanicos de Olaf.

-Que bueno que nos dieron esto, ya tenía calor- dijo Joaquín mientras se echaba aire y en eso una de esas personas le dijo algo.
-¿Qué dijeron, amor?-preguntó Emilio.
-Que está por iniciar un show de Frozen, ¿vamos a verlo?
-Claro. ¡Mira, allá están Pluto y Goffy!

Se tomaron unas fotos con esos dos personajes y continuaron caminando hasta llegar a un pequeño teatro donde el show comenzó en pocos minutos. Los muchachos se divertían y rieron cuando repentinamente lanzaron nieve falsa hacia el público.

-Ahora si fuimos congelados como en la película- dijo Emilio riendo.
-Literal, pero fue divertido- dijo Joaquín también riendo.

Al terminar salieron del lugar y se dirigieron a otro escenario donde verían otro show, pero ahora de "La Bella y La Bestia".

Se divertían mucho, cantaban las canciones (aunque estuvieran en inglés), pero cuando comenzó la canción de amor se miraron y sonrieron, se sintieron más enamorados.

-Las canciones de amor de Disney son tan lindas como nuestro amor- dijo Joaquín.
-De niño cuando las escuchaba decía que se las iba a dedicar a la persona que se robara mi corazón- dijo Emilio-. Tú eres esa personita.
-Te amo mi amor.
-Y yo a ti mi chiquito bonito.

Luego del show continuaron su camino hasta que llegaron a la zona de Pixar, vieron a los soldaditos de Toy Story y en ese momento un sonido provino del estómago de Emilio. Ambos rieron.

-¿Ya tienes hambre?- preguntó Joaquín.
-Si, desayunamos muy temprano y con todo lo que hemos caminado mi estómago ya hizo digestión- dijo Emilio.
-¿Qué se te antoja comer?
-No lo sé, mira, creo que allá venden algo.

La pareja se acercó al puesto y compraron dos piernas de pavo, se sentaron para comérselas, comían en silencio pero se sonreían cuando cruzaban miradas.

-Oye bonito, ¿te gustan las montañas rusas?- preguntó Emilio.
-Dependiendo de cómo sean- dijo Joaquín riendo-. ¿Por qué? ¿Vamos a subir a una?
-Si, creo que ya llegó la hora de un juego mecánico.

Se dirigieron a aquel juego, al parecer era famoso en aquel parque ya que había muchas personas y no les molestaba esperar en la fila. Cuando ya habían avanzado, lograron ver los asientos del carrito y cuando comenzó el juego este arrancó muy rápido, al ver eso Joaquín se aferró al brazo de su novio.

-Tranquilo bonito- dijo Emilio.
-Se ve un poco tenebroso- dijo Joaquín.
-Tranquilo, yo voy a estar contigo y no te voy a soltar.

En unos minutos ya habían subido, tenían sus manos entrelazadas y cuando arrancó el juego los gritos se hicieron presentes, no eran gritos de miedo sino de diversión. Bajaron muertos de risa y despeinados.

-No fue tan malo- dijo Joaquín riendo y al ver a su novio rió más-. Emi, estás todo despeinado.
-Ahorita me pongo la gorra y no se notará- dijo Emilio también riendo-. Fue muy divertido.

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