La luz empezaba a colarse tenuemente por las cortinas, el viento circulaba por las ventanas que daban al balcón, la alarma del teléfono empezaba a ser molesta quizás ya la había retrasado unas tres veces, cuando el calor y el viento ya sofocaban, se quitó la poca sabana que lo cubría, apagó la alarma, aunque con la fresca somnolencia al intentar tomar su teléfono de la mesa de noche tiró el cenicero, se esparcieron por el suelo dejando sucio unos pantalones y camisas esparcidas por el suelo, se sentó en la cama mientras estiraba sus brazos y bostezaba, en el movimiento de acomodarse los resortes empezaron a chirriar, estuvo unos segundos algo desubicado para luego ponerse un pantalón corto que estaba en la esquina de la cama, se levantó hasta llegar a la camisa que estaba colgada en la puerta de su armario sacó un cajetín arrugado de cigarrillos y un encendedor plateado algo mellado del uso, salió hasta el balcón donde el viento estaba gélido aunque el sol estaba totalmente destapado, tomó uno de los cigarrillos en su boca mientras el encendedor quemaba el tabaco, estuvo unos minutos entre caladas mientras miraba como la callejuela ya estaba siendo transitada, el viento se sentía refrescante, la noche había sido calurosa y estaba algo sudado. Desde atrás se acercó flotando Plagg se sentó en la barandilla del balcón donde se apoyaba.
-El señor Jérémie decía que no debías fumar.
-Bueno es verdad, Jérémie decía muchas cosas, aunque nunca cumplía sus consejos.
-Pero deberías, fumar no es bueno.
Adrien acarició suavemente la cabeza de Plagg mientras le daba una última calada al cigarrillo, para luego dejarlo caer en el suelo del balcón, volvió a bostezar pesadamente hasta que sonriéndole le dijo.
-Venga no te amargues, que estamos en septiembre y estaremos ocupados.
Plagg refunfuño un poco mientras Adrien salía del balcón, miró de reojo la pintura descuadrada de la pared mientras pensaba "era un feo bigote", tomó una toalla del perchero clavado y entró al baño miró como en la canasta de la ropa estaban unas bragas negras dedujo que debieron ser de Lucie o de Amélie, no estaba muy seguro, terminó de bañarse para luego ponerse un pantalón de corte recto, sin paletones completamente negro, sacó del armario la camisa de mangas largas blanca, con botones negros y se puso el chaleco algo ajado, se sacudió brevemente el cabello, tomó las escaleras a paso rápido, trago saliva pesadamente al ver el bar tan mal, no recordaba que la noche hubiese sido tan mala, las botellas estaban esparcidas por el suelo, sobras de comida en las mesas y suelo, los cuadros se habían caído y uno se había dañado, suspiró hasta empezar a limpiar, recogió todas las botellas, las acomodó en las cajillas, limpio las mesas recogiendo las sobras y luego pasando un trapo con agua tibia, barrió quitando todo polvo y desperdicio, con una espátula separó toda carroña que pudiese encontrarse, lo recogió todo y lo hecho en una gran bolsa negra que llevó al patio, luego acomodó las botellas de vino del mostrador y recolocó los cuadros, al ver el que se había dañado pensó que debía ir a las orillas del Saona para ver que cuadro encajaba en el bar. Abrió la puerta para sacar el cartel de los menús y promociones, con una tiza colocó los platillos que se servirían hoy, aunque algo del polvillo calló en sus pantalones, volvió al bar para limpiar las ventanas desde dentro y luego desde fuera, estaba algo más decente, aunque las mesas y las sillas necesitaban una mano de barniz, sobre todo las sillas que es donde las personas con la noche ya adentrada se suben a bailar.
Estaba arreglando la barra, cuando escuchó abrirse la puerta y ahí estaba ella con sus pantalones largos que llegaban por encima de su cintura y el suéter negro con cuello de tortuga con un pequeño crucifijo de plata a la vista, entró con su típica mirada escéptica de todo, dio un vistazo general al bar hasta fruncir un poco el ceño para decir.
-Creo recordar que dijiste que estando en periodo estival ibas a dejar de lado las fiestas privadas.
-Sé lo que dije, solo que bueno ya conoces a Amélie y Gerard, nos liamos luego del póker, pero nada grave.
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Adrien-Marinette: Una historia del después
RomanceToda la problemática de los Miraculous es resuelta, aunque las consecuencias serán duras, hay que seguir una vida después de todo, Adrien tiene que lidiar con el peso de saber que su padre era un psicopata. Es la historia de alguien que tiene que re...