Dos

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-¿Que tal te va en la escuela de derecho?

Tzuyu sonrió, rodeando con la punta de su dedo su vaso de Whiskey.

-Excelente, de las mejores calificaciones, me estoy ganando varios contactos con mis profesores, ya tengo 3 ofertas de trabajar en otros despachos. -esa sonrisa llena de confianza, esa postura erguida.

JiHyo sintió como su respiración se entrecortaba y mordió sus labios, tragando saliva de una forma casi seca. Su vista casi se ladeaba sólo para verla, tomando, sentada de esa forma característica y que sus labios volvieran a esa sonrisa segura, altanera.

Su madre había criado a una mujer, y que mujer. Mordió su labio de nuevo, de forma discreta, pero un chasquido la hizo volver.

-Oye.... JiHyo -ella la vio fija, sonriendo, fingiendo que no se había comido con la mirada a la de 23 años.

-¿Que pasó?

-Te estaba preguntando por tu trabajo...

-Ah sí, excelente 3 diseños y ya me han contratado, creo que hasta Bárbara de Regil me quiso contratar pero la paga era proteína.

Cosa que hizo reír a más de 4 personas que escucharon, y JiHyo, solo se fijó en como la castaña la veía desde el sillón, tomando de su Whiskey. El sonido de los hielos golpear contra el vidrio, el líquido resonar. JiHyo se excusó que tenía que ir al baño, acomodando su camisa, y ahí se topó a la castaña.

Sonrió.

-Qué coincidencia, vine a tu baño, no quise molestar, Tzu, estabas muy ocupada platicando con NaYeon-sonrió, asintiendo. -Nunca molestas, JiHyo.

La mirada de la otra la hacía temblar como nadie.

De sólo imaginar que esas manos venosas sujetaban su cintura, cómo esos labios la besaban y dejaban el sabor agrio del alcohol, pero que llegaría a pasar dulce, que llegaría a arder luego y después, quemar.

JiHyo se vio en el espejo,
viendo el sonrojo que su propio pensamiento le dejó, suspiró, y arregló su labial.

Tendría que hacer algo en contra de sus deseos de señora de la mediana edad.

Era la hija de su mejor amiga, era básicamente una depredadora.

Su propia moral se encontraba retorcida ante ella, tal como un gusano ante unos gramos de
sal, gimiendo, retorciéndose, quejándose.

Su moral se estaba deshaciendo frente sus ojos, pero las avellanas que la vieron fija mientras salía del baño y que bajó por todo su cuerpo, la hacían pasar a segundo plano.

JiHyo fingía hablar con las últimas mujeres que quedaban en la reunión para irse unos minutos después, donde sólo quedaban a solas ellas dos, sólo ellas.

La pelinegra se acercó, sentándose, con el martini en una mano mientras la otra bebía whiskey. La vio reír.

-¿Ya acostumbraste a hacer martinis sólo para mí?-la otra asintió, acercándose a ella, relamiendo sus labios.

Dicen que el alcohol te da valor, que te anima a hacer cosas que normalmente no harías, pero básicamente Tzuyu se sintió cobarde por haberse ocultado entre esa capa líquida que no tenía ningún peso, más que el que se medía en litros.

Tragó saliva, oliendo el perfume de la otra.

-JiHyo, ¿Qué opinas de mí? - flores, girasol, un aroma suave, pero que quedaba perfecto con la personalidad de JiHyo. No tan aseñorado, pero tampoco, el perfume que usaría una universitaria. La vio relamer sus labios.

-Que eres inteligente, que... eres -¿Qué más se dice, algo que no sea un 'eres el ser humano más sexy que he conocido'?-segura de ti misma, amable, llena de gracia, y atractiva.

-¿Y cómo desarmarías el atractiva? -¿Cómo? JiHyo vio cómo la otra se acercó más hasta poner una mano en su rodilla, para después subirla poco a poco, llegando a su muslo. Tragó saliva

¿Uhm?

-Y-yo... cejas tupidas, rasgos fuertes, ojos monólidos, labios gruesos, piernas largas, y tu personalidad segura, casi altanera, esa sonrisa llena de confianza que das cuando sabes que estás bien, la forma en la que te mueves, te sientas, hablas, todo de ti-otra persona a la que el alcohol ayudó.

JiHyo sólo tragó saliva mientras sentía cómo Tzuyu se acercaba un poco más, sonriendo, bajando a sus labios.

-¿Quieres saber que opino yo de ti?-le bastó asentir levemente, alzando sus cejas. La otra sonrió -Que eres sexy, que cada que te veo me gustaría, besarte, follarte de mil formas, de tantas que mi propia mente se tiene que censurar por las formas en la que lo haría, que quiero hundirme en ti, llenarte de mí, hacerte gritar hasta que sientas tu garganta arder, hacerte suplicar, morderte, lamer cada parte de ti-poco a poco sintió cómo su entrada goteaba y apretó sus piernas, haciendo a la otra meter su mano más entre ellas.

-Dios, Tzuyu...

-Quiero vivir entre tus piernas, llegar a lo más profundo de ti, quiero que... sientas lo mismo que yo-cada uno de los deseos de la castaña, eran los anhelos censurados de la otra.

JiHyo sólo alzó su ceja nerviosa, sintiendo cómo la otra jugaba con el botón de su pantalón-si tan sólo... me dejaras.

Sus dedos jugaron un poco con su centro, forzando ahí, y JiHyo sólo asintió, tomando a la castaña de su cuello y juntándose a ella, jalando un poco de sus cabellos generando un ardor placentero en la nuca de la menor. Uno que no sintió, pero que de todos modos se quejó en medio del beso, abriendo su boca.

JiHyo gimió entre labios al sentir cómo la otra la acarició con su lengua y básicamente, frotó su dureza contra la otra.

El mismo sabor agrio del alcohol golpeaba en sus labios, ese sabor llegaba, se metía más y más entre ella.

Un sabor que no quería olvidar jamás, un sentir, que no quiso despertar.

No tenía por qué, porque cuando sintió el gemido de la menor supo que era real, que estaba frotando su polla entre sus piernas, su centro donde ya sólo existían sus bragas y la otra gimió, comenzando a desabrochar su pantalón.

Gimió de frustración cuando escuchó un timbre, pero JiHyo se sintió morir cuando escuchó la voz de su mejor amiga. Ahí palideció, junto a Tzuyu, que ya tenía las bragas de la otra en sus manos.

El instinto sería, dárselas y cambiarla lo más rápido posible, pero la castaña las guardó en su bolsillo para después pasarle el pantalón a la otra. Sonrió, arreglando su pelo, acomodando su polla de una forma que no se notara tanto la erección. Le abrió la puerta a su madre.

-Nena, lo lamento tanto pero tenía que entrar rápido al baño y tu departamento era lo más cercano, me voy en tres minutos -JiHyo cubrió su boca, detrás de la puerta, viendo a la mujer pasar apresurada al baño, y apenas respiró.

¿Estaba mal? Sí. Vio a Tzuyu a los ojos, que le sonrió, llevando su dedo a sus labios para con ese gesto, callarla. Después de eso la vio sacar las bragas, con esa sonrisa altanera, y saludarla, burlona.

JiHyo se volvió a esconder detrás de la puerta, cerrando sus ojos, sólo escuchando la despedida de madre hija.

Pensó que después sólo iba a haber un 'fue un error, lamento todo', pero sintió cómo la menor se acercó a ella, después de cerrar la puerta con seguro, riendo.

-Hueles mejor de lo que imaginé. - Fue un impulso para que se acercara a besarla, ahora, mordiendo levemente.





Mommy's Best Friend ♡ CTY + PJHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora