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Creyó que el encuentro con Malfoy había sido una casualidad y que no volvería a pensar en él, mucho menos en estas fechas, y como tantas veces le había sucedido, no tenía la menor idea de nada.

Al día siguiente, mientras preparaba unos hot cakes con diferentes caritas (sonriente para Lily, enojada para James y sorprendida para Albus, porque eso los hacía reírse más que las felices), alguien tocó el timbre y Harry utilizó un hechizo que puso en pausa la cocción de todo para ir detrás de James, que corrió hacia la puerta como si pudiese recibir visitas él solo.

Obviamente sus hechizos de protección no le permitirían abrirle la puerta a cualquiera, por lo que fue una gran sorpresa cuando no sólo la abrió, sino que Harry se encontró frente a un niño quejumbroso con cabello rubio platinado y ojos verdes y a un Draco Malfoy que le tendía una mochila y lo debía estar reprendiendo.

Cuando ambos notaron que les abrieron la puerta, el niño se giró y su cabello cambió al negro y desordenado que le copiaba a Harry. Fue más fácil reconocerlo así. Nunca había visto a Teddy rubio.

James gritó por la emoción, Teddy también y enseguida ambos corrían dentro de la casa, olvidándose por completo de cerrar la puerta, prestar atención al aturdido Harry bajo el umbral o a la mochila que Draco todavía sostenía en que se veía el dibujo de un dragón caricaturesco que perseguía a un mago sobre una escoba.

Al fijarse mejor, Harry notó que el mago tenía cabello negro y lentes y no supo cómo hizo para aguantarse la risa ante la idea de Teddy eligiendo mercancía de la que sacaban "en su honor".

—¿Tú...? —La pregunta de Harry quedó incompleta.

Malfoy le tendió la dichosa mochila.

—¡Edward! —llamó a Teddy—. Ni siquiera saludaste...

Teddy, que ya estaba sentado en la mesa junto a los otros tres y se tomaba el chocolate caliente de James, giró el rostro y agitó una mano hacia Harry, como si eso fuese a sustituir un saludo real para él.

—Mis primos son tan...es igual a ella...

—¿Primos? —repitió Harry.

Como padrino de Teddy, había intentado ser lo más atento posible y estar tan presente en su vida como era capaz, pero a principios de ese año, Andrómeda le dijo que un familiar de ambos regresó a Inglaterra después de varios años afuera y que también pasaría tiempo con él. Desde entonces, Harry no tenía un cuarto niño en casa la mitad del tiempo, porque se iba con su familiar misterioso.

No podía creer que nadie le hubiese comentado la obviedad de que tal familiar misterioso era Draco Malfoy, aunque quizás debió darse cuenta por sí mismo. ¿Quién más podría haber sido?

—¿Me trajiste a Teddy después de que pasó la noche en tu casa?

Malfoy meneó la cabeza.

—No, ayer estuvo con su abuela, pero ella me envió una carta pidiéndome que lo trajese aquí hoy. Parece que está un poco enferma. No quiere contagiarlo y quiere ver si se recupera antes de la "navidad" para pasarla con él.

Qué extraño, pensó Harry. Su casa y la de Andrómeda estaban conectadas por vía flu. Si quería que Teddy fuese de repente, podía haberlo enviado a través de la chimenea y habría sido más práctico. No sería la primera vez que se aparecía allí en la mañana sin dar ningún aviso previo y con una nota atada en la muñeca para que Harry se enterase del mensaje de Andrómeda.

Ya que hizo que Malfoy fuese hasta allí, Harry titubeó un poco y se dijo que al menos debería invitarle el desayuno.

—Comeré en el restaurante —Malfoy negó enseguida—, gracias. Cuídalo. ¡Edward, me voy, te quedas con Potter!

YuleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora