11

5.3K 1.1K 79
                                    

Ginny regresó para el décimo día del Yule. Quería llevar a los niños de paseo, pero se encontró con que James y Albus ya estaban sujetando las manos de Draco muy emocionados mientras Harry le ponía el abrigo a Lily.

—Vamos a hacer figuras en el hielo —le explicó Draco ante su expresión aturdida.

—¡Y Draco me va a enseñar a giraaaar como él! —añadió James, sacudiendo el brazo del mago—. Hace algo como ush, ush, fuuuu —indicó mientras giraba su índice en el aire.

—Voy a intentar enseñarle con cinco hechizos protectores encima —aclaró el mago—. ¿Tú vas a venir? Harry no dijo nada de eso…

—¿Yo puedo ir? —le preguntó Ginny a Harry.

Él acababa de ponerle también el gorro a Lily, la tomó de la mano y salió de la casa. Llevaba un morral lleno de cosas que podían necesitar en la otra mano.

—Sí, supongo que puedes venir, si quieres.

Sus planes no sufrieron de grandes cambios por la presencia de Ginny. Se Aparecieron en el mismo sitio, Draco cumplió su promesa de intentar enseñarle a James a girar y mantenerlo con varios hechizos de seguridad, Harry dio muchas vueltas sosteniendo las manos de Lily y Albus y Lily incluso le tendió una taza de chocolate caliente (sacado de un envase del morral que Harry llevaba) a Ginny.

La bruja le agradeció con una sonrisita, y después de acabarlo, se ofreció a ayudar a Lily y Albus a mantener el equilibrio. Parecía que se le daba bien y el interés de ambos por la idea de patinar mejor superó la incomodidad del día anterior, así que Harry se tomó un descanso.

James gritó algo sobre jugar hockey y Ginny se ofreció de inmediato a ser la portera, posición que no le gustaba a ninguno de los niños. Eso sí que les agradó.

Draco se acercó a la banca fuera del hielo donde estaba Harry y se sentó a su lado. Enseguida lo abrazó y puso la cabeza en su hombro.

—Se van a olvidar de mí —dramatizó.

Harry se rio y también se apoyó en él.

—Imposible. Te adoran.

—Y eso es maravilloso, porque yo también los adoro —confesó Draco en un tono más bajo.

Él sonrió y sujetó una de las manos de su novio.

—Aunque yo creo que sí te olvidaste de mí…

—Imposible —Draco imitó el tono que Harry utilizó antes y se enderezó. Se rio—. ¿Qué tal si hacemos un truco que hará a James gritar y decir que quiere aprenderlo?

Eso sonaba a que sería divertido. Harry aceptó y se dejó arrastrar cuando Draco se levantó y jaló de su mano.

En realidad no era tan simple como para poder enseñarlo a un niño, pero Draco lo hacía ver muy fácil cuando Harry patinaba hacia él, lo atrapaba y lo hacía girar en el aire.

Harry se carcajeó y le gritó que no le daría chocolate caliente si lo soltaba. Draco exclamó un "¡te resbalas!" sólo para oírlo quejarse y lo abrazó en cuanto estuvo sobre el hielo de nuevo.

—¡Eres terrible! —le dijo a Draco, pero su risa hacía que fuese difícil tomárselo en serio.

Draco también se reía al besarle el rostro, murmurando que era una tontería que hubiese creído que lo dejaría caer.

—¡¿Cómo haces eso, Draco?! —James no tardó en preguntarlo, por supuesto—. ¡¿Cómo haces eso, cómo haces eso, cómo haces eso?!

—¡Yo quieroooo! —Lily también patinó hacia ellos—. ¡Draco, atrápame!

Draco la "atrapó" cuando fue hacia él y la cargó. Lily agitó los brazos y se contentó con eso.

—Que no se rompan la cabeza —le recordó Harry en voz baja, como si Draco no fuese a ponerles hechizos de seguridad de nuevo sólo para mostrarles el movimiento que debía hacerse para sostener a alguien.

Según Albus, el que se cayó más veces ese día fue James.

YuleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora