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Al día siguiente, Harry se presentó de nuevo en el restaurante con su mejor sonrisa de "lo siento" y tres Potter y un Teddy sosteniéndolo de las manos, brazos o ropa frente a un Draco Malfoy que tenía el brazo vendado, pero por suerte, ya de regreso a su color, posición y tamaño usuales.

—Harry dijo que quería estar seguro de que estuvieses bien y ver si te podía ayudar para que descansaras un poco —Teddy no dudó en hablar en su lugar para que dejasen de mirarse y ellos pudiesen ir a jugar en el evento del día. Nada más soltarlo, jaló a Albus y Lily y James también los siguió.

—Si será como la ayuda de ayer...

Harry ahogó un quejido.

—Las cosas no suelen salirme tan mal.

Malfoy arqueó una ceja y él titubeó.

—No tan seguido. No debería salirme tan mal dos días seguidos...

Al final el ex Slytherin aceptó que lo ayudase. La tarea de Harry era seguirlo por ahí mientras supervisaba el evento de ese día y realizar algunos hechizos simples en su lugar para que no tuviese que mover la muñeca lastimada.

El evento esa vez consistía en construir casas comestibles, diferente a la tradición muggle porque el material era un tipo de galleta que medía alrededor de un metro y fueron traídas con antelación desde la cocina. Una bruja joven era la encargada de explicarles a los niños que cada galleta venía con una cinta mágica en el borde que podían presionar para hacer que el peso fuese ligero y asegurarse de que no se fuese a romper durante la construcción, y una vez que la casa estuviese hecha como querían, sólo se retiraba con cuidado y se empezaba a decorar.

Teddy gritó y tomó el mando de su construcción. Decidieron hacer el castillo de Hogwarts, aunque sólo él lo había visto fuera de las fotos. Lo importante era su esencia.

Para esto, juntaron un montón de galletas que hicieran de muros y Lily acabó cubierta de crema de pies a cabeza por ser la que utilizaba una brocha enorme y un balde para colocar la mezcla que usaban de pegamento comestible. En cuanto las paredes estuvieron listas, Albus se subió a los hombros de Teddy y empezó a poner el techo.

Cada poco tiempo, Harry echaba vistazos de reojo hacia su posición. Era la construcción más grande del local, los otros niños no se atrevían a hacer algo así. Observó a Albus cayendo sobre James cuando el agarre de Teddy en sus piernas vaciló, a Lily tomando un puño entero de crema del balde y metiéndoselo a la boca "en secreto", a Albus sujetándose del borde del "techo" para asegurarse de que resistiría cuando le hubiesen quitado el hechizo de la cinta.

Después de que tuvieron la estructura base lista, se formaron para recoger baldes de cremas de colores, más brochas y todo tipo de decoraciones extras como hojas de fondant, bastones de caramelo y chispas blancas que podían hacerse pasar por nieve.

—Ve si quieres —le dijo Malfoy cuando notó que llevaba alrededor de un minuto viéndolos. Se encontraban en una de las mesas de la esquina y Draco revisaba una lista que sostenía con su mano en mejor estado—, ya no me haces falta y no me concentro con tu cara de crup desamparado. En cualquier momento vas a llorar como un cachorro...

Harry se levantó de la silla, pero titubeó y lo vio de reojo.

—¿Estos eventos son...ideas tuyas?

Draco le dio una vaga respuesta afirmativa, sin molestarse en despegar la vista de su lista.

—¿Así son las navidades sangrepura normales?

—Yule —corrigió Draco—. La "navidad" es muggle y es una tradición de uno de los grupos que nos cazó e intentó exterminarnos. Y no, el Yule sangrepura no es así, pero mis Yule sí eran así. Mis padres los hacían así para mí.

Harry volvió a ver a los niños. Sonrió al imaginar a los aburridos y serios Lucius y Narcissa Malfoy preparando algo como esto para su mimado hijo.

—¿Y no preferirías estar ahí haciendo una casa también?

Esto sí que hizo que Draco levantase la mirada. Harry apuntó hacia la construcción de sus hijos y ahijado.

—Por Teddy —aclaró—. Sólo tú puedes darle un...Yule como los que te daban a ti.

En verdad no esperaba que funcionase. El mismo Malfoy se excusó con que sólo estaba "cansado" de leer lo mismo una y otra vez y Harry fingió que no se daba cuenta de la manera en que su expresión se suavizó cuando Teddy corrió hacia él y le contó de sus planes para el castillo.

—Bueno —Harry se arremangó las mangas—, ¿y yo qué hago?

Ese día las fotografías serían para la revista Corazón de Bruja. Tuvieron buenas tomas de Harry sentado en el suelo creando flores con crema de colores para Lily, que estaba subida sobre su espalda y con sus brazos alrededor de su cuello. También de Teddy abrazando a Draco y James sacudiéndolo mientras el mago hacía levitar a Albus para que pudiese utilizar la brocha en el techo sin problemas y pintar la "piedra" del castillo.

Cuando todo estuvo tal y como lo querían, Draco utilizó un hechizo en las chispas blancas y estas comenzaron a caer sobre el castillo como nieve real, cubriendo la galleta de "nieve".

—¿Ya nos lo podemos comer? —preguntó James después de unos segundos de contemplación silenciosa. Albus lo empujó—. ¡¿No era para comerlo?!

Luego de algunas fotografías hechas por la encargada (que se aseguraba de capturar cada construcción en la cámara para dejar imágenes de recuerdo para las familias), Draco cortó con cuidado su techo y repartió las porciones. Excepto la de Harry. Le dijo que era por haber intentado "matarlo" el día anterior con sus hechizos.

Corazón de Bruja también tendría un par de fotografías de Harry y Draco discutiendo como si fuesen adolescentes, Malfoy sosteniendo en alto una porción de galleta y Potter intentando alcanzarla y quejándose, mientras los niños se reían.

Por supuesto que no se lo podían comer todo en ese momento, aunque James y Teddy quisieron intentarlo, así que lo cortaron para separar más porciones. Le enviaron una a Andrómeda, otra a los Weasley, una a los padres de Draco y el resto sería guardado en la casa Potter, donde los niños no lo encontrasen, claro. Harry se aseguraría de dejarlos comer poco a poco solamente.

Ese día se despidieron en la entrada del local cuando anochecía.

YuleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora