THE ALTERS ── JAYDICK

⠀⠀⠀⠀❆❆❆ | CHAPTER NINE

—¿Jason?

El ojiazul miró al cuarto, no lo reconoció en un principio porque habían cambiado el orden de las camas y de los muebles, se asustó y su mano fue hacia el menor, que dormía a su lado, para despertarlo.

Desde la ventana del dormitorio se podía ver una luz fría que venía del exterior, y se concentró en mirarla para no pensar en la oscuridad.

—Jason, Jason... —miró al cuerpo que dormía junto a él, podía reconocer sus rasgos en la penumbra.

Escuchó un murmullo, y el menor abrazó su cintura entre sueños, Brenton sintió unas cosquillas en su estómago, y algo de miedo, no le gustaba mucho el contacto físico, se apartó lentamente.

—¿Dickie? —preguntó Jason, medio dormido, entreabrió sus ojos para ver al ojiazul, que temblaba ligeramente e intentaba salir de la cama sin que lo descubran—. Hey, ¿Dónde vas?

Jason se incorporó para estirarse y tomar su mano, notó el temblor que recorrió su cuerpo con el contacto.

—¿Brenton?

El mayor asintió, sus ojos lo miraron con un poco menos de miedo que la última vez.

—Tranquilo, iré a encender la luz, quédate aquí.

Se levantó, dejando al ojiazul en la cama, estaba echo una bolita muy cerca del borde, cuando la habitación se iluminó Brenton suspiró con tranquilidad y dejó de temblar.

Regresó a la cama y volvió a tomar las manos del otro, viendo cómo se pellizcaba con fuerza sus brazos, aunque no pareciera que lo hiciera a propósito.

—Ya no debes lastimarte así, Brenton, ya nadie te va a hacer daño, no tienes que hacerlo tú —dejó mimos en sus manos—. Soy tu amigo, estaré siempre contigo, no hay por qué lastimarse, ¿Si?

Brenton asintió, no dijo nada, sus grandes ojos lo miraban llenos de brillos.

—¿Tienes miedo? —preguntó Jason, luego de verlo más tranquilo, Brenton negó.

—¿Por qué están las camas juntas? —preguntó, cambiando de tema.

—Porque con Dick somos muy buenos amigos, y dormimos juntos.

—Yo soy tu amigo... ¿Yo soy Dick?

—Tú eres Brenton —corrigió Jason—. Y yo soy tu amigo también, no importa quien seas.

Era normal que los Alters se hicieran pasar por el anfitrión, pero ya no tenía sentido que fingieran serlo, menos con Jason, que los conocía.

El ojiazul asintió, dándole la razón, sonrió un poco.

—¿Qué haces despierto, Brenton?

—Yo... Quería ver a mi amigo Jason.

—Pues aquí estoy —dijo, muriendo de ternura por dentro— ¿Qué quieres hacer? Podemos jugar con nuestro otro amigo, Conejin, o podríamos comer unos cupcakes de chocolate-

Brenton comenzó a asentir, emocionado, Jason no pudo evitar sonreír.

—Vamos, pequeño Brenton.

Sostuvo sus manos para ir a la cocina, lo dejó sentado en una de las dos sillas de la pequeña mesa que formaba el comedor, y buscó en la bolsa de la panadería el último cupcake, que había sobrado del día anterior.

Brenton lo comió con gusto y una pequeña sonrisa en sus labios, iba por la mitad cuando se dio cuenta que Jason no tenía ningún cupcake, y sin dudar un segundo le ofreció lo que quedaba.

Jason estaba más que sorprendido por el gesto, sonrió muriendo un poco de amor, negó.

—No, Brenton, es un regalo para ti, es todo tuyo.