CELO! ;; WonKi ;;

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Nishimura Riki es un chico con una gran fama en su escuela, por lo amable y respetuoso que es.
Su atractivo y personalidad amistosa, eran características que resaltaban en demasía en un alfa tan poco común cómo él.

La gran mayoría de esa categoría, Alfa.
Se denominaban cómo su mismo nombre.
Era normal ver a un alfa un tanto agresivo y posesivo.
Los alfas corrientes son un tanto egocéntricos con su categoría, y arrogantes cuándo se trataba de su "territorio". O más bien, pareja.
Ni Omega, Beta, Gamma o Delta, podían acercarse a sus parejas. Y ni hablar de otros Alfas.

Y además, bastante difícil era encontrar a Alfa que crea en el destino.

"─ Todo pasa por casualidad. No entiendo porque te emocionas tanto." muchas veces había tenido que escuchar eso. Y le desgradaba ya que él estaba seguro que el destino era verdadero.

Betas y omegas buscaban hablar con él.
Había recibido muchas cartas, o declaraciones tímidas.
Sin embargó, se veía en la obligación de rechazar amablemente a esas personas.

Y es que, su alfa era de actitud dura pero honesta.
Le escupia muchas veces que su omega no estaba ni cerca de esos pretendientes.

Eso sólo lo hacía suspirar rendido.

Riki era especial.

Un alfa especial con muchas virtudes poco comunes.

Su aroma no era amargo, ni agrio.
Era dulce.
Imagina el olor a un delicioso chocolate dulce con frambuesa.

Y su dulce aroma era extraño para los demás.
Ya que era un alfa puro. Lo que significaba que sus progenitores eran dos Alfas.
Nishimura no los conoció. Pero sus dos madres adoptivas y de categoría omega le habían aclarado eso.
Los Alfas puros son considerados de un rango alto y fuerte. Digno de ambiciosos.

Pero no para él.

Riki tenía buena comunicación con su alfa.
Sus madres le habían dicho que ellas no podían ayudarlo a llevarse bien con su lobo, ya que es el único alfa en su familia. Pero con paciencia y tiempo, mucho, mucho tiempo. Logró aprender.

¡Aveces lo miraban raro por hablar solo! Pero en realidad hablaba con su lobo, que siempre lo regañaba por cualquier cosa.

Cada vez que pasaba cerca de algún omega, su lobo le decía: "Frío, frío, ni un poco caliente, Nishi."

El japonés rodaba sus ojos.

No andaba cómo un desesperado buscando a su omega destinado. Se enfocaba en sí mismo y su bienestar. Y eso, su lobo al parecer no entendía.

Pero claro, sí aparecía su destino, no se quejaría.
Le cuidaría y respetaría por quien es. Y le haría entender lo importante que es. ¡Pero claramente si sus sentimientos fueran correspondidos! Jamás obligaría a alguien a quererlo sólo porque "el destino los unió".

Si le preguntarán cómo le gustaría conocerlo o conocerla.

Le parecía una idea romántica, algo cliché de películas.

Tal vez chocando en la escuela.

En un parquesito paseando a sus mascotas.

En la ciudad cruzando miradas curiosas, enamorándose en el primer momento.

Le hubiera encantado conocer a su destino así.

Pero jamás cruzó por su cabeza que lo (sí, "lo", porque al parecer era un omega varón) conocería cerca de un bar, tirado en un callejón oscuro a altas horas de la noche. ¡Y en Celo!.

¡Pero que desastre!
Y uno bonito, la verdad.

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