CELO! ;; WonKi ;;

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Estaba completamente tranquilo pasando por las oscuras calles apartadas de Seúl .

Esa tarde había salido con su mejor amigo Kim Sunwoo. Al parecer la habían pasado tan bien que no notaron la hora. Y al ya ser demasiado tarde, a Riki le importó poco vivir lejos, y simplemente obligó al más bajo a que aceptará que lo vaya a dejar a su casa.

"Un omega no puede andar solo por las calles" eso fue lo que pensó. La fama de su amigo era igual que la de él. Un hermoso omega deseado por la gran mayoría de alfas en su escuela, y de otras.
Un tierno omega que se llevaba bien con la gran mayoría de los de su misma categoría.
Sunoo no podía andar solo por ahí cómo si nada. Por esa razón, el japonés siempre lo cuidaba con su aroma.

Volviendo así al japonés que iba con cuidado por esa oscura calle. Bastante peligrosa según todos.

Bares cercanos. Una discoteca en la esquina. Y una zona para diversión. Si ya saben a lo que va eso.

Su alfa estaba alerta a cualquier peligro. Pero este paró las orejas al reconocer un aroma dulce y empalagoso.

Riki paró en seco.

Ese aroma que resultaba familiar para su lobo. Pero desconocido para él.

Comenzó a olfatear en dirección hacia dónde venía ese aroma.

El oscuro callejón. Uno demasiado oscuro.

Observó el local cercano. Un bar nocturno.
Al parecer había música fuerte allí, y se imaginaba que abrían alfas de los cuales pronto les llegaría el aroma. Debía actuar lo antes posible.

Tomó paso firme al fondo del callejón. Sin poder olfatear los basurales de los que pasaba de largo. El único aroma que podía oler, era ese dulce aroma. Demasiado dulce y agradable.

─ Oye, no veo nada. ─le dijo Riki a su lobo.

─ Yo te ayudo.

Así el japonés comenzó a ver con claridad.

Ya al llegar al fondo, se decepcionó un poco al creer que no había nada allí. Suspiró pesado.

Se dio la vuelta dignado a irse, no quería hacerlo. Pero no había nada allí. O eso creía, hasta que al darse la vuelta, vio el pequeño cuerpo de un chico recostado cerca de un contenedor grande de basura.

Se acercó con rapidez absoluta.

Miró con más claridad al chico. Este tenía sus ojos cerrados y la respiración agitada. Estaba sucio, y tenía ropas desgarradas. Sus hebras oscuras despeinadas.
Al fijarse en su rostro, lo vio.

Un hermoso ángel. Piel de porcelana. Nariz de botón y pequeña.
Diría que era precioso. Pero había algo ahí que no dejaba que lo dijera. Y era que no sé veía bien con esa fea herida en una de las comisuras de su labios. Era reciente. Y estorbaba en la bonita vista de esos pequeños y bonitos labios.

─ D-disculpa, ¿Puedes oírme? ─preguntó bajo, sólo para que ese pequeño lo oyera. Pero no recibió respuesta y se preocupó en demasía─ Oye, ─murmuró─ por favor, abre los ojos. Necesito saber si estás bien. ¿Te duele algo?, ¿Te lastimaron o algo?.

No respondía.

Riki ya comenzaba a desesperarse.

Acercó su rostro un poco al contrario, para así oír cómo respiraba de forma errática.

─ A-alfa. ─oyó cerca de su oído. Eso había sido soltado cómo un suspiro─ Hm~ ─gimió suavemente el pequeño. Sorprendiendo al japonés─ A-alfa, por favor tómame.. ─jadeó.

No. Claro que no lo haría.

─ Disculpa, ¿Puedes oírme? ─preguntó emocionado. Si podía soltar tanta incoherencia, podría ayudarlo─ Soy Nishimura Riki, necesito saber si estás herido. No puedes estar en la calle en este estado.

El más bajo abrió lentamente sus ojos. Para así ver el color de estos. Azules brillantes.

Riki sintió su corazón acelerado y la vez de su lobo saltando y moviendo la colita más que feliz.

¿Era él?. Dios, ¿Realmente era ese bello chico?.

Al parecer al contrario también le había pasado la misma sensación al ver los ojos amarillos de Riki. Y es que sin pensarlo, se tiró encima de este. Abrazándolo con fuerza de forma inmediata.

Nishimura se sintió nervioso al sentir la nariz del contrario undirse en la zona de su cuello, y apoyo la cabecita en su hombro, escondiéndose bajo la mandíbula del japonés.

─ Es él. Nishi, Nishi. ¡Es él! Oh, había extrañado tanto su dulce aroma. ─había oído a su lobo feliz. Lo que lo calmaba.

─ Hm~ ─soltó bajito el omega─ Eres tú. ─murmuró sonriendo─ Por favor, necesito que me marqués, alfa. ─volvió a soltar.

Nishimura dirigió su gran mano a la cintura del pequeño. Abrazandolo así un poco fuerte. Y dejando que este se siga aferrando a él.

─ Lo siento. ─musito─ Lamento no poder ayudar a liberarte de esa forma. Pero no quiero hacerte daño. Y tampoco quiero que luego estés arrepentido de haberte entregado a un desconocido sin conciencia de haberlo hecho. ─suavemente, acarició los sedosos cabellos del chico, haciendo que este gima suavemente cerca de su oído. Ocasionando que un escalofrío recorriera la espalda de Riki.

─ Eres muy lindo. ─jadeo, soltando una pequeña y suave risita─ No me sueltes, lindo alfa. ─ese había sido el lobo del omega. Este se aferraba fuertemente al cuello del alfa.

─ No lo haré, pequeño omega.

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