En aquella ocasión, Bakugo despertó por el suave sonido de una melodía, tan diferente a su propia alarma que le pareció por un momento que seguía dormido, sólo para abrir los ojos y creer que una banda entera se había metido en su habitación, claro que no se trataba de eso.
El segundo de los espíritus enviados por Todoroki ya estaba ahí, en medio de su habitación; este era tanto o más brillante que el primero, con una figura más grande que la de aquellas estatuas griegas, cabello dorado como el oro mismo y una sonrisa tan amplia que en cualquier otra circunstancia habría sido contagiosa. El espíritu usaba tan sólo una indumentaria que le llegaba a las rodillas y dejaba su pecho al descubierto, como si no le importara su parcial desnudez y Bakugo bajó la vista, avergonzado cuando se dió cuenta de que había estado mirando por demasiado tiempo.
—¡Tú debes ser el joven Bakugo!, mi hermano me ha hablado sobre ti antes de enviarme hasta acá —le dijo el fantasma y su voz también tenía la cualidad de la alegría—. Yo soy el fantasma de las navidades presentes. ¿Pero es que acaso pasa algo? ¿Por qué no levantas la vista?
—No es nada —se apresuró a responder y a mirarlo, esperando que la oscuridad de su habitación ocultara el rubor.
—En ese caso, será mejor que nos vayamos de inmediato; hay mucho que hacer todavía y no hay mejor momento que el presente —apuró a Bakugo para que se levantara de la cama y extendió el brazo para que lo tomara. Como había pasado con el primer espíritu, ambos despegaron del suelo y atravesaron el muro como si éste no fuera más que una ilusión.
—Si eres el espíritu del presente, ¿a dónde me llevas? —preguntó mientras atravesaban las calles de aquel barrio, llenas de nieve y luces de colores.
—Ya lo verás, hay millones de personas en esta ciudad que están celebrando, habrá algunos cuantos que te convenga ver.
Y mientras eso decía, volaron más bajo, justo a la altura de las calles. Decenas de tiendas iluminadas con todos los colores recibían compradores ansiosos por hacer adquisiciones de último minuto; estas personas atravesaban las calles a toda velocidad, con sus abrigos largos y gorros y guantes y tarareaban por lo bajo dulces villancicos para animarse sin molestar a los demás.
Los árboles de los parques y de las aceras habían sido cubiertos por luces rojas, doradas y azules, como paletas de caramelo de varios metros de altura. De los quioscos y de las plazas colgaban campanas brillantes, bastones rojos y blancos y moños como los de los regalos que se repartirían por montones esa noche y las que fueran a venir.
Por todo aquello Bakugo había agradecido cada año, por la gente que compraba más de lo que podía permitirse y por los negocios que se enriquecían de las ventas, porque significaban préstamos e inversiones para el negocio.
Había quienes solían criticar aquello, el consumo y la frivolidad de la celebración y Bakugo siempre se había burlado de ellos; ahora estaba esperando que el espíritu le dijera algo de esa categoría cuando se detuvieron un momento en una acera, donde el fantasma le señaló a una pareja que se besaba bajo el decorado del muérdago. Siguieron avanzando hasta llegar a un parque en el que un grupo de niños jugaban a lanzarse bolas de nieve; más allá, una docena de parejas cenaban en una terraza bajo el hechizo de la música del violín y por todos lados Bakugo escuchó la risa de amigos compartiendo un momento juntos.
—Que haya quienes sólo vean la ganancia en una celebración no significa que no haya nada valioso en ella —le dijo el espíritu cuando se detuvieron al final de aquella calle comercial, donde los transeúntes eran menos, al igual que las tiendas y las luces.
—¿No te parece entonces que haya valor en las ganancias? —preguntó Bakugo. El espíritu se llevó una copa de cristal a los labios, una que no había estado ahí hacía unos momentos.
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Bakugo en un cuento de navidad
SpiritualitéBásicamente Bakugo como Ebenezer Scrooge. Luego de que su fallecido socio, Shoto Todoroki se le aparece en medio de la noche, tres espíritus más van a verlo para enseñarle a abrir su corazón. AU - Sin poderes, ambientado en los 90's.