Capitulo 3

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Por que tenia que oler tan condenadamente bien pensé en frustración mientras a su vez maldecía como el olor de la sangre arruinaba su olor o bueno a quien engaño creo que no tendría problema en abrazarlo aún que estuviera bañado en sangre si esta no le perteneciera.

- auch. - dijo en un tono bajo que se ahogaba cuando en un intento fallido de ocultar el dolor mordía su mejilla y me veía con algo de pena.

- no puedo creer como esos brutos te dejaron. - solté en un reproche tanto a el por sus acciones y tendencia por meterse en problemas con personas que le doblaban dos cabezas de altura como la que tenía de intentar no alarmarme diciendo que no era nada que no dolía.

Era como un acuerdo silencioso desde que nos volvimos amigos cercanos, Steve no podía ver a su mamá por trabajo al igual que yo no podía ver a mis padres el lado bueno es que vivíamos cerca así que la primera vez que lo vi lastimado corrí a ofrecerle una curita.

Ambos lo sabíamos el no iba a dejar de defender a los necesitados y por ende iba a terminar lastimado y yo nunca lo iba a dejar solo con sus heridas incluso me había vuelto aún mejor curando muchas de ellas, era más efectivo no preocuparse si yo mismo me encargaba de verificar que no hubiera nada roto.

- ¿Nuevo corte de cabello? - dijo mientras le ponía una curita en la nariz yo simplemente me reí ligeramente.

Cierto había recortado mi cabello ligeramente por idea de Natasha pero nisiquiera mis padres lo habían notado aún que no estaba extrañado dada su obvia ausencia pero se sentía tan bien pensar que Steve lo noto.

- ¿Te gusta anciano? - dije en una burla por el tipo de corte de cabello y forma de ser de Steve.

El por un momento realmente parecía pensarlo y me vio a los ojos como si intentara ver mi respuesta pero no fue a mucho.

- esta bien... es bueno ciertamente es ¿bonito? - dijo y sentí como si esto simplemente se convertiría en un momento incomodo más en mi vida.

- vete al diablo dinosaurio tu no sabes de moda. - dije en broma para tratar de ocultar mi dolor mientras pellizcaba su nariz en venganza.

El solo sonrió y finalmente dejó escapar una risa arrepintiendose rápidamente al sentir como el dolor de la paliza que le habían metido se apoderaba de su cuerpo.

- ¿Quieres ver una película? - dije acostándome a su lado en la cama mientras ambos veíamos el techo.

- me encantaría ver casa blanca. - dijo a lo que yo solté un bufido en una respuesta burlona a su elección tan anticuada aun que era conciente que solo lo hacia por molestarme.

- prefiero Star trek.

- pero no puedo.

- ¿Sara sale temprano hoy? - pregunte con algo de alegría sabia muy bien que Steve amaba a su mamá y yo amaba verlo feliz.

- No pero no se trata de eso. - dijo sonriendo levemente mientras se sentaba en la cama y me miraba.

- ¿Tienes junta de boy scout?. - su rostro hizo esa pequeña mueca de enojo falso para sonreírme denuevo.

- No pero Peggy me dijo que podía ayudarme con matemáticas si a cambió yo lo hacia con literatura. - dijo finalmente parándose mientras yo sentía como mi pecho se retorcía.

Y se fue, solo le dije adiós y cerré con llave para desplomarme en el piso tomando mis rodillas y abrazándolas era como si fuera más un castigo físico de la nueva realidad que ya llevaba viviendo tres meses y medio por ser la alma destinada de Steve Rogers.

"Tu omega esta agonizando" "Es solo una cuestión de imaginación, ya para de ser dramático" era lo que escuché en foros de Internet cuando intenté encontrar lo que me ocurría y sentía que quizás tenían razón pero no lo iba a aceptar jamás.

No era nada tan grave aún eso me consolaba y no iba a permitir que se volviera mayor, estaba solo siendo dramático Steve y Peggy solo eran amigos nada serio nada importante, Steve iba a notarlo en algún punto el iba a ver que estaba mirando en la dirección equivocada.

Me levante con eso en mente y nueva energía para preparar mi almuerzo de mañana para el colegio sonreí pensando como mi madre estallaria de risa al saber que al final pude aprender a cocinar sin saber que lo hice más para Steve que para mí aún cuando este sabia cocinar incluso quizás mejor que yo pero sabia que el adoraba la comida casera y que lo tomarán en consideración.

¿Había valido cada cortada en inicios del primer mes para que en este pudiera darle comida a Steve? Había valido cada maldita cortada pensé con satisfacción recordando la mirada de felicidad de Steve.

Y una rabia me recorrió al mismo tiempo era un idiota, desde a inicio de lo que parecía el encuentro que tuvo Steve con Peggy que desencadenó su absurdo pensamiento de que ella era su destinada el tonto había comenzado a traerle ramos de flores y misteriosamente olvidaba el dinero de su almuerzo.

¿Lo había valido?

Si, lo hacia por que aún que tardo, desde que le comenzó a llevar los almuerzos a Steve este había vuelto a recuperar el color y no se perdía el almuerzo mientras miraba a la nada como si no pudiera hacer menos que pensar en la tonta de Peggy pensó.

Aun peor esta se le acercaba de vez en cuando con la cara de felicidad como si se tratara de una criatura mitica intentando crear una conversación una que nunca funcionaba con el.

Era conciente que su parte más egoísta quería tener la misma sonrisa que Peggy en su rostro y deseaba que ese ramo diario que traía Steve fuera para el, verdaderamente una parte de él deseaba fuertemente que él fuera la causa de algunos pensamientos enamorados de Steve pero ¿De que servía soñar?.

- ¡Tony! - le gritaron a sus espaldas a lo cual inmediatamente dejó de hacer lo que estaba haciendo y volteo a ver hacia donde la vos de Natasha sonaba preocupada.

- ¡huele a sangre! Dios mio. - el aroma de preocupación de Nat lo hizo despertar completamente de su ensoñación su garganta se sentía seca.

Inconscientemente toco su garganta fue cuando Natasha se acercó completamente y tomó su mano notando como su dedo sangraba un desliz se había cortado ligeramente nada de que preocuparse.

- Dios no contestabas Tony ¡toque la maldita puerta un millón de veces! Y después olí la sangre ¡Me vas a causar un infarto!.

No contesto simplemente abrazo a Nat y se envolvió en el calor ajeno intentando no preocuparse de lo que acababa de suceder.

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