Choi Beomgyu. El chico mimado de tu clase de informática, famoso por ser un programador "excelente" y "fuerte", capaz de programar asombrosamente bien en cualquier lenguaje y con grandes habilidades de depuración. Al parecer, aprendió a programar a la temprana edad de 7 años y creó su propio pac man al cabo de una semana.
También es un poco pretencioso. Cree que es mejor que todos los demás en la clase y no se molesta en hablar con nadie. Sin embargo, lo has visto un par de veces en el campus con otros cuatro tipos, pero ninguno de ellos estaba en ninguna de tus clases. Llega temprano a todas las clases con sus lindos atuendos, chalecos de suéter. Mientras que todos los demás están en sus sudaderas con capucha y trastornados por dormir poco, se sienta al frente y no habla con nadie más que con el maestro.
¿Y tú? Bueno, eres mediocre programando. No se te da tan mal, pero prefieres otros aspectos de la informática y tus habilidades de programación siempre te han hecho sentir un poco insegura porque no eras el mejor de los mejores y no lo aprendiste a una edad ridículamente temprana y programaste 24/7 todo tipo de juegos y sitios web y otras cosas. Tuviste que trabajar muy duro para llegar a un buen nivel de programación, mientras que a gente como Choi Beomgyu le resultó tan fácil. Parece tan perfecto. Te dan ganas de imperfectarlo.
Llegaste tarde a clase hoy, te retrasaron un poco algunos gatos en el camino. ¡Eran gatos realmente lindos, qué puedes decir! Y amabas a los gatos. Pero llegar tarde a clase hoy significaba que todos los asientos estaban ocupados excepto la primera fila y el asiento libre, como era de esperar, estaba al lado de Choi Beomgyu. Pero él no te presta atención, espera a que se cargue la pantalla de su ordenador para que empiece el profesor.
"Muy bien, hoy he pensado que nuestra clase necesitaba mucho trabajo en pareja y hoy haremos programación. Con quien esté sentado a tu lado, me gustaría que desarrollaras un programa con él. Puede ser sobre cualquier cosa y tienen el fin de semana para crearlo, usando Python".
Vaya. Ha sido tu suerte.
El chico que está a tu lado suspira, se sube sus bonitas y redondas gafas, demasiado grandes para su cara, y gira su cuerpo para mirarte.
La verdad es que no te habría importado trabajar con él. A pesar de estar un poco celosa, admirabas su habilidad, pero con lo hostil que estaba siendo y lo claramente que le molestaba la idea de trabajar contigo, no creías que esto fuera a ir demasiado bien.
"Podríamos hacer como un simple videojuego o algo así..." Hablas primero.
"¿En Python? Demasiado básico". Él pone los ojos en blanco y cierra tu sugerencia.
Ahora estás ligeramente agitada con él y lo demuestras con tu tono. "Bueno, ¿Qué crees que deberíamos hacer entonces?".
"Creo que deberíamos hacer una herramienta de sugerencias musicales. Podríamos ejecutar un algoritmo que recomiende música en función de lo que creemos que le gustará al usuario".
Él no espera a que estés de acuerdo, abre Python y comienza a escribir algo de código.
Durante el resto de la clase, no contribuyes mucho, sólo tratas de darle algunas sugerencias para añadir tal vez una función por allí o un bucle por aquí, tal vez tratando de encontrar una razón de por qué surgió un error de sintaxis o lógica. Ya estás a mitad de camino y seguro que necesitaría más refinamiento, pero ahora sabes que no te ocupará todo el fin de semana, lo cual es bueno. Le observas atentamente mientras permanece muy concentrado, con el pelo oscuro suelto cayéndole sobre la cara y los ojos y las gafas circulares que se le han vuelto a caer hasta la nariz. Miras sus manos. Es muy rápido tecleando y sus manos son curiosamente muy bonitas.
