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Temática: Au sin Quirk!, reencarnación, Omegaverse, R18.

Disfruten su lectura!.

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Izuku Midoriya era un trabajador de tiempo completo, cuando no se encontraba en el restaurante heredado de su padre, se encontraba en su trabajo de medio tiempo como pianista.

A la edad de 25 años, podía considerar que tenía todo para llevar una vida plena y sin preocupaciones, tenía un trabajo estable, había terminado sus estudios, sus padres gozaban de buena salud a pesar de su edad, era un hombre exitoso y de gran estatus entre la sociedad. Sin embargo, pese a poseer aquello, siempre sentía un vacío cuando llegaba a su hogar y veía los hermosos y perfectamente cuidados, Lirios en el jardín delantero.

El pecoso siempre suspiraba al recordar a su amada, a quien había perdido hace dos años gracias a una enfermedad terminal. El pecoso había conocido a la joven cuando iban en secundaria, y desde ahí, su amor floreció y logro fortalecerse, sin embargo, la enfermedad de la joven irrumpió de forma inesperada sus vidas. El pecoso estuvo dos meses sin salir de su hogar debido a la perdida, había pasado gran parte de su vida con su preciosa gema, como solía llamarla.

Gracias a la ayuda de sus padres, el pecoso pudo volver al trabajo, decidiendo tomar un curso de cocina, que prontamente se volvería la mejor decisión tomada. Ocasionalmente, tocaba el piano para eventos matrimoniales, su preciosa gema amaba el piano, y siempre soñó con que un pianista armonizara su boda. Lastimosamente, la vida era un tanto injusta y la joven solo pudo haber soñado con ello.

El pecoso llegó a su hogar, al entrar dejo sus zapatos y los cambio por unas pantuflas, mientras dejaba su gran abrigo en la perchera.

—Estoy en casa—anunciaba su llegada, recibiendo el silencio sepulcral.

Había tomado la decisión de vivir solo, pese a las insistencias de sus padres por regresar a su hogar. Un maullido sacó de sus pensamientos al pecoso, últimamente el gato de unas casas arriba se metía a su hogar, no mentiría, el primer día casi sufre un paro cardíaco al llegar y ver como habían unos ojos grises observándolo.

El pecoso se agachó a saludar al felino, quien ronroneo ante su tacto, después solamente le sirvió un poco de comida que había comprado especialmente para él. No sabía su nombre, y solía estar tanto fuera de casa, que no socializaba con sus vecinos, y era lo suficientemente introvertido como para preguntar el nombre del felino.

Subió las escaleras directo a su habitación para tomar un baño caliente, ese día había sido particularmente ajetreado. Al llegar al baño, tomo unas vendas y algo de agua oxigenada para curar la pequeña cortada que se había hecho en un pequeño momento de distracción. Una vez terminó con su tarea, se dispuso a bañarse.

Quince minutos después, el pecoso se encontraba en la cocina, preparando un plato de Katsudon para sí mismo, mientras tarareaba una suave melodía, podía escuchar el insistente maullido del gato. Suspiro y salió de la cocina, para encontrar al gato mirando insistentemente la luna.

—Gatito, ¿Qué pasa?—preguntó aun sabiendo que no iba a obtener una respuesta verbal.

El gato siguió maullando y mirando fijamente la enorme y brillante luna, el pecoso suspiró, y se dio media vuelta, para encontrarse con la extraña figura de su preciada gema. Se tambaleó unos pasos atras, chocando con el sofá, y se dejó caer en este.

El pecoso no podía parpadear, frente a él estaba su preciosa gema, con su cabello lacio cenizo, sus hermosos y filosos ojos rojos, con un hermoso vestido blanco, y en sus manos, un ramo de lirios.

One Shot's KatsuDekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora