check point and goal.

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Realmente la cena romántica con la querida copa podría irse a la mierda, con todo el respeto pero no siempre consigues estar entre unas piernas y encima de un cuerpo de infarto, además de disfrutar con anhelo aquellos besos intensos que robaban largos suspiros que por momentos ambos odiaban tener pulmones y que dependan de ello para existir.

Las manos de Enzo se enredaron en los cabellos húmedos luego de la ducha que se sumergió el cordobés para bajar el alcohol aunque no servía cuando el calor seguía creciendo en sus pantalones, ese maldito perfume de baño que se pegaba al cuerpo del delantero era un delirio, uno que cada noche suspiraba en su cercanía luego de cada entrenamiento o partido, eran semanas de contenerse de no poder asaltar aquel cuerpo en las mantas que ahora abarcan ambos cuerpos, ya le era suficiente con verlo desnudarse en las duchas del predio para ir a cenar después y no quería ser un irrespetuoso de mirar su cuerpo de esa forma por lo que se duchaba al último aunque las miradas y pequeñas sonrisas de Julián no ayudaban mucho en situaciones.

Recuerda bien aquella vez después del partido con Holanda que les dio el pase a las semifinales, Julián en las duchas se burló sin maldad por errar ese penal y luego del grito de Emiliano cuando lo abrazo, si, fueron grabados y era algo gracioso como lo puteaba, obviamente fingió enojarse para acercarse. Y sin más lo acorraló para ver sus cejas alzarce como ver nacer esa sonrisa que pocas veces observa, una canchera sin arrepentimientos y esos ojos detrás de una timidez ocultaban diversión, que escasas veces le hacía volar la cabeza.

Fernández mordió los labios ajenos con fuerza para sentir un golpe en su abdomen que le provocó risas en su interior como ambas piernas rodear sus caderas para intentar dar la vuelta, claro que no se lo permitiría porque esas pocas horas era totalmente suyo, por lo que apretó sus manos arriba de la cabeza.

—Me dolió tarado.

— Cállate. —Hablo mientas besaba su cuello y su pelo lampiño, sin marcas, totalmente limpio decorado por lunares que no se notan tan fácil pero allí están conformando constelaciones, que de apoco eran acompañadas con besos que dejaban marcas que se dejarían notables y que sabía que no serían vistos tan facil fuera de aquí. La voz de Álvarez sonaba agitada y aunque tenía una actitud única no podía ya resistirse a lo que sucedía entre ambos y Enzo lo tenía claro.

— Adoro está previa pero no tenemos mucho tiempo. — Murmuró él chico removiendose avergonzado, sin recordar bien si cerraron la puerta aunque todo le importo poco cuando sus labios se besaron con fuerza, sus brazos rodeando el cuerpo contrario para acariciar sus pieles que se frotaban al igual que sus entrepiernas, aquellos vaivenes del ajeno lo hacían tensarse, pero se sentía tan bien como sus besos.

Las manos de Julián fueron a las caderas ajenas para alentarlo a que no deje de hacerlo, que continúe así sus dedos fueron clavándose en la tela del bóxer para gemir en voz baja cautivo.

Y Enzo removió su cuerpo para dejar de lado la amabilidad y colar sus dedos para apretar sus glúteos con fuerza uniendo ambas entrepiernas ya duras, realmente podría ya estar cogiendólo pero esas sensaciones mínimas eran de un único nivel.

Mientras los besos de Julián inundaron su cuello de un momento a otro cuando lo coloco encima de sus piernas, gimió cuando aquellas caderas duras se movieron encima y ese hermoso trasero fue apresado en sus manos hasta el punto de romper aquellos boxers blancos, entre besos el mediocampista alargó la mano para recoger de la mesa de noche uno de los tantos preservativos que les dió el plantel de salud para evitar sorpresas en Catar.

— Me rompiste hijo de-

— Shh, que ya te voy a romper algo mejor. — Un golpe fuerte terminó en su abdominal que se rió contra su boca volviendo a la sesión de besos, se alejo un momento para romper el envoltorio y bajar lo suficiente su boxer, sin decir nada y con el sonido de los besos del mayor de ambos se colocó el forro sin problemas además que gruño cuando el chico acarició su pene asegurando el cuidado.

Sin decir nada y mandando a la mierda la preparación previa, Fernández alzó con una mano el trasero ajeno, escuchando sus susurros entre besos y aquellas manos también ayudarlo a por fin sentirlo, aunque también fue acompañado de puteadas que en vez de enojarlo lo halagaban por qué ese hombre por fin era suyo y unos minutos fueron para acostumbrarse como para dar comienzo a una sesión apresurada.

Los cabellos húmedos de Álvarez se pegaban a sus ojos, aquellos cabellos ondulados eran de deleite mientras se perdía en las embestidas en su punto p y sus manos se aferraban a los hombros duros del presumido argentino que lo hacía bien, más bien, fantástico.

— Deja de contenerte corazón.

— Basta. — Hablo bajo mientras sentía sus glúteos ser apretados junto unas caderas ejercitadas moverse sin reparos contra él, por un momento sus ojos rodaron y se abrazo con fuerza moviendo a la vez la cadera contra el ajeno, meses sin coger ya estaban siendo bien recompensados y que valía la pena. — Mierda, ahí, dale.

Enzo mordió sus labios mientras marcaba el cuerpo que con los minutos era un manojo de gemidos y temblores, escuchar sus pieles chocar como sus gemidos y puterios era mil veces mejor que escuchar el himno siendo cantando por el público argentino, la diferencia que eran solo para él y eso lo quería por mucho tiempo más por lo que giro sus cuerpos dejando al mayor de frente, sin pensarlo volvió a tomarlo viéndolo arquearse.

Su lengua recorrió aquel cuello como manzana de adán, mientras las manos ajenas apretaban sus cabellos y sus uñas cortas rasguñaban su espalda, los temblores de Julián como su voz ronca eran una combinación tan deliciosa, pero sonaba mejor cuando alzaba su pierna para tocar el más fondo de su ser y ver sus ojos llorosos llegando a su límite, realmente lo apretaba bien.

— ¿Se siente bien?

— Sos un hijo de puta y uno tan bueno.

La sonrisa canchera nacía de sus labios otra vez como escasas veces, aquella que dejaba ver lo inédito de su personalidad, aquella que nacía cuando marcaba un gol desde media cancha o asistía a un compañero haciendo su gesto al festejar, y la poca cordura de disfrutar el momento se la llevó el viento porque cogió su cabello para joderlo con fuerza.

Sin contenerse, importandole menos quien escuché, aquel hombre era suyo. Los gemidos del central se escucharon contra su boca como sus balbuceos que indicaban que ya venía aquel bendito orgasmo.

— Dale, dale, dale.

Su voz gastada resonaba mientras lo embestía y sus brazos lo apretaban para poder dejarse llevar por el clima del placer, ambos tocando el cielo mientras sus besos demostraban tantas cosas.

El último suspiro luego de la liberación fue caer otra vez en la realidad solo que tenía un tono diferente, mañana volverían a casa juntos sin presión alguna por cumplir las expectativas y los besos de Enzo no serían suposiciones sino las ganas de todo lo que se guardaron desde que llegaron al país.

Pero Julián sabía que no solo jodió su trasero sino también su garganta que ya estaba demasiado gastada con tantos festejos de ser campeones, pero en su cama tenía el mejor premio de todos y con una mirada del chico confirmo todo.

Y Fernández agradecía a las promesas, porque la mejor se cumplió esa noche.

n.e: debido a que se aprobó el final se sube la parte, ah, gracias por el apoyo, ✨. Díganme si quieren algunos extras porqué era cortito este. 🧍🏻‍♂️

pd: si les interesa hay un fic de lisandro por cuti en mi perfil están invitadas.

promesa mundialista | julián ✧ enzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora