Las promesas tomaron fuerza no solo para un país en el fin del mundo en pleno mundial, más en una final luego de ocho años, sino también entre dos jugadores estrellas que forman parte de una de las selecciones más importantes del momento.
Y Julián t...
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Lo observaba de lejos disfrutar con los demás mientras el colectivo se movía entre la multitud, todos gritaban cantando la canción tan conocida en todo el país, los chicos eufóricos saludaban, cogían y firmaban como sea camisetas que eran tiradas.
Enzo se mantenía junto con Julián, el chico ya varías veces tomó del vaso aquel fernet, su alegría era inmensa más aquella bonita sonrisa mostrando su pose características con ambas manos, sentía tantas cosas en el estómago verlo de esa forma tan suelta, moviéndose de un lado para otro, aunque el miedo de que sea un idiota y caiga lo hacía quedarse a su lado como cuidarlo.
Ahora el cordobés comía un pebete mientras rodeaba sus hombros saltando un poco. Admitía mientras saludaba a las personas que el chico de tímido no tenía nada cuando se suelta de esa forma, más cuando tiempo después debajo del sol el mayor se desabotono la camisa violeta dejando ver aquella piel blanca que comenzaba a quemarse por el tremendo sol que había ese día en Buenos Aires.
Fernández tampoco se quedaba atrás, ya el clima era insoportable por lo que solo se puso la bandera en las caderas, ignorando todos el echo de no ponerse protector solar y que seguro todos estarían quemados en horas.
Quería prestar atención a la multitud incluso se alejaba un poco del chico para tomar con sus amigos o sacarse fotos, todos se cagaban de risa cuando Acuña lo sostenía a Scaloni eufórico cantando para que no cayera, la copa iba de mano a mano hasta que Julián lo llamo para que se saquen una foto, se sentía nervioso por su mirada, tan brillosa como la piel sonrojada que comenzaba a nacer.
— Dale tarado. — Pellizco su abdomen Álvarez con una sonrisa pícara para después ambos besar la copa mientras el fotógrafo decía que salieron facheros y después que la copa fue pasada a otras manos Julián atrajo su cabeza para besarla, fue un gesto dulce.
— Estás muy feliz me parece. — Tonteo entre gritos.
— Shhh, cosas así no pasan siempre. — Murmuró él chico bajo mientras se movía de un lado para el otro con Lisandro cantando felices y Enzo se moría por dentro con aquellas sensaciones que quemaban, de a poco todo se iba a la mierda cuando el mayor le chupo un huevo tantas cámaras a su alrededor que simplemente se acercó gentil para acariciar su abdomen bajo.
Y de nuevo esa puta sonrisa junto sus ojos que se dejaron ver detrás de los anteojos.
— Deja de ser tan lindo tarado, me tenés cansado.
Era tan lindo ebrio que lo cogería ahora.
Ya estando casi tres horas encima, las cosas se salieron un poco de control, siendo que el equipo tomó la decisión de bajar a un predio para tomar helicópteros que lo llevarían por un corto viaje para ver a las personas que lo esperaban para festejar, la mayoría se sentía algo desanimado pues entendían que luego de aquel pequeño accidente la seguridad de todos es lo primero por lo que se dividieron en pequeños grupos en cuanto llegaron y montaron.
