Capítulo 8

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(Editado)



*Narra Kendall.*

Observaba atentamente hacia el pizarrón, cuando Jen se levantó del asiento, llamando la atención de todos los presentes, y en segundos cayó al suelo.

Rápidamente atendí y la tomé entre mis brazos, observé hacia el profesor que estaba como un verdadero imbécil contemplando la situación.

–¡¿No hará nada?!–grité furioso con ella en mis brazos.
El muy inútil no emitió palabra alguna, un verdadero cobarde, alguien cae desmayado en su clase ¿y qué hace? Nada. Se queda allí parado como un completo idiota.
Apresuré mi paso hacia la enfermería y observé a Jen de reojo, se veía tan delicada y linda...

–¡¿Qué ocurrió con ella?!–una desconocida voz masculina interrumpió mis pensamientos.
–No te importa.
–Claro que me importa, ¿porqué preguntaría entonces?!–elevó la voz.
–Escucha Maslow–volteé–no estoy para tus "miedos"–fruncí el ceño.
–Solo quiero saber como está...–suavizó la voz.
–No tiene nada, solo se desmayó.
Pausé cuando se acercó a ella y comenzó a acariciar su cabello delicadamente. Nunca creí que alguien como Maslow haría algo como eso.
–¿Qué te traes?–interrogué.
–Nada.
–Entonces, iré a enfermería–dije volteando, menos de diez pasos y ya estaría donde debía ir–Permiso.
–Claro–dijo frío.

Casi corriendo entré por la puerta de enfermería.

–¿Qué ocurrió?–cuestionó la enfermera.
–No sé la historia completa, pero... de un momento a otro se levantó del asiento, para segundos caer hacia el suelo...
–Vale, recuéstala allí–indicó una camilla.
–Claro.
La dejé caer suavemente sobre esta. Dios... Jen se observaba hermosa y tierna dormida ¡Kendall! ¡Quítatela de la cabeza! ¡Es tu hermanastra! Sacudí levemente mi cabeza, intentando quitar aquellos pensamientos de mi mente.

–Disculpa–habló la enfermera–necesito que me acompañes.
–Claro–respondí–¿Se quedará sola?–pregunté confundido.
–Es necesario que esté un tiempo sola.
–Oh, comprendo.

*Narra James*

Luego de que Kendall se adentrara a enfermería, sentí como una punzada me daba en el pecho, pero desconocía el por qué de ésta.

Me colé tras los casilleros y llevé mis manos a al rostro. Algo extraño sucedía conmigo desde el día anterior. Últimamente Parker no salía de mi cabeza, día y noche se mantenía en ella.

Logré visualizar a Kendall y la enfermera saliendo de enfermería, cuando ya no hubo rastro de ambos, me dirigí sigilosamente al lugar donde antes se ubicaban.
–¿Jennifer?–musité, no hubo respuesta.

Volteé mi mirada y allí estaba ella, sobre una camilla. Se observaba dulce y delicada como si de una muñeca de porcelana se tratase. Me acerqué y comencé a acariciar su cabello, nunca antes había hecho esto por ninguna chica, era la primera vez.

–¿James?–se oía indefensa.
–¿Qué ocurre?–le miré directamente a los ojos, sus hermosos globos oculares color avellanas que me hipnotizaban por completo.
–¿Qué... qué haces aquí? ¿Dónde estoy?
–Yo...–dije incómodo–Kendall solo dijo que te habías desmayado en clase.
–¿Kendall... Kendall me trajo aquí?–vi como sus mejillas comenzaban a tomar color, ¡¿pero qué diablos?!
–Sí–dije más frío que un hielo.
–¿Y dónde está ahora?
–Salió con la enfermera...–realicé una pausa–Escucha, si no quieres que esté aquí, me iré–dije algo enfadado mientras daba la media vuelta.
–No–tomó mi camisa–yo... lo lamento...–pausó–James...
–¿Hmm?
–¿Qué hacías con April ésta mañana?

No Me Asustas MaslowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora