Capítulo 23

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(Editado)

*Narra James*

–¡James! ¡Hermoso!–chilló Summer.
–¿Qué?–me volteé cabreado, ésta chica es insoportable.
–Es una fiesta–¿no, en serio?e dije sarcástico–¡vamos a bailar! ¿Sí?–suplicó colgándose de mi cuello.
–Encuentra a otro chico, no quiero bailar contigo–respondí.
–Eres un amargado–bufó cerca de mis labios, diablos. Estaba ebria.
–Estás ebria, será mejor que vuelvas a casa–dije tomando asiento en una de aquellas bancas que se encontraban en el jardín, a su lado había alcohol.
–James...–se montó sobre mí–no seas aburrido ¿qué ha ocurrido con aquel James Maslow que conocí?
–Está muerto–confesé–quítate, no quiero estar contigo–dije duro.
–Quiero sexo–susurró a mi oído y comenzó a frotarse sobre mí. Maldita sea.

Volteé mi mirada para encontrarme con algo no muy agradable, Jen tomaba de la mano a un chico, castaño y alto. No mentiré, mi cuerpo ejerció una furia incontrolable, quería golpear a ese tipo, nadie se acerca o toca a Jen, mi Jen.
Iba a aclarar algunas cuentas con él pero Summer tomó de mis mejillas y plantó un beso sobre mis labios. Asco. Eso sentía, odiaba el sabor u olor a alcohol cuando una chica lo poseía, pero por estúpido mental que soy lo seguí; perfecto James, eres un genio.
No cerré mis ojos, los mantuve abiertos y al notar que aquel guarro rodeaba con sus brazos a Jen, anhelé golpearlo.
Rápidamente me puse de píe y me dirigí a ellos.
–¡¿A dónde crees que vas?!–chilló. Diablos, como le odiaba.
–No es tu problema–contesté cortante mientras limpiaba mis labios con mi derecha.

Me concentré más en la "parejita" y noté que Jen lloraba, demonios no. ¡No! Odiaba ésto, verle derramar lágrimas por algo o alguien. El chicó la apartó unos centímetros e hizo entrega de un pañuelo a sus delicadas manos. Mierda James, hablas como un gay de primera, pensé.
–Vamos a una habitación–susurró Summer mientras rodeaba mi espalda con ambas extremidades.
–Diablos, ¡no!–exclamé furioso.
–Diré tu secreto.–sonrió triunfante–sé que la amas y nadie lo sabe porque temes que tu reputación de "chico malo" se vaya a la basura. Diré todo eso más tu maldito dersorden de alcoholismo a tu madre, si se entera seguro fallece de paro cardíaco–mierda, si que sabe controlar.
–Eres una maldita zorra–dije entre dientes–solo una puta noche, nada más, ¿entiendes? 
–Claro–respondió como si nada. Tomé de su mano y la llevé a la primera habitación que hallé.

Ocurrió lo que tenía que ocurrir, la vestimenta de cada uno fue desapareciendo, exceptuando mis pantalones obscuros y mi boxer. Ella se encontraba desnuda y yo, bueno, "calentaba el ambiente" mientras adentraba uno que otro dedo en su feminidad, pero todo acabó cuando la vi, de pie sobre la puerta con lágrimas en sus ojos rojos. Le miré atónito, ¿qué diablos hacía Jen aquí dentro?
Se veía dolida y lástimada, su maquillaje estaba corrido, pero eso no impedía que su belleza se borrase. Sin más, dió un portazo que resonó en toda la habitación. Maldición, esto es malo.
Tomé mi camisa clara y la corbata que le adornaba, las coloqué sobre mi cuerpo y con zapatos en mano, me dirigí a la puerta.
–¿Me dejarás así?–cuestionó Summer fingiendo estar ofendida.
–Sí–respondí y me dirigí abajo, busqué a Jen entre la multitud de personas que se encontraban allí–¿y Jen?–cuestioné a Kendall cuando noté que estaba a un lado mío.
–No lo sé, debe estar con George–contestó mientras bebía un vaso.
–¿George?–pregunté y le observé extrañado.
–Sí George, serás sordo–dijo con cierto tono de furia–Jay los presentó hace unas horas, tal vez están en casa o yo que sé–habló con indiferencia.
–¿No te importa?–cuestioné enfadado–Es tu hermana, imbécil.
–¡Hey, hey, hey! Nada de insultos que yo no tengo la culpa de llore por tu culpa.
–¿Mi culpa?
–¡Basta de preguntas! Me estás cabreando–gritó y se alejó de mí.

¿Mi culpa? ¿Yo era el responsable de todas las lágrimas de Jen? Jamás me lo perdonaría si fuera verdad, pero ¿porqué por mi culpa? ¿Qué diablos hice yo para que llorara?
–Se fue con George–una voz femenina me sacó de mis pensamientos. Volteé a ver de quién se trataba. Claro, April.
–Gracias.
–Descuida–sonrió.
No perdí más tiempo y me marché a su hogar.

Al llegar, bajé rápidamente del vehículo y rodeé la casa buscando alguna luz encendida.

Nada.

Escalé un costado lleno de enredaderas y di con el blanco, su recámara. Abrí cuidadosamente su ventana y sin dudar, me adentré en ésta.
Dormía como un ángel, envuelta en sábanas claras rosa palo. Su cabello color castaño resbalaba por su rostro y sus brillantes ojos claros, se encontraban sellados.

–Jen–susurré–Parker, despierta.
–¿Eh?–despertó de golpe, talló sus ojos y se me quedó observando como si acabase de ver un espíritu–¿Qué haces aquí?-cuestionó con el ceño fruncido–¡Fuera, vete ahora! ¡No te quiero en mi casa!–gritó pero no estaba para sus berrinches y tapé con delicadeza sus labios.
–Silencio–ordené–tú madre despertará–mordió mi mano y por reflejo la aparté. Diablos.
-¡¿Y qué?!–exclamó–¡A ella no le importa mi vida! A nadie le importa–susurró sus últimas palabras. Oh, claro que tu vida importa–deberías ir con Summer, a su cama tal vez–sonrió cínica–oh, alto, vienes a decirme una mentira–río irónica.
–Yo...–comencé a tartamudear, ¿qué mierda James?
–Sal de mi habitación, eres un idiota–habló ¿celosa? ¡Claro, estaba celosa! ¡Todo tiene sentido ahora!–no... no es lindo mentir. ¿Sabes?–comenzó a liberar lágrimas, no, otra vez no, maldición.
Llevó sus delicadas manos a su rostro y ocultó sus ojos bajo ellas, pero yo, sin más, la rodeé con mis brazos, nuestro primer abrazo que jamás quería que acabara.
–Lo siento, no sé por que lo hice–susurré a su oído de forma tierna, ¿James Maslow tierno? Solo por ella, ella era la causante de mis extraños sentimientos. Rodeó mi cuerpo con sus brazos.
–Porqué eres un estúpido, porqué eres uno de aquellos chicos que tienen sexo con la primera chica que encuentran, porqué eres ciego. ¿No notaste mi presencia cuando entré?–no emití palabra alguna–Oh, claro–dijo irónica mientras se alejaba de mi–estabas muy ocupado con Summer. Ahora fuera de mi habitación. No sé como entraste y tampoco me importa. Son más de las tres de la madrugada y estás aquí–frunció el ceño–¡fuera! ¡Ahora!
–No me iré de aquí–completé con seriedad.
–Llamaré a la-

No permití que acabara la frase, no quería discutir, solo quería besar sus suaves labios, sentirlos nuevamente. Y así fué. Cerró sus ojos y con ambas extremidades rodeó mi cuello, me acerqué más a ella haciendo que se recostase sobre su cama, mis hormonas estaban fuera de control. Amaba besarle, por más extraño que suene, sin ella mi vida no tendría sentido, ella me ayudó a sacar sonrisas que jamás creí que volverían.
–Jen...–susurré–te amo a ti, entiéndelo de una vez por todas–completé, pero se alejó bruscamente de mí.
–No es más que otra mentira, lo sé. No quiero salir lastimada otra vez–dijo–fuera de mi habitación o llamaré a la policía–evitó mi mirada y le observé confundido.

No Me Asustas MaslowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora