Capítulo 2

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Pov. Cristiano

Había sido un día ajetreado, desde muy temprano por la mañana había tenido que asistir a algunas entrevistas y reuniones con marcas deportivas para ser el rostro de la temporada que estaba por venir, la cantidad de solicitudes y llamadas aumentó tras el Mundial.

Y eso me mantenía ocupado.

Salí del enorme edificio en compañía a mi representante, en busca del chofer, quien ya nos estaba esperando en el parqueo del lugar. Logramos visualizar el gran auto negro después de un rato y nos subimos, él en el asiento de copiloto y yo en la parte trasera, como siempre.

Sin embargo, durante aquel proceso, sentí que mi celular vibró en mi bolsillo y no se detuvo ni siquiera porque lo ignoré las primeras dos veces. Así que saqué el aparato y vi de qué se trataba: era una llamada entrante de Pepe.

Dudé si contestarle o no, pues a veces me llama para cosas irrelevantes. Miré la pantalla durante unos segundos, hasta que le di a contestar.

—Hola —fue lo primero que dije.

Él se mantuvo en completo silencio durante un rato, hasta que se aclaró la garganta.

Lo vi —fue lo único que dijo.

No entendía nada. No sé de qué demonios habla.

— ¿Qué?

Que lo vi.

Fruncí el ceño. No sabía qué era lo que decía.

—Pepe, dónde me estés haciendo una broma te juro que...

Cristiano, lo vi. Vi a ese chico, del que me hablaste hace tiempo —me interrumpió, hablando con cierta euforia —. Lo convocaron en mi club y hoy se unió a nosotros, no sabía que era él quien venía, porque de haberlo sabido te lo hubiese dicho.

¿Qué?

¡Dios! Vi al coreano del que estás enamorado, por el que estuviste llorando como por tres meses después del Mundial —su voz sonaba molesta —. Ese que discutió contigo en la cancha, el número nueve. Lo vi hoy, está aquí en Londres.

¿Qué?

¿Acaso esto era una de las bromas de mal gusto de Pepe?

Debe ser mucha coincidencia para ser verdad. Llevaba viviendo en Londres por más de tres meses y nada así había sucedido hasta ahora, es surreal. Muy difícil de creerle, más aún a Pepe.

—Pepe, sabes que es un tema que no me gusta tocar porque me sigue afectando, no me parece bien que empieces a hacer bromas de eso cuando ni siquiera lo he superado, ¿Acaso no entiendes que...

¡Carajo, Cristiano! No seas estúpido, te estoy diciendo la verdad, ¿Por qué mentiría con algo así después de haberte visto sufrir tanto? —volvió a interrumpirme, esta vez su voz se escuchó mucho más alta, me estaba gritando a través del teléfono —. Lo vi hoy, llegó al club, va a jugar en el mismo equipo que yo, ¿Entiendes? No sé desde cuándo está aquí, pero estoy cien porciento seguro de que es él, su nombre es Cho Guesung, ¿Verdad?

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