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Merlina: *la penetra*

Enid: ah~

Merlina: *la saca*

Enid : ah~

Merlina: *la penetra*

Enid: ah~

Merlina: *se viene*

Enid: *se viene*

Enid y Merlina: *beso*

¿Se imaginan que nada más hubiera sido eso?

JAJJAJA

[…..]

-Merlina... Espera.

Las palabras de la neoyorquina se mezclan entre el mar de sus jadeos, causados por una boca traviesa jugando con la piel de su cuello a su antojo.

Besando, mordiendo, lamiendo, simplemente adueñándose de cada centímetro de su piel.

Con Merlina entre las piernas de una acostada Enid en una pequeña cama, perteneciente al cuarto de Merlina, otorgado por Tyler cuando compró el terreno.

La azabache disfrutaba de que cada estocada que daba al centro de la neoyorquina, aún sobre la ropa, Enid  toma lo pelinegros rizos ajenos atrayéndola más a su cuello.

Merlina se separa a duras penas observando la obra de arte agitada que era Enid, labios rojizos entre abiertos, cabello rubio despeinado, la ropa totalmente arrugada, Merlina siempre ha odiado cuando la gente no se plancha la ropa, así que mejor se la quitaría para no enfadarse.

Toma el dobladillo de la blusa con intenciones de levantarla, pero Enid baja los brazos apenada, cubriéndose el pecho.

-No tengas vergüenza. -Merlina le acaricia la mejilla, el primer y más tierno acto de afecto que ha tenido con ella. Eso es suficiente para bajar sus defensas.

Tímidamente Enid baja los brazos, Merlina le saca por completo la playera, yendo a atacar sus pechos rápidamente. Moldeándolos a su antojo, un pequeño gemido se le escapa de los labios a Enid, cuando aplasta ligeramente su seno izquierdo, sobre el sostén.

-¿Puedo sacarlo? -Pregunta Merlina mirándola fijamente a los ojos, Enid asiente.

El sostén negro sale volando sin dirección alguna, la azabache no le da tiempo a Enid de avergonzarse por su desnudes, cuando ataca sus pezones, cubriendo toda la extensión marrón con su boca, succionado como un recién nacido.

Tres gemidos consecutivos salen de la neoyorquina, seguidos de más cuándo su otro pecho es atendido por la experta mano de Merlina, que la pellizca sin compasión. No tiene problema alguno, su mayor secreto es el gusto por el trato rudo en la intimidad.

-Merlina, Merlina, ¡Merlina! —Gime cuándo en una estocada certera, Merlina golpea su erecto miembro directo en su centro.
Su ropa interior era un completo desastre húmedo, hasta su pantalón se encontraba ya mojado, no solo de su misma esencia, también del líquido preseminal de Merlina, que le generó una mancha grisácea en el pantalón a la azabache. 

Separándose de su pecho, Merlina ahora remueve los pantalones de Enid junto su ropa interior, apoyada sobre sus talones, Merlina no puede creer lo que ve.

-Eres... Simplemente hermosa. - Murmura Merlina tocando la piel sensible de los muslos de Enid.

-Deja de mirarme así. —Enid cierra las piernas de golpe, ocultando su intimidad. -Me da vergüenza.

-No tienes porqué avergonzarte.- Delicadamente Merlina vuelve a abrirle las piernas acercándose más.- Si te miro demasiado, es porque me encanta lo que veo.

Marihuano|| AU adaptación Wenclair Donde viven las historias. Descúbrelo ahora