Días habían pasado antes de que Manuel se decidiera a actuar. Siempre estaba luchando contra su magia, se esforzaba por ocultarla, negarla, pero a esta parecía no importarle y de tanto en tanto acababa manifestándose de maneras misteriosas. Esta vez había sido mediante una visión, ya las había tenido antes, pero estas solían mostrarle hechos pequeños; que si en la próxima luna llena iba a llover, que si un grupo de caballeros iban a atravesar el bosque cerca de donde vivía, nunca eran sobre algo grande o muy importante. Pero claro, a su magia no le importaba lo que él esperaba y, haciendo lo que quería como siempre, le mostró algo que definitivamente era importante.
La llegada de los conquistadores de afuera, de distintas partes desde el gran continente, dejando caos a su paso. Vio los pueblos quemarse, a las familias separarse, a los bosques desaparecer y los reinos caer. Pero entre el caos también vio una luz de esperanza, un rey que se alzaría sobre todo para liberar a los reinos y llevarlos a todos a épocas de prosperidad, un rey ideal tanto en la guerra como en la paz, Arthur Kirkland, el legítimo gobernador de Bretaña. Rodeado de fieles y habilidosos compañeros lo vio salir victorioso en batalla contra los invasores, vio los reinos resurgir, los pueblos reconstruirse y las familias reunirse, todo parecía tan idílico, pero claro, debía llegar a un final. El rey fue cruelmente traicionado por sus compañeros y su vida fue tomada por la mano de alguien en quien alguna vez confió. El sueño acababa con el final de Arthur, Manuel se despertó con la imagen de la vida desvaneciéndose de los ojos del rey en la retina.
Al principio creyó que había sido un sueño, pero la sensación de su cuerpo y lo vívido de las imágenes le decía que no era solo eso, tenía que ser una visión, aunque quisiera negarlo. Y lo que vio era algo de suma importancia, por eso estuvo tanto tiempo pensando en cómo proceder con la información que tenía antes de tomar la decisión de intervenir. No era una decisión fácil de tomar para él porque implicaba embarcarse a una vida que había dejado atrás desde muy corta edad, implicaba tal vez romper algunas promesas, pero no podía ser egoísta, así no le había enseñado su madre, si sabía lo que iba a pasar era su deber proteger ese buen futuro que vio, debía vigilar a Arthur Kirkland.
Afortunadamente conocía ese nombre, lo había escuchado de algunos viajeros que cruzaban cerca de su casa, era el único heredero al trono de Camelot. Camelot colindaba con el bosque en que vivía así que el viaje no sería largo, llevaba más de diez años viviendo en ese bosque y lo conocía como la palma de su mano, había pasado la mayor parte de su vida recorriéndolo después de todo. Llegaría bien y sin perderse en dos, tal vez tres días, así que partió el mismo día en que tomó la decisión sin querer perder más tiempo, o quizás fue por miedo a echarse atrás si lo retrasaba.
El camino al reino fue rápido y sin incidentes, en los días que viajó tuvo tiempo de sobra para armar su plan de acción: entraría a la ciudad buscando trabajo, de preferencia en el palacio para poder vigilar de cerca los andares del príncipe, y estaría atento en todo momento para poder intervenir cuando fuera necesario, estar al centro de la acción no era muy prudente en su opinión. Era un plan simple, pero claro, era consciente de que podían surgir inconvenientes en el camino. Sobre qué trabajo podría hacer, el de sirviente no le molestaba, era más que eficiente en las labores del hogar ya que vivía solo, aunque su falta de experiencia en interacción otras personas, ni se diga de la realeza, podía ser un obstáculo; sabía cómo ser respetuoso, pero de protocolos no tenía mucha idea. Otra opción podría ser como herbolario o ayudante de herbolario, incluso disfrutaría ese trabajo, tantos años viviendo en la naturaleza no habían sido en vano, conocía los usos y propiedades de cada planta en el bosque, y era un bosque bastante grande. Sí, herbolario sería un trabajo ideal.
En la mañana del tercer día llegó al borde del bosque. Era el último paso, una parte de Manuel quería retractarse y volver a su casa, pero se convenció a si mismo de hacerlo, de que no sería mejor que su padre si se echaba atrás cuando tenía el conocimiento del futuro y de cómo evitar muchos males.
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King Arthur
FanfictionManuel un día tiene una visión sobre el futuro rey de Camelot y decide ir para conocerlo, el principe Arthur es amable, caballeroso y un buen lider, sin embargo los ojos de Manuel siguen desviandose hacia Martín, el protegido del actual rey. Un argc...